Amenazas; lecciones políticas que no se aprenden
Prosa aprisa
Amenazas; lecciones políticas que no se aprenden
Arturo Reyes Isidoro
El lunes, en un desayuno, coincidí en un restaurante de Xalapa con un
funcionario de un ayuntamiento de Morena del norte del estado. Viejo
conocido mío, con muchos años de participación en la vida pública y política,
fue inevitable que me tocara el tema de moda para hombres públicos como él:
el político.
Cuando le pedí que me pintara un trazo general del panorama prelectoral en
esa zona sobre el próximo relevo de la gubernatura, no dudó en comentarme,
en forma inmediata, que quien tiene mucha presencia de Papantla “para arriba”
es el delegado federal de Bienestar Manuel Huerta.
El naolinqueño es de quienes, sabiéndose que sí tiene aspiración de relevar a
Cuitláhuac García Jiménez, hasta ahora no se ha abierto y no ha dicho que tiene
la intención de participar. Mi interlocutor me decía que si lo hiciera y se pusiera
a trabajar en la base electoral podría fortalecerse.
Pero entonces me dijo que cree que dentro de Morena mismo los opositores a
Rocío Nahle, la candidata del palacio de gobierno, entre ellos Sergio Gutiérrez
Luna y el mismo Manuel Huerta, no la van a tener fácil “porque nos tienen bien
amenazados para que apoyemos a Nahle”.
Me comentó que están advertidos que si se enteran en Xalapa que están
simpatizando, trabajando para otro aspirante, reuniéndose con él, no solo serán
echados del gobierno sino que sufrirán las consecuencias.
No quiso ocultarme que incluso recibió la invitación del equipo político de un
aspirante presidencial de Morena para trabajar los fines de semana un distrito
en el estado, pero que el alcalde para el que trabaja le recordó la amenaza que
pesa sobre ellos y le dijo que la instrucción es que apoyen solo a Claudia
Sheinbaum. “Si te metes y se enteran, no voy a poder meter las manos por ti”,
me comentó que le advirtió.
Ahora, igual que como en el PRI y en el PAN
Creo que no me dijo nada como para sorprenderse, porque no sería la primera
vez que esto esté sucediendo. Lo mismo ocurrió con los gobiernos del PRI y del
PAN, lo que nos dejó como enseñanza que eso es lo peor que un grupo político
en el gobierno puede hacer en su intención de impulsar y ayudar a sus
candidatos.
Creo que los veracruzanos tienen todavía fresco la última vez que un gobierno
apretó tuercas, presionó, amagó, amenazó, tomó represalias, hizo cuanto pudo
con rudeza para tratar de asegurar su permanencia en el poder, y cayó pese a
todo: el de Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, cuando trató de heredar el
poder a su hijo del mismo nombre.
Pero los políticos, y los aspirantes a serlo, menos, no aprenden en cabeza ajena.
Los políticos, el pueblo, aguantan, pero tienen un límite: cuando la soga que
tienen en el cuello ya está demasiado apretada y casi les corta la respiración,
entonces estallan y se rebelan y se liberan. De siempre, por muchos gobiernos
indeseables que ha tenido, se ha dicho que el veracruzano es un pueblo muy
aguantador. Vaya que si lo ha sido. Hasta que lo han cansado.
Los viejos políticos recuerdan otro caso del mismo Yunes Linares, cuando
siendo dirigente estatal del PRI y entonces no había una oposición fuerte, puso
e impuso a candidatos incondicionales con los que pretendía ganar todas las
alcaldías o la mayoría de ellas y dar muestras de control y fuerza política que lo
catapultaran a la gubernatura en sustitución de su jefe el gobernador Patricio
Chirinos.
La derrota que sufrió fue histórica. Los mismos priistas se rebelaron y votaron
en contra de los candidatos impuestos y llevaron al triunfo a los de la oposición
o a los que, marginados por su propio partido, habían renunciado al PRI para
contender por otras siglas (en un acto de mucha vergüenza política y
profesional Miguel Ángel renunció al cargo al día siguiente del revés).
Fidel Herrera optó por diálogo, convencimiento y entendimiento
En mi experiencia, que recuerde, el que optó por el camino contrario, el del
diálogo, del convencimiento, del entendimiento, incluso del soborno, pero no
de la fuerza, nunca de la amenaza ni de la represión, salvo en uno que otro caso
cuando fue necesario, fue Fidel Herrera Beltrán, quien no creó súbditos,
vasallos políticos, sino aliados.
Aún recuerdo las maratónicas reuniones de trabajo con todos los presidentes
municipales de todo el estado, de todos los partidos políticos, sin excepción, en
el Salón Yanga de la Casa de Gobierno, que él presidía siempre, con los
diputados de los respectivos distritos, en los que escuchaba uno a uno, así fuera
del municipio más pequeño y relativamente de menor importancia, tomaba
nota, y sobre la marcha iba ordenando que les concedieran lo que le pedían,
incluso hubo alguno que alguna vez le pidió unos burros para carga, y se los
autorizó.
Siempre salían contentos incluso agradecidos con él, de tal forma que cuando
les pedía un favor, como apoyar a un candidato, aunque no fuera de su partido,
lo hacían con gusto. Porque, además, nunca intentó desaparecer ni
empequeñecer a la oposición, y a los alcaldes que no eran del PRI tampoco les
pidió que renunciaran a sus siglas y colores. Pero los tenía siempre de su lado.
El cuitlahuismo regresó a nocivas prácticas
Los actuales, con Eric Cisneros Burgos y la fiscal Verónica Hernández Giadáns
en el papel de verdugos, regresaron a viejas y nocivas prácticas, tienen en la
cárcel a muchos enemigos políticos y, como me lo testimonió el lunes el
funcionario municipal viejo conocido mío, ahora recurren a la amenaza para
tratar de hacer candidatas a Rocío Nahle y a Claudia Sheinbaum. La historia
puede repetirse: los sometidos pueden rebelarse y darles una dura lección, que
no olvidarían jamás, derrotándolos en su intención y en sus aspiraciones. Es
muy sabio el dicho que dice que a la fuerza ni los zapatos entran.
Casi puedo asegurar, por información que tengo, pero cuyos detalles no puedo
revelar por ahora, que en el futuro mediato en bloque alcaldes ahora sometidos
le darán la espalda al cuitlahuismo y no apoyarán a sus candidatos. Ya tienen
decidido por quién. Desean quitarse el pie que tienen encima de sus cuellos.
La sorpresa para los de acá puede empezar cuando vean derrumbarse a su
candidata presidencial, quien estaría consciente de que la posibilidad de que no
llegue es muy real e incluso también tendría decidido a quién sumarse, y no
sería precisamente a Marcelo Ebrard.
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