A LOS RESTOS MORTALES DE MI PADRE, EL DOLOR DIFERENTE AL SEPULTAR Y COMO SE CIMBRA TU ALMA AL EXHUMAR.

 

  

POR   NINA

Hace unos días, fui a un evento que está teniendo repercusiones en mi vida; y es que estuve presente en la exhumación de los restos de mi padre, después de varias décadas en que estuvieron resguardados en el cementerio.

No es lo mismo sepultarlos  inmediatamente despues de fallecidos  pero verlos todavía con su piel, poder besarlos y aunque su cuerpo ya esté frio, su rostro estará al alcance de nuestro cariño, poder darle un beso, acariciarles, en fin.

A nadie le deseo esto, de repente vi el cráneo, las cuencas vacías ya no albergaban esos maravillosos ojos zarcos que cambiaban de color de acuerdo a la ropa que vestía.

El sonido de la pala sacando tierra, después al llegar a la loza el pico y la pala, era regresar en el tiempo...sentir el eco del ayer, romper la loza hasta llegar al féretro, romper el vidrio sobre lo que había sido la parte superior de sus restos, es decir la cabeza, los huesos amarillentos, no quedaba aparentemente nada de él, pero quedaban los recuerdos, solo una personalidad  fría, sin  sentimientos podría soportar algo así... hice un ejercicio mental, pensé en los colectivos que buscan y muchas veces no encuentran o encuentran  pequeños restos de sus seres queridos, los de mi padre ahí estuvieron, recordé entonces como las autoridades de un lugar de México, le habían entregado los restos de su hijo a una madre que estaba sola, a su lado una bolsa negra; de esa forma pude paliar un poco mi  dolor.

Los recuerdos se me vinieron encima, cuando juntos leíamos el Diario, o escuchábamos la Hora Nacional,   música clásica  y  en la radio de onda corta las transmisiones de otros países. ¿ Papá, cuando  cumpla quince años, quiero bailar el Conciertto Número 1 de Tchaikovsky  se podrá? lejos quedaban aún los festejos de quinceañera, las hojas de los árboles entonaron un murmullo que solo mi alma pudo escuchar,

Súbitamente me vi niña, colocando el árbol de Navidad, el Nacimiento, arrojando luces de Bengala, y a él, a mi padre levántandome para poner la estrella en la parte más alta del pino.

Después...la tregua del día domingo, dónde se nos permitía comprar una revista, no recuerdo haber tenido un historieta preferida, puesto que me gustaba leer, como uno de  mis pasatiempos favoritos, entre semana le esperaba pacientemente con mi gata pibi y mi perro negro, en la puerta de la casa  y cuando lo veía caminar cansado despues de una larga jornada, corría a recibirlo y era en esos momentos el Rey de mi Palacio, por la noches antes de dormirme me contaba una historia, un cuento, hasta que el sueño me vencía, pero con la amorosa presencia de mi papá.

Luego en vacaciones, la visita a los Museos, sus charlas, su historia personal, su vida de niño; cariñoso a más no poder con nosotros sus hijos y con mi mamá, forjaron un matrimonio felíz, de esos que solo se dan poco en la vida.

Hasta mis rebeldías y mis travesuras, los sufrimientos que le hice pasar, todo recayó sobre mi alma, como un peso que sentía no podía soportar, un amigo sacerdote me dijo que tenía que ver todo esto a la luz de la fe, le pedí a los albañiles permiso para rezar un poco y justo en ese momento sentí que mi vida se iba, me costó mucho esfuerzo retomar el control, parecer fría, lo logré al fin, pero desde ese día mi existencia cambió, pude saborear en el alma el ajenjo de la muerte, saber que solo estamos de paso, que una exhumación no solo es sacar huesos viejos, es el reencuentro con  tu vida, de quien te engendró, de quien te amó desde pequeño, los restos de mi padre, son el principio de un nuevo enfoque, me consolé yo misma con las palabras de Jesús, " YO SOY LA VERDAD Y LA VIDA, QUIEN CREE EN MI AUNQUE HAYA MUERTO VIVIRÁ" .

https://youtu.be/dF3QO601laU

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