BAJO EL SIGNO DE BATMAN... BIOTERRORISMO

BAJO EL SIGNO DE BATMAN... BIOTERRORISMO 
Por Víctor M. Estupiñán Munguía* 
“Debo ser una criatura nocturna, oscura e impactante.” Batman. La metáfora
cultural es un recurso interesante para ponerla en práctica en el seguimiento
y lógica de hechos como el coronavirus. Junto con el arquetipo del héroe que
es una presencia de todos los tiempos, de todas las civilizaciones antiguas y
naciones modernas. Los encontramos en la Biblia y, en otros libros antiguos.
Son una especie de semidioses con diversidad de poderes. Los héroes
son parte del código cultural, es decir, de la semiósfera de una nación o
país. Los comic y sus superhéroes representan y proyectan la filosofía o
esencia de su matriz económica.  Filosofía que se materializa al tran-
sustancia-lizarse en la vida real, en sus misiones a veces encubiertas.
Puesto que todo significa, nada es neutral.  En ellos (narrativas de superhéroes),
encontramos simbolizados y actuados estructuralmente como “Metáforas del
Imperio”, construidas con el imaginario y la realidad, los problemas  por los que
atraviesa el neoliberalismo.
Así mismo las posibles acciones y soluciones que tomarían
ante una amenaza a “la paz” del imperio. Semidioses que se
encuentran en el ADN cultural.
Son parte de su constitución simbólica.
Respondiendo al imaginario de identidad donde se circunscriben.
Operando como categorías culturales de una ideología de un bloque
histórico. Son presencias reformuladores y de reproducción de valores,
acciones y prototipos. Es decir, contienen una filosofía afín al modelo político,
económico y social al cual se deben. Es política por otros medios.
Como dijo Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”.
Política simbólica-arquetípica.
La ideología como industria cultural de un bloque histórico
y, su correspondiente holografismo centrípeto, 
nos proporciona dirección constructivista,
que requiere desmontar en sus principales fundamentos.
La interpretación de los metamensajes o, lecturas semióticas
nos ayudan a interpretar un problema mundial como el coronavirus.
Sabemos que se puede ensayar desde la perspectiva económica, política,
social, científica, ecológica y, simbólica-cultural entre más.
Hay un superhéroe para cada problema. Por ello, es bajo “el signo de Batman”
donde detectamos la lógica genética del coronavirus.
Esta pandemia tiene su origen entre el año del cerdo y,
del año de la rata Chinos. Dos animales sagrados dentro
de la cultura China. Sin embargo, se sospecha y se le imputa
que fue “Batman” y sus interese imperialistas, el que derrumbó
la paz anuales entre el cerdo y la rata.
Este animal representa prosperidad material;
en el ciclo zodiacal de 12 años, es el primero y,
se asocia con inteligencia, astucia, riqueza,
guerra, lo oculto y las atrocidades entre más.
¿Quién más podría atreverse a la rata?, sino Batman
(“El Caballero de la Noche”; “El Caballero Oscuro”.
“El Hombre Murciélago”, ya que cuenta con un intelecto de genio,
es gran estratega, sigiloso, siniestro, maniobrista como los murciélagos,
contando con súper tecnologías, riqueza incalculable, entre otras “cualidades”. 
No perdamos de vista que en los detalles se esconde el diablo
y, ante la vista Dios. El propio Hombre de Acero se quita el sombrero
ante él: “Superman describe al hombre murciélago como
«el hombre más peligroso en la Tierra», que es capaz de vencer
solo a un equipo de alienígenas superpoderosos para rescatar
a sus compañeros aprisionados.139”​ Además,
es catalogado como un maestro del disfraz así como
de la prestidigitación, debido a que en ciertas ocasiones
suele reunir información confidencial…”  El complot y shock
del murciélago chino y, su coronavirus en pleno año
de la rata, fue un golpe duro contra las subjetividades
mundiales que se tenían sobre ese país y, que habían
concebido como el gran líder que estaba a punto de dictar
las bases suficientes para una nueva geopolítica mundial,
un nuevo reacomodo u “orden”. El golpe también contempló
toda la estructura cultural y mítica China. En occidente, 
“rata” es alguien que roba, que sustrae, que hurga clandestinamente,
pero también alguien inmundo, el que le gusta la basura, los microbios,
los desechos, las alcantarillas, el excremento. Semejantemente al cerdo
(sin embargo, se consume, sin dejar de ser puerco e, inmundo).
Las primeras investigaciones han señalado como culpable a los murciélagos
y, que estos hayan pasado a otros animales como ratas, cerdos, perros, gatos,
serpientes, entre muchos más. Mismos que se vendían en el mercado de Wuhan.
Pero también se sospecha que fueron previamente “sembrados” o, infectados
a propósito. La sospecha razonada del “Complot Bátmico” es de todos
conocidos: la guerra entablada de EEUU, mediante el alza a los aranceles
contra China antes del detonante de coronavirus. Sin embargo, en esa
misión al descubierto, el personaje a cargo recayó simbólicamente en
“El Hombre de Acero”. Su enfrentamiento directo contra China y
su gran muralla económica fue un rotundo fracaso.
Al igual que su misión  contra Venezuela y, anteriormente
contra Corea del Norte. En cambio, tuvo que intervenir como
identidad secreta de “Clark Kent” (CIA), en Bolivia, Chile, Ecuador,
Brasil, entre otros, mediante la judicialización de procesos contra
los líderes progresistas de esos países. No pudiendo penetrar contra
la gran muralla China. Por lo que se tuvo que recurrir al capital
“Batman”, siniestro y oscuro. La devaluación no tardó
puesto que se sostiene por parte de Pierre Bourdieu que la cocina
-el gusto- es parte fundamental de una nación, ya que contiene lo que
ha sido, es y será. La conciencia pública occidental inmediatamente
empezó a reprobar a China y su cocina, a partir de que circularon
videos de mercados de animales y, de puestos donde se
preparaban los platillos de toda clase de animales.
Incluso, se exponía como se los comían crudos y estando vivos,
incluyendo murciélagos, ratas y ratones entre más.
El gran golpe ideológico contra la economía y cultura China
se había dado mediante la exhibición en red de “la sopa de murciélago”
(que por cierto no correspondía a dicha nación). “Batman” había
dado un golpe psicológico masivo.
Los habitantes del mundo empezaron a rechazar todo lo
que implicara a China. Lo insalubre de la imagen pasó
a formar parte de la guerra contra la economía de
ese país y, de todos sus productos “infestados” e, “insalubres”.
Lo repugnante se cosechó como reacción lógica. En occidente
“La sopa de murciélago” se concibe como receta de brujas,
algo diabólico. Se asocia con lo muerto, la noche, el misterio,
los panteones, lo lúgubre. Este es el capital semántico ideológico.
Se tenía que golpear, ya que su liderazgo aumentaba cada día más
a velocidades exageradas.  Ante la cultura tradicional de occidente,
dichas imágenes configuraron y recordaron un pasado que se creía olvidado
. De nueva cuenta se presentó al mundo entero lo “exótico” de un país extraño,
el cual seguía devorando toda clase de animales como se hacía miles de años
o, en el tiempo del paleolítico. La puesta en escena devaluaba a la propia
“Edad de Piedra”, la barbarie en su más pura expresión estaba en China.
Al tiempo que “desmentía” del gran avance de un país que se manejaba
como el líder mundial de la “biopolítica digital”. Lo más inmundo pegó de frente
contra lo digital extremo que estaba por catapultar a dicho país oriental.
El shock ideológico entre la cultura cavernaria y, la cultura del 5 G,
se debía de desvanecer en el aire.
Era necesario  que el mundo creyera
que todo lo que se decía de China era sólo juegos pirotécnicos.
Sólo ilusiones,  engaños de colores y luces propios de un país que había
inventado la pólvora. Además, se estimuló el racismo entre occidente y oriente.
La devaluación ideológica era eminente y necesaria en contra de un país
que había anunciado con bombo y platillo la “Cuarta Revolución”; de allí 
que decidieron darnos por los ojos “La sopa de murciélago”,
previa a las consecuencias de la pandemia. La viralización mediática
corrió paralelamente al nuevo coronavirus.
De forma inmediata los medios de comunicación occidentales
junto con Donald Trump, sin esperarse a investigar más sobre él;
se lo “etiquetaron” a China  recurriendo al lugar de Wuhan.
De esta forma le asociaron astutamente como irresponsable e,
inepta ante el mundo entero. Después, cuando los EEUU
ya habían dado el golpe ideológico llamándolo “El virus chino”;
llegó el nombre de COVID-19, por parte de OMS.
La hiper-infección ideológica ya se había documentado
y expuesto al mundo.
El respaldo para legitimar una pandemia futura había
encontrado sus fundamentos en plena calle de China.
Era una verdad pública y, estas no requieren pruebas.
El murciélago se asocia inmediatamente con el vampiro,
el cual es un animal que se alimenta de sangre, succiona
hasta debilitar a sus víctimas. Además, se sostiene que
“uno es lo que come” y, si los chinos comen murciélagos crudos,
son como ellos. Es decir, parásitos y, por traslación y asociación,
también la economía.
Así lo había venido diciendo el Presidente
Donald Trump de la economía China.
La metáfora es perfecta como método de
“contaminación psicológica”,
para socializarla como parte de la cultura del rechazo y repugnancia.
Todo parece indicar que el estancamiento del neoliberalismo
y la guerra a toda costa por hacer rentable el capital del imperio;
así como la lucha por definir el nuevo orden mundial y dejar constituida
la nueva geopolítica, ha involucrado a un superhéroe de la oscuridad y,
mediante un golpe de bioterrorismo. ¿Fue Batman el que inoculó al murciélago?
¿A quién le convenía más hacerlo?
Usted tiene la última palabra…Posdata:
Hace unos días vimos como el imperio se
ha atrevido a sacar a Superman
(recordemos que hay un superhéroe para cada situación), 
a Europa, en sus 35 mil soldados desplazados.
Lo primero que hará es tomarle el pulso a Rusia y China.
También en esta lógica del imperio, ha ofrecido una recompensa
por Maduro, acusándolo de narcoterrorista. 
_ 
*Víctor M. Estupiñán Munguía: Artesano de la palabra,
escultor de ideas, danzante de emociones, arquitecto de sentimientos,
pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo,
pintor de sueños por terapia humanista,
especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia
Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas
que lleguen al corazón, chingólogo y sonorólogo, amigo del “Río Sonora”,
polemista dialéctico, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo
bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.-
Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)-
Sonora “Por la paz del mundo” victor-79@live.com.mx





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