EL VOTO ES SECRETO
Cuento Por Leonardo Zaleta
Ese domingo amaneció medio nublado, presagiaba un partido de fútbol en el televisor, cervezas sudando hielo custodiadas por abundantes botanas en la mesita y elecciones para presidente municipal.
Después de la comida la señora le preguntó ¿No vas a ir a votar? y casi adivinó la respuesta. El marido no le hizo caso.
Más tarde volvió a la carga: "A las cinco cierran la casilla. Ándale, ve a cumplir como ciudadano". Pero el marido encorajinado porque su equipo había perdido, solo refunfuñó.
Ante una nueva insistencia, casi por no alegar tomó su sombrero y se fue a votar. La casilla estaba más desolada y triste que un velorio sin muerto.
Presentó su credencial, revisaron la lista y simplemente le informaron: "Usted ya votó".
Asombrado les explicó que había un error. Aquí aparece que usted ya votó, le insistieron. Alegó hasta que lo amenazaron con desalojarlo con la policía por impertinente y alterar el orden público. Se retiró, pero apenas había dado los primeros pasos, volvió con una súplica para apaciguar su curiosidad.
Por favor, ¿Me podrían decir por quién voté? El encargado le contestó con toda propiedad: ¡ Eso no se va a poder... porque EL VOTO ES SECRETO!
Ese domingo amaneció medio nublado, presagiaba un partido de fútbol en el televisor, cervezas sudando hielo custodiadas por abundantes botanas en la mesita y elecciones para presidente municipal.
Después de la comida la señora le preguntó ¿No vas a ir a votar? y casi adivinó la respuesta. El marido no le hizo caso.
Más tarde volvió a la carga: "A las cinco cierran la casilla. Ándale, ve a cumplir como ciudadano". Pero el marido encorajinado porque su equipo había perdido, solo refunfuñó.
Ante una nueva insistencia, casi por no alegar tomó su sombrero y se fue a votar. La casilla estaba más desolada y triste que un velorio sin muerto.
Presentó su credencial, revisaron la lista y simplemente le informaron: "Usted ya votó".
Asombrado les explicó que había un error. Aquí aparece que usted ya votó, le insistieron. Alegó hasta que lo amenazaron con desalojarlo con la policía por impertinente y alterar el orden público. Se retiró, pero apenas había dado los primeros pasos, volvió con una súplica para apaciguar su curiosidad.
Por favor, ¿Me podrían decir por quién voté? El encargado le contestó con toda propiedad: ¡ Eso no se va a poder... porque EL VOTO ES SECRETO!
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