DISCURSO DE LUIS CASTRO OBREGÓN

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Intervención del presidente nacional de Nueva Alianza, Luis Castro Obregón, durante el acto de celebración de los 20 años de actividad internacional del Instituto Federal Electoral celebrado en La Fortaleza de Emilio "El Indio" Fernández, Coyoacán, Distrito Federal.

México, D.F. a 25 de abril 

Nueva Alianza reconoce dos décadas de presencia internacional del Instituto Federal Electoral. Veinte años en los que el mundo cambió de rostro, en los que la sociedad internacional fue sacudida —no siempre para bien— por múltiples procesos pero en los que, en definitiva, ganó terreno la democracia.

Con la creación del IFE y la legislación electoral, se sintetizaron décadas de lucha política, se resolvieron cúmulos de agravios producidos por un régimen autoritario, y se consolidaron las aspiraciones y exigencias democráticas de la sociedad y sus organizaciones.

El IFE ha abonado, con su experiencia y recursos, al cultivo de instituciones y prácticas democráticas en el mundo. Su presencia en 64 misiones de asistencia técnica, en 32 países; y en 90 misiones de observación electoral, en 24 países; nos permiten afirmar que proyecta en el mundo la imagen de un México de instituciones y leyes sólidas y confiables, a un tiempo que promueve la cultura de respeto a los procesos democráticos.

Con su actividad internacional el IFE  ha sido un activo para la diplomacia de los votos y de las instituciones democráticas.


Hoy, el Instituto vive una coyuntura paradójica: por un lado, es reconocido dentro y fuera del país por su fortaleza institucional. Pero, por otro, vive bajo el asedio no de la crítica y el escrutinio comunes a la normalidad democrática, sino de señalamientos permanentes que, en el fondo, parecen interesados en cuestionar su autonomía y su carácter ciudadano.

No se puede culpar ni responsabilizar al IFE por los errores, los abusos y las malas artes de los partidos políticos y los grupos de presión. Menos aún si observamos que el IFE no es el único órgano autónomo bajo asedio.

Ya hemos vivido los mexicanos la etapa de idealización de la democracia de los noventa, y la etapa de democracia ineficaz de la última década.

Hoy parece que vivimos una nueva fase que empieza a caracterizarse como una democracia pretendidamente uniforme y sin oposiciones, en la que prevalecen los pactos y las coaliciones entre adversarios, a veces las más descabelladas de las coaliciones, en donde lo que importa es ganar el poder a toda costa.

Un momento en donde la oposición que los partidos debemos dirigir al gobierno en turno, para cumplir de esa manera nuestro papel de representación y de oposición políticas, más bien parece que la dirigimos hacia los organismos autónomos y las organizaciones de la sociedad.

De ahí que sea común que los partidos ejercen mayor presión y críticas hacia el IFE, por paradójico que parezca, que hacia los otros partidos o hacia los gobiernos emanados de partidos antagónicos.

¿Puede haber uniformidad en la democracia? ¿Puede haber democracia sin oposición? ¿Es este el remedio o la solución a los años de democracia ineficaz?

La democracia, por más lugar común que parezca, requiere de competencia entre opciones políticas diferentes, requiere de gobiernos legal y legítimamente constituidos, así como de partidos que ejerzan su función crítica.

La uniformidad y la renuncia a ejercer la oposición van en contra sentido de la democracia, porque dejan a amplias franjas sociales, a la sociedad plural, sin representación política…y quizá también sin esperanza.

Y en el peor de los casos, cuando los grupos sociales ya no se sientan representados por partido alguno, porque venció la uniformidad, esos grupos sociales buscarán cauces para expresar sus posiciones, defender sus derechos y exigir políticas y políticos que efectivamente les representen.

La uniformidad de la democracia y la democracia sin oposición es una puerta de salida falsa para solucionar el deficit que dejaron los gobiernos ineficaces.

En esta nueva etapa, queda al IFE sostener el impulso de una cultura democrática y ciudadana…Queda garantizar que por encima de coaliciones partidistas y de los pactos políticos, estén siempre el voto libre de los ciudadanos y el ejercicio de pleno de las libertades políticas…Queda la responsabilidad de defender la democracia para que siga siendo objeto y derecho de los ciudadanos y no se convierta nunca en coto de los acuerdos entre partidos.

Como dijo alguna vez Willy Brandt, cuando la democracia presenta problemas, los políticos debemos atrevernos a más democracia. Por eso invito a mis colegas presidentes de partidos políticos, que al abordar la reforma política, encontremos la solución a los problemas de la democracia mexicana, ampliando las libertades y atreviéndonos a más democracia.

Por ahora, felicitemos al IFE por estas dos décadas que han permitido ubicar a México como referente en materia electoral entre las naciones, por esta diplomacia a favor de la democracia.

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