EL PAPA JESUITA Y 10 COSAS QUE DEBES SABER DE LOS JESUITAS
Eduardo R. Martínez
Antigüo Noviciado jesuita de St. Andrew en Hudson, NY, 1941 ¿Un jesuita hablando por celular a la extrema izquierda y otro texteando? Jesuitas: siempre sospeché de ellos y de sus viajes en el tiempo. (Credit pic: Padre James "Jim" Martin SJ)
Mad Economy (ME) no puede dejar de explicar el “fenómeno jesuita” desatado por la elección de un Papa jesuita (además de argentino), porque está Orden religiosa no sólo fue un elemento clave en la historia económica moderna, sino porque su exitosa estructura organizacional -que lleva casi 5 siglos-, puede ser la envidia de cualquier corporación o multinacional actual.
(Además, los jesuitas manejan [indirectamente] a la Universidad del Pacífico que tiene la mejor escuela de economía local. Así que si eres estudiante de economía de esta casa de estudios, aprende bien lo que dice esta entrada porque por ahí le metes un buen “floro” a un cura de la universidad y te sube la nota).
Veamos:
1. Fue fundada por un noble vasco, ex soldado y caballero: Iñigo de Loyola, conocido más tarde como San Ignacio de Loyola (1491-1556); por eso tienen una estructura militar y llaman al superior de la orden “General” y a la orden “Compañía” pero en sentido castrense, no empresarial, aunque años después este nombre les caería a pelo desde la perspectiva corporativa. San Ignacio, conocido –como se dijo antes-, por Iñigo de Loyola, prefirió cambiar su nombre de pila y “españolizarlo” a Ignacio. Iñigo o Iñaki es un nombre vasco. Aunque durante su vida militar destacó como excelente jinete y eso lo haría merecedor de pertenecer a la caballería, prefería más el asunto organizacional dentro del ejército, de ahí que cultivó una extraña afición al orden y a la disciplina, pero terminó siendo artillero con muy mala leche porque una bala de cañón casi le vuela la pierna durante la guerra entre Navarra, Francia y España (1521). Fue llevado a su castillo y por las heridas tuvo que estar en cama meses. No había televisión, Facebook (para publicar sus fotos con sus compañeros de armas), play station o WII; lo que habían eran toneladas de libros sobre hagiología, tranquilo, no “guglees”, hagiología es la ciencia que trata sobre los hechos sagrados, vida de santos incluida. San Ignacio se leyó todo y le entró la vocación. Dejó sus armas y comenzó un largo camino al éxito (ME tiene su lado “libro de autoayuda” ¿vieron?).
2. Es una Orden que no está bajo el mando directo ni tutela de una Diócesis, o sea, les importa un bledo lo que Cipriani diga o no. Su jefe es el Padre Superior que como se dijo se le llama Padre General. La Iglesia Católica divide su jurisdicción pastoral en Diócesis que están bajo la administración de sacerdotes “diocesanos” y éstos deben reportarle al Obispo de la jurisdicción, o sea, de la Diócesis y éstos, a su vez, al Arzobispo que maneja toda la operación ¿capice? Si eres un cura diocesano en Lima por ejemplo, “caballero nomás”, tu jefe será Cipriani. Las órdenes religiosas, como dominicos, franciscanos, agustinos, trapenses, jesuitas, etc., están exentas a reportarle al Obispo de la Diócesis. Por eso es que, cuando Cipriani reemplazó a Monseñor Vargas Alzamora SJ (que era jesuita) como Arzobispo de Lima y primado del Perú, el Padre Gutiérrez, que era diocesano y uno de los “inventores” de la Teología de la Liberación que mezcla, en una sopa extravagante, marxismo con evangelios (todo un lío), tuvo que meterse a dominico: cuando tuvo a Vargas Alzamora como “jefe” no tuvo problemas porque los jesuitas –aunque no asumen la Teología de la Liberación como válida-, son más abiertos a otros enfoques; pero con Cipriani, del Opus y ultra, no le quedó otra al P. Gutiérrez que pedir su incorporación a la Orden de Santo Domingo, así escaparía de la separación y hasta excomunión que se le venía por parte de Cipriani. Los jesuitas van más allá de esto. Consideran –porque les da la gana- a cada país o región como una “provincia” de la Compañía de Jesús; por eso, tienen Padres Provinciales, una especie de “ojos y oídos” del superior o Padre General.
3. Aunque no hay nada en sus normas que diga lo contrario, los jesuitas estaban “prohibidos” de ser obispos y menos Papas. Quizás la palabra no sea “prohibición”, pero fue algo consuetudinario en ellos: por costumbre adoptaron más un perfil bajo dentro de la Iglesia Católica. Prefirieron otro enfoque o carisma, el de la educación y en eso se especializaron. Además, nacieron en una época donde el protestantismo europeo era un furor y los esfuerzos de la Compañía de Jesús se enfocaron en eso, la lucha contra las corrientes protestantes, antes que entrar en el complicado mundo político de la Iglesia del siglo XVI con sus Papas Borgias, asesinatos, inquisiciones y otras mañas.
4. Pero, llegaron a tener tanto poder político y económico que a su superior lo llaman “El Papa Negro”, por el color tradicional de las sotanas que usaban. Eran unas grandes togas, a lo Neo de Matrix, con botones que iban desde el cuello hasta los pies. Y un gorro de tres puntas que debió ser muy incomodo. Lo del Papa Negro no es cuento. Realmente llegaron a ser una suerte de Iglesia o universo paralelo dentro de la estructura católica romana.
5. Para ser ordenado jesuita, además de soplarte 4 años, estudiando teología y filosofía en un seminario, es indispensable que tengan “estudios civiles”, por eso se pueden encontrar jesuitas abogados, economistas, ingenieros, sociólogos, médicos, matemáticos, físicos, químicos, psiquiatras (¿o acaso no viste El Exorcista? ahí el Padre Karras [jesuita] era psiquiatra de la Universidad de Georgetown), sociólogos, antropólogos, lingüistas, etc. De hecho, son los únicos curas con título universitario civil por requerimiento específico. ¿Por qué crees que el Observatorio del Vaticano lo regentan jesuitas astrofísicos? ¿Por qué crees que el Papa Francisco es técnico químico-industrial?
6. El poder oceánico que llegaron a tener fue motivo para que en 1768 sean expulsados de España, Portugal y las colonias. Este poder se debió a sus vanguardistas ideas: creían en la igualdad, la libertad económica, el cooperativismo, la redistribución del capital, el libre acceso al mercado, la educación de las minorías y otras pepas que terminaron espantando a las monarquías absolutas de la época. Esto incluyó el cierre de los colegios mayores, seminarios e universidades de todo el mundo conocido. Esto fue un duro golpe para la educación occidental porque las instituciones educativas jesuitas eran impecables. Astutos como ellos solos, aplicaron a la perfección aquello de “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo” y se refugiaron en reinos e imperios protestantes y hostiles a la Iglesia de Roma. Entre ellos, el Imperio Ruso con Catalina La Grande a la cabeza. Y realmente Catalina era “grande”, sus biógrafos estimaban que la emperatriz “de todas las Rusias” pesaba más de 100 kilos. Casi nada. Sin embargo, era una noble rara porque trabajaba y estudiaba. Los jesuitas, expertos en educación pronto se ganaron el respeto y la admiración de Catalina de Rusia y ella no sólo les dio cobijo, sino el tesoro más importante para un jesuita: TIEMPO. Tiempo para regresar y de hecho 40 años después de su expulsión lo hicieron a lo grande, refundando colegios y universidades en todo el mundo.
7. Antes de su expulsión, fueron los precursores del cooperativismo o una forma arcaica de economía socialista. En Sudamérica, sus Misiones a lo largo del continente fueron un ejemplo de gerencia. Un referente interesante se puede encontrar en la forma cómo administraban sus misiones y haciendas en esta parte del mundo. Por ejemplo, en las misiones de Paraguay, Bolivia y norte de Argentina, repartían entre los indios y esclavos, parcelas de tierra, animales mayores y menores, insumos y semillas. La producción era estandarizada en procesos específicos según el cultivo y la actividad industrial, es decir, fueron los precursores de la producción en función a la diversificación de canales de negocio. Con esto se ingresó a una “mini era pre industrial” pues sus obrajes, maestranzas, trapiches y factorías llegaron a tener unos índices de eficiencia y productividad brutalmente enormes, además de darle valor agregado a las materias primas. Además, el uso de los recursos que hicieron fue impecable. En la hacienda San Juan Bautista en Lima, llegaron a tener más de 5 riegos semanales y en un hábitat como es la costa de Perú donde uno encuentra un desierto más que un oasis. Después de su expulsión y tomada la operación de la hacienda por un civil, ésta alcanzaba a duras penas 1 riego por mes. Los jesuitas en sus Misiones y haciendas, crearon la figura del “Padre Administrador”, una suerte de controller moderno que llevaba rigurosamente los presupuestos y estadísticas de los emprendimientos jesuitas. La película “La Misión” (Roland Joffé [(1986]) e inspirada en la vida de un jesuita peruano del siglo XVII, el P. Antonio Ruíz de Montoya SJ, quien fuera misionero en el Paraguay, es un buen ejemplo de esta forma de concebir la empresa y la gerencia por parte de los jesuitas. Pero fueron más allá. En agricultura, sus haciendas no eran meros fundos o chacritas de “pan llevar”, diseñaron un complejo sistema de obrajes que les permitió desarrollar una agroindustria y sistema de agro exportación que sería la envidia de cualquier grupo agroindustrial moderno. Desde Perú, Alto Perú (Bolivia), Argentina y Paraguay, exportaban vinos y piscos, chocolate procesado, melaza, granos, telas, vidrio, cal, argamasa y otros. En el siglo XVIII, el chocolate producido y procesado en una misión o estancia jesuita paraguaya, era tomado en la Corte de los Borbones en Versalles y en la Corte de los Habsburgo en Austria, con taza de porcelana y dedo meñique mariconete levantado. Todo, a través de un sofisticado (para la época) sistema de almacenamiento y redes. Crearon –sin querer-, lo que a la postre sería el concepto de distribución y canales de negocio, logística incluida. Su manejo de los costos era impresionante: las utilidades en una hacienda por ejemplo, después de un ejercicio fiscal, eran redistribuidas entre los indios y esclavos primero y en último término el quinto real (para la Corona Española) y la Compañía. Esto les permitía hacer caja constante pues la producción de sus haciendas, al ser redistribuida entre indios y esclavos – y éstos, a su vez, la reinvertían en sus chacritas, vendiendo “en one” lo que iban sacando de ellas-, les aseguraba un ingreso recurrente, por tanto, evitaban el endeudamiento para cubrir huecos en el flujo de caja, luego tomaban una parte de la ganancia por cada línea de producto y en función a los costos unitarios calculaban el presupuesto para el siguiente año fiscal. Con esto y sin quererlo nuevamente, fueron los primeros en aplicar la teoría de las tasas de transferencia en negocios. Sus inversiones en tierras, conventos, seminarios, colegios mayores e universidades también les generaban caja pues casi todas sus instituciones eran privadas y cobraban una pensión por la colegiatura, que les permitía además brindar subsidios a alumnos o seminaristas con bajos recursos: o la versión moderna de becas de estudios. Además, reducían el riesgo sistémico de sus finanzas con la diversidad de inversiones y líneas de producción que ellos tenían. Es curioso además notar que en un tiempo donde los esclavos negros eran considerados menos que animales, los jesuitas no sólo los hicieron “propietarios” sino que les daban una parte de la ganancia del negocio. Cosa muy prohibida por el orden secular (la Corona), pero ellos se zurraban en eso. Lo triste de esta historia: durante la administración jesuita de sus propiedades, los índices de escapismo entre los esclavos era nulo, después de la expulsión de la Orden, no sólo muchos de los esclavos negros dejaron las haciendas y misiones, sino que el número de abortos autoinflingidos por las madres esclavas se disparó logarítmicamente: preferían matar a sus hijos neo natos, antes que nacieran esclavos (“Peregrinaciones de una paria”, Flora Tristán). Esto, nunca pasó bajo la gestión de la Compañía. Finalmente, en 2008, la revista Forbes nombró a la Compañía de Jesús como “La Corporación Multinacional más antigua y exitosa de la historia económica moderna”. Más que Coca Cola Co., JP Morgan y otras corporaciones.
8. En la II guerra mundial, fue la única Orden que abiertamente se opuso al nazismo y al holocausto judío, muchos jesuitas fueron perseguidos por esto; algunos torturados y asesinados en campos de concentración como el Padre y Beato Rupert Mayer SJ. En Francia, un colegio internado jesuita, exclusivo para chicos, escondió y salvó a más de 50 niños judíos de las garras de la Gestapo. “Amén”, película dirigida por Costa-Gavras (2002), basada en hechos reales descritos en el libro “El vicario” de Rolf Hochhuth, muestra el rol clave que tuvo la Compañía de Jesús por la defensa de judíos ante el Vaticano. De hecho, para los judíos, la Compañía de Jesús es un referente de diálogo y es “Justa entre las Naciones” para Israel, por su labor en contra del holocausto. Cosa que pocas o casi ninguna orden católica hizo.
9. En los 70′s su posición progre y de izquierda se hizo un poco evidente: unas décadas antes decidieron dejar de dar Misa en latín y la daban en el idioma que ellos querían. Por eso tenías jesuitas dando Misa en idioma bantú africano, en quechua (acá lo hacían desde el s. XVI), vasco, árabe, guaraní, chino cantonés, hindi, etc. Decidieron no usar sotana y menos camisa con cuello de clerma (esa cosita blanca que usan los curas que parece rollo de película velada). Esta actitud progre se capitalizó con el recelo de dictaduras de derecha (6 jesuitas fueron asesinados en El Salvador por eso). Ser progres y estar más cerca de los pobres y lejos de los grupos de poder les ganó también un recelo por parte del Opus Dei.
10. Aunque muy progres, los jesuitas no estuvieron exentos de vincularse con grupos de poder. Aunque, sus relaciones se basaron más en la enseñanza. Fueron famosos y conocidos por ser tradicionalmente los “educadores de las élites”, mayormente hombres y no mujeres. Sobre todo en Europa y Latino América. Es evidente que por sus aulas pasaron destacados intelectuales, políticos, científicos, artistas, militares y religiosos. Eso les daba la llegada a familias y grupos relacionados con el dinero y el poder. Pero formaron hombres que lejos de continuar con los vicios y resabios de estos grupos, fueron más allá. Quizás por esta razón, es que los jesuitas son conocidos como “lava cerebros” o como una mafia donde quienes han sido educados por ellos, se reconocen por ciertos rasgos, lenguaje corporal y forma de hablar. Una especie de “secta” con decires y haceres propios. Algo de cierto habrá. Existen “muchachos” de 70 años que en el Club Regatas, no dudan e insisten en ponerse una añosa camiseta color azul con el escudo bordado del jesuita Colegio de La Inmaculada. Es una orden muy global y de constante diálogo no sólo inter religioso sino cultural. Incluso desde su fundación, les quedó claro ese asunto que ahora se llama “globalización”. Ese dinamismo es quizás lo que explica que, aunque llegaron “tarde” a la América Española, incluso 60 ó 70 años después que los dominicos o franciscanos, en una década de operación en las colonias llegaron a triplicar el patrimonio de los primeros. En pleno siglo XVI, no dudaron los Padres fundadores de la Orden en enviar a sus primeros discípulos a lugares tan lejanos como China, la India o Japón porque Sudamérica y el mundo entero les quedaban chicos. Según Chris Lowney ex seminarista jesuita y banquero de inversión del JP Morgan, autor del libro “El Liderazgo al estilo de los jesuitas” (Grupo Norma, 2003), uno de los factores de éxito de la Orden fue su movilidad permanente y apertura de mente frente a otras culturas. La historia del Padre Matteo Ricci SJ que viajó a China grafica este liderazgo y dinámica inter cultural. Llegado a China, el Padre Ricci SJ de inmediato tomó contacto con el emperador. No era cosa fácil porque ya antes en Asia, la experiencia jesuita había resultado tenebrosa y de total fracaso: decapitaron en Japón a 22 jesuitas y martirizaron y torturaron a otro tanto en La India. Pero el Padre Ricci SJ se ganó el respeto y admiración del emperador al dibujarle un mapamundi donde colocó a China, por primera vez, en la cartografía mundial. Huelga decir que el Padre Ricci SJ era matemático, geógrafo y cartógrafo. La mente abierta de este jesuita le permitió también, colgar el confusionismo a la praxis cristiana. Debió haber sido todo un éxito porque el emperador de China lo nombró consejero, siendo el primer y último caso, donde un occidental fuese “privado” de un regente chino.
Para Lowley, son 4 los pilares fundamentales del éxito y del enfoque empresarial de los jesuitas: (1) Conocimiento de sí mismo: Saber reconocer muy bien cuáles son las fortalezas, debilidades y valores de uno mismo. Tener un claro conocimiento del mundo y hacia dónde se quiere ir; (2) Ingenio: Siempre innovar y al mismo tiempo adaptarse a las circunstancias de un mundo cambiante. Explorar nuevas posibilidades e ideas. Aprender de las otras culturas y darles su valor; (3) Amor: Querer a los demás y tratarlos a partir de esa realidad. Siempre mantener una actitud positiva. Ganar a la gente por el amor y no el temor. Los líderes tienen confianza en sí mismos y la proyectan a los demás; y (4) Heroísmo: Despertar en uno mismo, y en los demás, grandes deseos. Fortalecerse a sí mismo, y en los demás, aspiraciones heroicas. Los líderes imaginan grandes futuros e impulsan a alcanzarlos. No esperan el futuro sino que lo construyen. George Lucas, en una entrevista, reveló que –en su juventud-, conoció a un grupo de jesuitas en la Universidad de Fortham; quedó tan maravillado por su forma de ser, por cómo se movían, cómo te convencían usando palabras cariñosas antes que imperativas, que fue ahí donde comenzó a moldear la figura del caballero Jedi de la saga de Star Wars.
ME espera entonces, que el Papa Francisco (a secas y no Francisco I), siendo jesuita recoja este modelo, no sólo desde lo religioso, sino desde lo empresarial.
Sería un hit el Papa Francisco si lo logra.
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