CUARESMA Y SEMANA SANTA YAQUI

YOEME

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Tonatiuh Castro Silva

La época de Cuaresma y Semana Santa constituye para los yoeme o yaquis un periodo de tiempo extraordinario, distinguible del resto del año. Su ritual de la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, que al igual que el de los mayos proviene de la estrategia de evangelización de la orden jesuita en el siglo XVII, cuenta con la participación de penitentes que ofrecen como “manda”, o encomienda espiritual y física, su representación de algún personaje.
Existen tres tipos de participantes: "puros", "impuros" y madrinas y padrinos. Los "impuros", quienes integran la cofradía kohtumbre yau’ura, pueden ser subdivididos a su vez en militares y danzantes. Los miembros de “la tropa”, representan simultáneamente al ejército romano y a los fariseos judíos. Sus cargos o roles son: chapayekas o fariseos, cabos, tamborero, flautero, bandereros, sargento, teniente, capitanes y pilatos. Los demás participantes impuros no militares, son los danzantes de pascola y venado.
Se considera que los chapayekas, por la naturaleza de su personaje, deben pagar su culpa, siendo castigados por esto. Durante este tiempo extraordinario, quienes asumen el cargo de fariseo no deben usar la mano derecha, fumar, bañarse, tomar leche, café o alcohol, comer carne, acercarse a las mujeres, ni hablar con la máscara puesta.
La agrupación de los “puros” está encabezada por el maestro, quien coordina el plano religioso del ritual. En Hermosillo, quienes dirigen y se hacen cargo de las actividades religiosas, en distintos momentos, son el Pilato, las cantoras y un sacerdote. Las niñas participan en los cargos de angelitos, Verónicas y bandereras. Los matachines son un grupo de danzantes que representan un festejo de la imposición de la fe cristiana sobre los moros, por lo que su denominación es “soldados de la Virgen”. Los voluntarios son las personas, hombres y mujeres, de cualquier edad, que participan directamente en determinados pasajes del ritual general.
Al final del periodo, el Sábado de Gloria, se realiza el canto de Gloria y posteriormente la quema de máscaras, evento con el que se da fin a la identidad maligna asumida temporalmente. Por la tarde, y hasta el amanecer del Domingo de Pascua, se festeja con las danzas de pascola, venado y matachines la resurrección de Jesús y, con ello, el inicio de una vida colectiva purificada.

Boletín Cognitum, núm. 11.

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