DROGAS VIRTUALES, NUEVO TIPO DE ADICCIÓN
Publicado el: Jul 2, 2012
Fuente: Campus México
Gabriela Armas Castañeda, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Las drogas virtuales se convierten en un nuevo tipo de adicción entre los jóvenes, y de no atenderse pueden llevarlos al aislamiento, al descuido de sus relaciones interpersonales e, incluso en individuos susceptibles, a estados alterados de conciencia, alertó Gabriela Armas Castañeda, investigadora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
Esos estimulantes, también conocidos como drogas digitales o auditivas, actúan a través de un mecanismo que fue descubierto en 1939 por el investigador alemán H.W Dove, que identificó algunos sonidos llamados biaurales, capaces de provocar ciertos cambios conductuales, explicó.
Consisten en colocar sonidos a diferentes niveles, de modo que quien los escucha capta uno con cada oído; entonces el cerebro, al identificarlos por separado, trata de procesarlos y crea la onda biaural, lo que no ocurre si en general se oye cualquier ruido, precisó.
Tampoco se presentan regularmente en la naturaleza, pues se producen por medios digitales o por efecto de algunas máquinas. Lo que provoca reacciones diferentes es que llegan al oído con distintas frecuencias y por eso se deben escuchar con audífonos, indicó la especialista en adicciones.
Los biaurales no son drogas en sí, pero últimamente hay quienes se dedican a diseñar sonidos con esas características y les agregan cualidades que tratan de imitar el efecto de otros estimulantes.
De hecho, apuntó, existen páginas como I-Doser, que se pueden instalar de forma gratuita, es legal y las descargas de las grabaciones tienen un costo que va de los 20 a los 200 pesos.
Los sectores que más pueden ocupar este tipo de estímulos son los jóvenes, por estar más en contacto con Internet, o porque quieren experimentar con alguna sustancia sin ser descubiertos, comentó.
Armas Castañeda reconoció que hasta ahora hay poca investigación al respecto, y lo que se sabe es porque la gente sube sus experiencias a blogs, Facebook o Twitter.
Algunos aseguran que sí consiguen esos efectos después de escuchar los sonidos durante 15 ó 30 minutos, pero otros mencionan que no sienten nada, incluso los perciben como algo molesto, refirió.
Droga musical
No obstante, aclaró, para que se provoque adicción debe haber dos condiciones: que la persona tenga el comportamiento compulsivo de bajar música, y sentir la necesidad física o psicológica de escucharla la mayor parte del día.
Aunque se piensa que estos sonidos llevados a una forma extrema al parecer provocan efectos de intoxicación similares a los de las drogas, aún es complicado saber qué tanto tiempo tiene que pasar, cuántas administraciones, o qué tan vulnerable debe ser un cerebro para que se provoque un daño, aseveró.
Lo que sí se infiere es que puede dañar, porque quienes se los administran son muy jóvenes, de entre 13 y 17 años, y no tienen la madurez cerebral que se adquiere en la etapa adulta, advirtió la especialista en neuropsiquiatría.
Los riesgos de estos estímulos es que al imitar los efectos agudos de las drogas pueden provocar alucinaciones y crisis convulsivas en individuos susceptibles, lo que sería peligroso pues se corre el riesgo de desencadenar un estado epiléptico, una convulsión muy prolongada con consecuencias severas, acotó.
Señales de alarma
Como en todos los problemas de estupefacientes, el comportamiento de los jóvenes que usan las drogas virtuales empieza a modificarse. Tienen actitudes compulsivas, es constante que bajen este tipo de música, incluso empiezan a pagar para conseguirla; también, comienzan a aislarse, porque para conseguir un mejor efecto deben estar en un ambiente relajado, acostados, con los audífonos puestos y los ojos cubiertos, explicó.
“Escuchar este tipo de estímulos les quita mucho tiempo y por lo mismo descuidan la escuela, las amistades, las relaciones familiares y de pareja. Además, quienes ya tienen algún trastorno de tipo psiquiátrico como esquizofrenia o bipolaridad, son más vulnerables”.
Lo importante, recomendó, es tener comunicación con los hijos, explicarles que esta música puede generar problemas de adicción.
También es recomendable el apoyo psicológico y psiquiátrico, pues por lo regular en este tipo de conductas hay otro conflicto de fondo, como personalidad dependiente, depresión o dificultades familiares, entre otros, concluyó.
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