EN EL DIA DE LA MUJER MEXICANA

 

DRA. ZAIDA LLADÓ DE BACRE

 

 

En el año de 1961, a 15 días después de haber iniciado el segundo mes del año, quedó en nuestro país instituido el día de las mujeres. La Lic. Amalia González Caballero de Castillo Ledón y la dramaturga, Maruxa Vilalta convocaron en esas fechas a una reunión, a la que asistieron Margarita Zimmerman, Martha Andrade de del Rosal y Aurora Arrayales, secundando la idea por Tina Vasconcelos de Berges entre otras, con el objeto de fundar el Comité de servicio social y cultural AC y acordaron instituir un día dedicado a la mujer mexicana. Las primeras en sumarse a dicha petición fueron las integrantes de la Federación de Universitarias de México, además de contar con el absoluto apoyo de doña Eva Sámano de López Mateos, esposa del Presidente de la República en turno, así como de diversas agrupaciones tanto femeninas como mixtas. Así que teniendo como testigos a personalidades de alto nivel y frente al notario público Federico Pérez Gómez, quedó marcada la fecha en el calendario nacional: el 15 de febrero sería a partir de ese momento, el “Día de la Mujer Mexicana”.

Y aunque para ese momento ya se habían obtenido logros importantes para la mujer mexicana, como el derecho al voto a nivel municipal (1947) y universal (1953) y haber incorporado la primera mujer como diputada federal Aurora Jiménez de Palacios por Baja California Norte (1954) en la XLII Legislatura de la H. Cámara de Diputados y en la XLIII (1957) llegando a la Cámara baja como: Remedios Albertina Ezeta por el Estado de México; Margarita García Flores por Nuevo León; Guadalupe Ursúa Flores por Jalisco; así como, la periodista Marcelina Galindo Arce, representante del Estado de Chiapas, no se puede negar que las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, fueron muy importantes en los avances internacionales y nacionales respecto a las reivindicaciones de las mujeres (Lavalle, 1990:66).

Entre esos logros podemos mencionar que: a) en el Gabinete presidencial de Adolfo López Mateos (1958-1964), por primera vez se incorporaba una Subsecretaria de Estado: Doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón, Subsecretaria de Asuntos Culturales de la Secretaría de Educación Pública; b) se nombraba a la primera Ministra de la Suprema Corte de la Nación, la Dra. María Cristina Salmorán de Tamayo. Dos mujeres de un perfil extraordinario en lo académico, cultural y político, que ya lo quisieran muchas políticas del presente “para un domingo”. Ya en el Gobierno de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1979) se agregaría otros 2 nombres de mujeres valiosas que tuvieron el honor de ser las primeras Senadoras de la República: la Dra. María Lavalle Urbina (Campeche)  y Mtra. Alicia Arellano Tapia (Sonora), con una formación profesional impresionante que hacia dignificar el espacio de las mujeres y confiar en el excelente papel que harían en esa oportunidad.  Doña María Lavalle, llegaría a ser de inmediato Presidenta de la Cámara de Senadores, siendo la primera mujer que lo lograba.

Mujeres como: Amalia González Caballero de Castillo Ledon, María Lavalle Urbina y Margarita García Flores fueron, además dirigentes del sector femenil del PRI (en sus respectivos períodos tanto del espacio de las mujeres como de su partido), ejemplo y guía de muchas generaciones de políticas. Esas alumnas de tan prestigiadas políticas, son hoy mujeres adultas con experiencia, que se formaron con valores y que siguen demostrando lealtad y respeto a las instituciones y al trabajo que desarrollan.

Y para honrarlas me detengo, sólo para mencionar algo de su currículo, como para que lo valoren las nuevas generaciones de políticas, en especial las improvisadas o las que llegan por su habilidad para mentir, o por méritos no muy decorosos, etc., para que se den cuenta que la política como cualquier otra profesión se dignifica cuando hay preparación de sobra, experiencia y valores éticos en el actuar dentro de ésta. Porque cuando se llega a los puestos no sólo del poder legislativo, ejecutivo o judicial por favoritismo, corrupción u otro tipo de privilegios especiales, sino de cualquier otro nivel, el quehacer se vulgariza y el papel de la mujer se remite a una ínfima categoría.

Doña Amalia González Caballero de Castillo Ledón, nació en San Jerónimo de Santander Jiménez, Estado de Tamaulipas, el 18 de agosto de 1898. Maestra normalista y Licenciada en Letras por la UNAM.  Se distinguió por su lucha en pro de la mujer. Para ello fundó y presidió el Ateneo Mexicano de Mujeres y el Club Internacional de Mujeres (1932). En 1936 junto con Luz Vera, Graciana Álvarez del Castillo, Belén de Zárraga, Julia Nava de Ruizánchez, María Ríos Cárdenas, Otilia Zambrano, entre otras, formó el Comité Femenino Interamericano pro Democracia, cuya misión fue apoyar y divulgar los principios de la política exterior de México. En 1948 fue nombrada  Presidenta del Sector Femenil del entonces Partido de la Revolución Mexicana (PRM), presidió el comité Coordinador Femenino para la Defensa de la Patria y  en 1948 representó a México ante la OEA; para 1952 fundó la Alianza de Mujeres  de México y continuó en su actividad diplomática, pero no sin antes organizar a sus congéneres para lograr la plenitud de sus derechos políticos (Centro Cultural Tamaulipas, 2006). (Castillo, B.1990)

Doña María Lavalle Urbina, nació en Campeche, Camp. (1908-1996), profesora Normalista. Como maestra escolar de reconocido desarrollo intelectual, impulsó la aceptación de la mujer como parte esencial de una sociedad democrática. Primera mujer en titularse como abogada en la Universidad de Campeche, en ser magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal y Territorios Federales y Presidenta del Senado. Durante el sexenio del Presidente Gustavo Díaz Ordaz trabajó como Jefa del Departamento de Previsión Social de la Secretaría de Gobernación. Representó a México ante las Naciones Unidas durante los trabajos sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer. Fue delegada ante la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos y Directora Nacional Femenil del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, al que se había afiliado desde 1930. En la Secretaría de Educación Pública (SEP) trabajó de 1976 a 1989 en forma constitutiva como Subsecretaria de Educación Básica, cómo  Directora de la Comisión Nacional de Libros de Texto gratuito. Fue Vicepresidenta de la Academia Mexicana de la Educación. Eminente criminóloga, dejó dos libros importantes para el derecho mexicano: Delincuencia Infantil que apareció en 1945 y Situación Jurídica de la Mujer, editado en 1953. Recibió varios reconocimientos. En 1963 fue designada Mujer del Año. En 1973 la ONU le otorgó un premio por servicios eminentes a la causa de los Derechos Humanos. En 1981, obtuvo la medalla de Honor al Merito Jurídico de la Asociación Nacional de Abogados y la medalla Justo Sierra Méndez que otorgaba el Gobierno de Campeche. En 1988 el Senado de la República le entregó la medalla “Belisario Domínguez”. La Universidad Autónoma del Sudeste en Campeche, la nombró Doctora Honoris Causa. (http://biblioweb.dgsca.unam.mx/diccionario/htm/biografias/bio_l/lavalle_urb.htm).

Margarita García Flores, nació en Monterrey Nuevo León, en 1925.  Abogada, activista, escritora y política mexicana. Se la considera precursora del sufragio femenino  en México. Ingresó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Nuevo León, realizando estudios paralelos en la Escuela de Música de la misma universidad. A los quince años de edad fue influenciada por las ideas de Baltasar Ibarra al asistir junto con su padre a una conferencia sobre liberalismo. Fue directora del Instituto para la formación de Trabajadores Sociales, siendo fundadora de la carrera de Trabajo Social de la Universidad de Nuevo León. Dirigió la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Tamaulipas. Fue catedrática de sociología en la Universidad de Nuevo León y en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. En 1947 se incorpora al Partido Revolucionario Institucional y empieza a ocupar diferentes posiciones en la estructura del CEN del PRI. Se desempeñó como secretaria femenil de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares. (CNOP) de Nuevo León en 1949. Ejerció el cargo de directora nacional Femenil del CEN del PRI de 1951 a 1958, fue delegada general de la CNOP en Baja California Norte y Sur. Fundó y fue jefa del Departamento de Prestaciones Sociales y de los Talleres de Capacitación para el Trabajo del IMSS, durante este período promovió la creación de centros de seguridad familiar, teatros y centros juveniles. En 1952 fue electa regidora del Ayuntamiento de la ciudad de Monterrey. En 1955 fue diputada federal por el PRI del IV Distrito de Nuevo León, en la XLIII Legislatura. Repitió el cargo por el I Distrito en la  XLIX Legislatura. Fue Senadora suplente en representación del Estado de Nuevo León. Durante la regencia del Prof. Carlos Hank en el gobierno del DF, fue nombrada Delegada Política en Cuajimalpa. Fue vicepresidenta de la Asociación de Funcionarias de México y representó a la Delegación Mexicana en el Congreso Mundial de Trabajadores Intelectuales en Ginebra. Como profesionista llegó a ser vicepresidente del Colegio Mexicano de Abogados, cargo que ejerció desde 1986 hasta su muerte. En diciembre de 1981, la Asociación de Abogadas de Nuevo León instituyó la Presea Licenciada Margarita García Flores que otorga al mérito jurídico de estas profesionistas en Nuevo León. En el PRI, las mujeres priístas reciben la Medalla Margaríta García Flores, la cual se otorga al mérito militante. El 10 de septiembre de 2009 fallece en la ciudad de México. 

Pero hay algo coincidente en estas historias de vida, que fueron mujeres que diversificaron sus capacidades y habilidades en diferentes campos de acción, porque no sólo fueron académicas, sino que también fueron excelentes funcionarias del Gobierno Mexicano y además dignificaron el espacio de dirigentes femeniles cuando su partido les dio esa oportunidad, siendo solidarias con otras mujeres al dejar libros y obras concretas, que demostraron su interés y compromiso por ayudar y apoyar a   éstas para que igualmente lograran su superación.

Y su servidora, al haber tenido el privilegio de tratar y convivir cuando menos con una de esas tres: con Margarita, (la que me distinguió con su amistad hasta su muerte), me queda claro lo que es, la figura que vale de la que es sólo un parapeto, o que con tan pocos méritos llegan avasallando a las demás o las que llegan a cubrir un espacio sin merecerlo y que por supuesto pasarán sin trascender. Casos que existen en todos los partidos y son el motivo de desaliento y desmotivación de las mujeres que aun valiendo tienen que quedarse esperando la oportunidad para demostrarlo.

Me decía mi padre en algún momento de mi vida: Zaida, en política tiene mucho que ver de quién aprendes, si lo haces con gente sin valores en eso te convertirás tarde o temprano o te estigmatizarán como tal”. Por eso siempre estuve muy orgullosa de haber sido alumna de una “García Flores”, de una “Hilda Anderson”, de “Guadalupe Gómez Maganda”, de haberme rodeado de mujeres valiosas con las que me identifiqué plenamente en lo profesional y político y el de haber desechado también a otras, que me harían daño si me conservaba cerca de ellas. Porque con el tiempo me quedó claro que identificarte con las mejores y con las primeras, te hace tener una visión de respeto y excelencia en lo que eliges  y en lo que emprendes.

Hace poco un periodista me hacia una pregunta obligada a colación de los tiempos electorales ¿te agrada Josefina Vázquez Mota para Presidenta de la República? Y yo le conteste tajante: NO.

Y no porque sea del PAN solamente (y digo solamente, porque de inicio está en el partido equivocado), sino porque es un perfil de política que no da el ancho en el proyecto de nación que este momento necesita México. Así de simple.

He conocido desde hace muchos años a gente cercana a Josefina, que trabajaron con ella en SEDESOL y en la SEP, y me confirmaban que: es muy hábil, súper hábil para diluirse en los espacios de poder, pero su falta de capacidad la sustituye con asesores a los que le paga dinerales y por eso es una excelente cliente de los despachos de asesoría. Y aun con los años, ésta no ha aprendido por si misma a actuar, ni mucho menos a tomar decisiones en forma independiente. Y me seguían diciendo esos ex colaboradores: “Pero pese a todo,  vaya que le ha surtido efecto y le ha sido redituable porque su carrera basada en padrinazgos le ha dejado dividendos personales y a los de su grupo”.

Por eso, no creo en las políticas que ascienden como la espuma y que no tienen formación  profesional ni política de primer nivel. No creo en esos perfiles que son un maquillaje o producto de una coreografía montada para vender una imagen de “mujer valiosa” cuando hay evidencias de errores y fallas profesionales y políticas en su pasado y presente. Sean del partido que sean.

La propia Josefina tiene como peores detractoras a sus propias compañeras de partido, porque la conocen como llegó a las posiciones sin “sudar” y porque nunca las aprovechó para ser solidaria con el género, ni dejó su huella en la historia de las mujeres porque, creyó que nunca las iba a necesitar en su vida. Por eso, ni las del PAN le creen su discurso. Y si no, pregúntenle a la lideresa de la bancada panista en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) Mariana Gómez del Campo, a las diputadas Rosy Orozco, Gabriela Cuevas, Silvia Pérez Ceballos, entre otras, sobre si están satisfechas de que, una vez más Josefina, haya hecho uso de sus habilidades para llegar sobre unos y otras.

El que ella haya representado en el pasado, presente y lo seguirá haciendo en el futuro, sus intereses y los intereses de los que realmente la han manejado tras el trono, marca la diferencia con las otras mujeres que ya fueron candidatas de sus partidos y entraron a la lucha electoral con la intención de convertirse en la primera Presidenta de nuestro País y que no llegaron.

Josefina es la quinta candidata presidencial en México. Sus antecesoras fueron: la actual senadora Rosario Ibarra de Piedra, quien en 1982 y en 1988 fue postulada por el Partido de los Trabajadores (PT). En 1994 Cecilia Soto recibió el apoyo del Partido del Trabajo (PT) y en ese mismo año el Partido Popular Socialista (PPS) tuvo a Marcela Lombardo Otero como candidata y en las elecciones del 2006 Dora Patricia Mercado Castro por el Partido Alternativa Socialdemócrata (PAS) y Campesina; pero de todas, es Josefina Vázquez Mota, la que menos compromiso ha tenido con las luchas revolucionarias y con las reivindicaciones de las mujeres de México, no obstante el haber estado en espacios estratégicos del gobierno federal para haberlo intentado cuando menos.

Nuevamente y lamentablemente para ella, la figura de Fox y Calderón no le ayudan, porque su intención abierta o encubierta estará ahí tras ella como sombra, porque por muy buena voluntad que tuviera, el proyecto no es de ella, es de sus antecesores que piden a gritos la continuidad para seguir haciendo de este país su feudo o reino, que les ha redituado lo que en su vida pudieron siquiera imaginar y que las consecuencias las hemos pagado más de 100 millones de mexicanas y mexicanos.

En el día de la Mujer Mexicana de 2012, ya lo dije.

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