LA COLUMNA DE LIVIA DIAZ
La restitución de la tierra a indígenas, aprobada por Lerdo de Tejada, aún pendiente en Chicontepec
Livia Díaz
Chicontepec. Ver.-
En la región huasteca de Veracruz, la propiedad de la tierra y la imposibilidad de comprobar la misma, son enemigos mortales de muchas familias; debido a ese problema, por generaciones, han habido muertes, despojos, trifulcas y los nietos, hijos y abuelos siguen siendo clientes cotidianos de la Reforma Agraria y otras dependencias.
Es que en 1859, antes de la revolución de 1917, cuando se ordena la desamortización de los bienes de la iglesia, se ordenó un reparto agrario, pero hasta el final del siglo, todavía no se hacía. He diho cómo, al declararse la Independencia de México los liberales dicen, con su idea de nación, ahora ya todos somos mexicanos, no hay eso de "indios" y "criollos". pero en la práctica lo que ocurrió es que el gobierno indígena desapareció, los "blancos" se entrometieron en la vida de los indios, además fueron dotados del poder para manejar a su antojo los bienes nacionales y la tesorería local, así que los alcaldes comenzaron a hacer y deshacer a su antojo.
Leyendo el artículo sobre el despojo agrario en Chicontepec, de Antonio Escobar Ohmstede y Ana María Gutiérrez Rivas, lo mismo ocurrió en el Balcón Huasteco, pero además en su ideal de que por cada trozo de tierra, hubieran más habitantes con sus derechos, las autoridades, por no tener mapa topográfico del terreno y ante esto, el gobierno estatal negó la regularización de la tierra a los demandantes de lo mismo, por lo que hicieron sociedades y le dieron acciones a cada condueño, lo que pudiera comprar, algunos adquirieron hasta 20mil hectáreas, quedando además una parte de la tierra del municipio al ejido y otra al fundo legal.
Pero la lotiicación, de acuerdo a estos investigadores, esto sigue mal, y lo que sigue, es ya no fue tan legal.
Como al cargo quedaron estos "blancos" o criollos y mestizos en los puestos públicos, se favorecieron a sí mismos y muchas tierras quedaron en familia, así también ocurrió que los condueños sean partes de las familias; y que las tierras que hasta entonces pertenecían a los pueblos indígenas, fueron así repartidas. Además el condueño es un adquiriente privado, así que puede comerciar la tierra, e ir comprando acciones a sus vecinos.
Derivado de esto se da un fenómeno -que prevalece a la fecha- y es que el que vendió se queda trabajando como peón, mediero, terciero o arrendatario.
Quienes fueron destituidos en sus derechos a las tierras que así fueron repartidas en el siglo 19, las exigieron de regreso en el siglo 20, después del triunfo de la revolución de 1910 y de la firma de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Parte del grueso de indígenas que pelearon en esa gesta y que llevaron al triunfo del establecimiento de un nuevo régimen y otro marco legal, se lo recordaron a las autoridades de turno, Cándido Aguilar que gobernó de 1916 a 1920 y a Adalberto Tejada, quien gobernó dos veces, una en 1920 a 24 y la segunda del 28 al 32.
Los pueblos les pidieron la restitución de la tierra, lo que algunos de sus nietos todavía siguen esperando.
El trámite en aquel entonces era directo entre el solicitante y el gobernador, mediante una carta, no obstante y sólo restituían a quienes fueron despojados después de la emisión de la Ley Lerdo. Petición que debía ser acompañada de varios documentos, testimonios y pruebas del dicho.
Tejada firmó muchas resoluciones, tan solo en el año 28 para la repartición de 12 mil hectáreas a ejidatarios, pero después de 5o y 60 años, pero algunos, a casi 100 años de distancia, todavía no hicieron su petición Tzimpiasco; Teposteco, Tepexintla; Chamola; Teponahuac; Zazaltitla, Chicontepec; Pemuxtitla; Huacango y Tepetzintla; Alaxtitla, Xicalango ni El Paso y sus anexos ni Espinal ni Huixnopala.
De acuerdo al Boletín del Archivo Nacional Agrario número 4, página 19 a 29, a los que ya se les dio resolución, -aunque no se dice si ya se ejecutó la misma- son Txocohuititla, el 16 de enero de 1930; Alahuatitla el 23 de enero de 1930; Huacango y Tepetzintla el 21 de agosto de 1924; Tecomate el 21 de noviembre de 1941; Ahuica el 4 de septiembre de 1925; Tepetzintla el 11 de mayo de 1950; El mirador el 4 de noviembre de 1943; Monte grande en 1957; Pastoría el 22 de mayo de 1946; Camotipan en 1962; Agua Fría y Anexos, el 20 de junio de 1945; Ahuateno el 31 de diciembre de 1931; Chacapictla en 1941; Temoctla en 14 de abril de 1938; Catecomitl 31 de diciembre de 1938; Chaluayapan el 5 de enero de 1937; Heredad en 1941; Huitzapoli/Ayacaxtle en 1941; Teocuayo en 29 de abril de 1942; Xococal el 29 de agosto de 1941; Xihuilaco el 2 de julio de 1965; Maguiquite y sus anexos El Maguey y El Jaguey, el 24 de enero de 1934; y El Paso -antes La Puente- y sus anexos El Espinal y Huixnopala, el 26 de febrero de 1942.
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