ENTREVISTA CON EL ARTISTA TUXPEÑO PEDRO PAUNERO

  POR   Nina Salguero

Acallar las “ Buenas Conciencias” es uno de los objetivos de esta entrevista estrella.

Romper esquemas ha sido coincidencia entre Pedro y yo, sin embargo me ha parecido de mal gusto y una ofensa a la inteligencia que confundan las obras de nivel mental en cuanto al erotismo  con la pornografía.

Le invito a que disfrute los conceptos del escritor porteño. Gracias.

Hola Pedro, me dices que regresas a la ciudad de México,  te vas a perder de nuestras fiestas de Todos Santos en la huasteca...

Muchas gracias Nina, una vez más, por la oportunidad de llegar a tu público a través de esta entrevista. Público que también es el mío, mis conciudadanos tuxpeños.

La fiesta, así es, se trata de una fiesta. Es una de mis fechas más celebradas, de mis preferidas. No tengo referencias de nadie que celebre llorando el “día de muertos” o “de todos los santos” como dicen los católicos, que no es sino un resultado del sincretismo entre los ritos a la muerte indígena y a los antepasados y las celebraciones europeas que también celebran a los ancestros. Hay muchos patrioteros (no patriotas que eso es distinto) que suponen que Halloween es sólo una costumbre capitalista e, incluso, satánica. El Halloween (de orígenes celtas), al parecer es una adulteración de la frase en inglés “All Hallows´ Eve” (“Día de todo lo sagrado” o “Víspera de Todos los Santos”) en la cual se encendían hogueras para que las almas de los difuntos se calentaran a su vuelta a casa en un ritual llamado Samhain… Es decir, ambas celebraciones se hacen en honor y homenaje de lo mismo: los ancestros. Por supuesto, andando el tiempo el capitalismo se adueñó de esta fiesta sacra y la confinó a un mero juego infantil con niños disfrazados y petición de dulces. Lo único que de bueno tiene hoy en día es que se recupera la tradición de contar historias de terror a través de películas y hasta dibujos animados, es decir, una parte del Halloween de hoy se ha convertido en catalizador de los temores de la gente a través de disfrazarse y ver cintas de horror que es una forma sana de afrontar el miedo diario a través de símbolos, de metáforas. Y eso es muy sano. Eso es catártico.

A mí la celebración mexicana me envuelve mucho en sus humos de copal, me encanta su solemnidad jocosa (esa es la diferencia con el Halloween y por eso los niños prefieren la costumbre extranjera, porque el Halloween se les presenta como un juego y el Día de Todos los Santos se les hace muy serio, muy adulto cuando tiene tanto de alegre). A los niños debe enseñárseles esta extraordinaria costumbre mexicana de manera más accesible, más lúdica. Te cuento una anécdota: me parece que fue en 2008 cuando con una amiga y mi sobrino nos disfrazamos de catrines y la Catrina y recorrimos Tuxpan. En la calle nos detenían algunas personas para fotografiarse con nosotros y aplaudían y comentaban que eso era mantener la tradición mexicana viva, que estaban en contra del Halloween y etc. La sorpresa fue cuando un grupo de indígenas que iban a bailar la danza de la Malinche que se baila en esas fechas se nos quedó viendo y uno de ellos exclamó que eso no era una costumbre mexicana. ¿Cómo entonces enseñas a la gente? Para esos indígenas lo mexicano son sus danzas (realmente casi no hay una danza mexicana que no sea resultado del sincretismo y de la unión de elementos indígenas y españoles) y debieron confundir un personaje (un símbolo: el de la Catrina) con los disfraces de Halloween. Pero nada se debe juzgar sin conocer. Deben enterarse de dónde viene Halloween y de cuáles las raíces del Día de Muertos antes de señalar que algo es erróneo. Ahora, sobre el Día de muertos yo incluso he hecho una serie de programas de televisión dedicados a los difuntos en el viejo cementerio de Galeana. Los hicimos con muy bajo presupuesto pero es que nadie ha hecho o presentado el punto de vista que abordamos. Al final les pasaré el enlace a los programas que pueden verse en mi canal de YouTube. Los hemos ido subiendo sin editar como parte del juego. En estos nos fuimos a hablar de algunas tumbas y personajes celebres tuxpeños y a leer poemas alusivos a la muerte, el morir y el vivir y los recuerdos.

Y sí, es probable que me pierda esa Plaza de Todos los Santos tuxpeña que tanto me gusta porque quizá regrese al D.F. por algo relacionado con las letras y el cine… pero de eso ya hablaremos cuando se concrete. Si no regreso pronto a la capital aquí me podrán ver recorriendo la plaza, filmando algo para el canal YouTube del que te hablé.

     
Es muy interesante saber como muchos tuxpeños como tu,  trascienden en los distintos ámbitos, en este caso  tu obra es conocida en otros países...

Bueno, en el medio de las letras (y del performance y de la crítica de cine y otras disciplinas artísticas) en dónde he incursionado se van haciendo colegas, se van creando amistades. Una de estas amistades ha sido la escritora Catalana Blanca Mart, quien leyó mi primera novela y la envió a quien consideró iba a valorarla y en su caso publicarla, el editor y fotógrafo Alejandro Zenker. Blanca es una autora reconocida en el mundo de la Ciencia Ficción ibérica y aunque ella no ha incursionado en el género erótico, que es el que abordo en esa novela, supo ver algo en la misma más allá de la textura, más allá de la apariencia. Y así, he ido conociendo escritores, amigos de México, del estado, por ejemplo, soy coordinador en Tuxpan de la Unión Estatal de Escritores Veracruzanos, por un tiempo fui blogger (escribiendo en inglés) para la Fundación Bertelsmann de Alemania, dónde se analizan las cuestiones de nuestro tiempo en el planeta como los nuevos gobiernos, las pandemias, las ONG´s, el terrorismo, el cambio climático, se trata de un equipo multi e interdisciplinario de especialistas que escriben, opinan, retratan, proponen, también he aparecido en antologías de Cuba, de Cataluña y en la revista Hontanar en español de Australia, he publicado un amplio ensayo sobre el cine japonés de terror en la Revista Digital de la UNAM y un ensayo ecología en el CONCYTEG (Consejo de Ciencia y Tecnología de Guanajuato). Claro, en el terreno de las letras utilizo mi seudónimo (que cada vez es más heterónimo) Pé de J. Pauner…. Ahora recuerdo, he hecho incluso el guión de un vídeo-cómic erótico y hasta lo que llamamos hoy “ciberliteratura” lo que quiere decir que he explorado las nuevas tecnologías, los nuevos medios de expresión y dos sesiones de autor con modelos de desnudo artístico. Todo esto al lado de mi amigo Alex Zenker. Y como debes recordar he sido activista de la ecología y de varias causas sociales perdidas de antemano pero que no por ello no había que luchar y han sido desde tratar de salvar delfines en Tamiahua hasta lo poco de selva baja que le queda a Tuxpan.

Mi última acción es un “performance” fotográfico (inspirado en una instalación que Yoko Ono realizara en Valencia, España), online, que consiste en enviar a mi correo electrónico una o varias fotos con pensamientos por la paz para el país, una acción conjunta, masiva. Las fotos se van subiendo a un blog creado para ello con el nombre de la persona, la edad, el país, etc. Se llama “Árbol de los buenos deseos” y ha tenido respuesta entre gente de Canadá, Estados Unidos, incluso de mexicanos en la India y ciudadanos de Irán, Guatemala, Barcelona, en fin, pero muy poca respuesta entre los mexicanos que es a quienes debería importarnos más. Esta acción artística pretende mover a la gente a través de la expresión y el pensamiento. Es decir, de la catarsis.

Sobre mi primera novela (desde entonces he escrito tres más y varias colecciones de cuentos y ensayos de cine y otros temas) varios amigos míos, poetas que están dejando ya huella en el panorama difícil de la poesía nueva mexicana han dicho que, aunque cruda, es una obra muy poética.

Me gustaría comentar algo al respecto; como se definiría Pedro Paunero (o Pé de J. Pauner) en el mundo conceptual de la poesía moderna, el mundo gravita sobre un poema, estamos inmersos en un mundo impregnado de erotismo, la misma rotación de la tierra es un acto de amor...

Bien. Desde que estudiaba biología en la Universidad Veracruzana me llamaban “biólogo poeta”. No me considero poeta. Debo tener en la memoria de una vieja computadora unos 100 poemas que no verán la luz porque no los considero publicables. Yo creo que un escritor debe leer más de lo que escribe y publicar poco. En el Siglo XIX se atrevían a publicar hasta las malas obras de los autores. Lo que escribo es narrativa, novela, cuento y ensayo, alguna vez periodismo de divulgación científica, ensayo sobre cine (no crítica cinematográfica, más bien abordo el cine desde el punto de vista de un escritor que ha visto cine, y con esto quiero decir desde las cintas consagradas y de arte hasta las que navegan en el mundo soterrado del underground pero, ante todo, el punto de vista de un escritor “que sabe ver cine”, comparar, profundizar en cada cinta, descubrir lo que muchos no ven), he hecho algo de crítica de arte (pintura, fotografía), me sería muy difícil la dramaturgia (ya lo intenté con Juan Saravia, escritor también tuxpeño, de la familia Rodríguez Cano y fracasamos), y como ya dije, muy poco de poesía aunque eso sí, los que me han leído dicen encontrar poesía en prosa. No lo sé.

Sobre el erotismo. El erotismo es una parte significativa de mi obra pero, a la vez, aparece en un porcentaje mínimo en muchas de mis narraciones. O, mejor, el sexo aparece en una mínima parte de mis obras, es más bien el erotismo lo que abordo. No es lo mismo. Depende del tema. Mi esencia, mi obsesión como autor no es el sexo, es la crudeza de la realidad, el desequilibrio de los estratos sociales, la violencia, y el sexo aparece como consecuencia o fondo o meditación. A veces aparece sublimado, otras de manera más cruda. El erotismo está en todas partes no sólo detrás de las puertas de las habitaciones, en la intimidad de las casas o en los moteles, está en el apareamiento de los seres vivos, está en el despertar y descubrimiento mutuo de un par de novios, en una historia de amor… el erotismo mueve el mundo y lo sostiene. Aparece ya en la milenaria Epopeya de Gilgamesh, en el pasaje en el cual Gilgamesh envía una prostituta sagrada a Enkidu, el Hombre Bestia, para apaciguarlo, para humanizarlo, está sublimado en El Cantar de los Cantares de la Biblia, en el Mahabharata, en la Odisea...

Se necesita ser muy hipócrita o muy estúpido y ciego para juzgar una obra que no se conoce (esto viene a cuento sobre algunas críticas que he tenido y posiblemente de personas que no me han leído, que no me conocen) o que se ha leído pero no se comprende. Entendámonos: si alguien que no acostumbra leer y, sobre todo que no sabe leer (no sólo silabear palabra tras palabra, hablo de comprender las diversas lecturas de un texto) no podrá ver los diversos estratos narrativos, la técnica, los vasos comunicantes, las cajas chinas, etc. que suelo utilizar. Las diversas alusiones cultas a la mitología (sobre todo la griega y con esta la antropología a través de las religiones comparadas y el misticismo), al cine, la pintura y la fotografía, la filosofía y la biología.

El que los lectores no sepan leer de verdad no es culpa de los autores. Realmente no me importa qué se diga de mi obra. Toda obra de arte es una botella que se arroja al mar. A lo mejor suena muy “mamón” (risas), pero es la verdad. Tampoco escribo para la viejita que se considera la poeta más antigua del pueblo o para el sacerdote y la beata. Escribo porque algo me mueve a hacerlo. Es un lugar común pero así es. Yo creo que no hay una respuesta a esa pregunta: ¿Por qué se escribe? Recuerdo que una vez, lo vi en un programa de televisión, Borges le preguntó a Alfonso Reyes: ¿Alfonso, por qué publicamos? Y le respondió el mexicano: Para no seguir emborronando cuartillas. Es cierto. Hay que publicar después de escribir aunque no conteste la primera pregunta. En fin, ni siquiera escribo para Tuxpan. Suena duro quizás pero me refiero a que no escribo para Tuxpan como una entidad, escribo para el que descubra mi obra en ese océano que está más allá de la puerta.

Alguien dijo una vez que comparaba mi obra incipiente (porque apenas empiezo, no tengo una obra significativa todavía) a la de Jean Genet y a la del furioso Céline. Eso me llenó de orgullo y me aterró a la vez. Es una gran responsabilidad el ser comparado con ellos. Genet era un verdadero pornógrafo que supo ver a través de la mierda del mundo (como Bukowski) la poesía de la tristeza de vivir. Céline era un escritor cuya prosa está llena de aspereza, de divagaciones furiosas. Un verdadero genio maldito. Se me ocurren otros nombres: Pierre Klossowski, Pierre Louÿs, Restif de la Bretonne, Masoch, Henry Miller, la magnífica Premio Nóbel del 2004, Elfriede Jelinek (que llevó el erotismo al nivel de ese premio), Nabokov, Marguerite Duras, por supuesto, De Sade, John Cleland (el autor de Fanny Hill), Jaques Serguine (que hizo un tratado maravilloso y gracioso a la vez sobre el arte del azote erótico), pasando por los grandes tratados sobre el amor como son “La llama doble” de Octavio Paz y “Amor y Occidente” (esa inspirada indagación sobre la Secreta Iglesia del Amor que ha funcionado como herejía casi oculta dónde se pondera la figura de los amantes cortesanos sobre el matrimonio cristiano y que nos llega por la historia de Tristán e Isolda) de Denis de Rougemont y el Satiricón de Petronio. Todos son autores que conozco y se me escapan muchos más y todos han tenido alguna influencia sobre mí.

Decir que esos autores eran y son pornógrafos es una discusión tan vieja como inútil. A veces hay una línea muy tenue entre el erotismo y la pornografía y como toda frontera, esta línea es inestable y movediza. Decir “esto es arte, esto erotismo, esto pornografía” depende de qué traiga cada quien en la cabeza, lo que también equivale a decir “dime cuáles son tus anhelos secretos y te diré el tamaño de tu mojigatería” (risas). Eso sí, esos autores están entre los más grandes y significativos de la historia. A mi me causa mucha risa cómo muchas discusiones ya sobrepasadas en otros países, en México, apenas, con su doble moral, son tan escandalosas. ¿Recuerdas lo que pasó cuando se enteraron quién era la modelo para la Diana Cazadora? ¡Por favor! No hay escultura más candorosa que esa… o sobre la película de Buñuel, “Los olvidados”, o las escenas iniciales de “María Candelaria” cuando posa para un artista… en fin. 

A mi me gusta, mejor, no compararme, sino pensar que sigo el camino que una vez siguió Georges Bataille, pero que a la vez es otro mi propio camino. No imitar nunca sino asimilar. Encontrar un estilo a través de la meditación de otros estilos. Tampoco mi obra es como la de ese gran autor mexicano erotómano que es Alberto Ruy Sánchez, él indaga en el Eros a través del misticismo, sobre todo el misticismo hindú. Yo indago en el Eros (y el Tanatos, por supuesto) a través de la sangre, las filias, las tribus urbanas, la soledad, el suicidio, la muerte. Mis personajes no son ingenuos, son desencantados, seres solitarios (muy oscuros), que se mueven en paisajes urbanos agresivos. Un gran amigo mío que también conoces (el ingeniero Moroni Díaz que es quien está filmando los programas de mi canal aquí en Tuxpan) me dijo que hay algo de Ciencia Ficción en “Labellum”, mi novela dark. Yo creo que hay algo de ciber punk en esa obra pero también muchas referencias a la botánica, que es la disciplina biológica que estudié en la universidad. De hecho el título “labellum”, alude al tercer pétalo de las orquídeas (el labelo o labio) y si existe algo que podríamos llamar flores eróticas son esas. Flores que muerden y besan como decía Alfonso Reyes. Labellum es la primera parte de la Trilogía Mariana, cada novela es independiente de la otra pero las sostiene la misma obsesión: la juventud sin futuro y con apenas presente.  

En un cuento mío que ganó un primer lugar en el Orfeó Catalán (institución venerable de la cual soy socio) abordo el tema de algo que yo llamo “horror urbano” y “horror tecnológico” que mucho se relacionan. Son etiquetas mías. Defino el horror urbano como ese desasosiego que la ciudad causa en sus habitantes y el horror tecnológico como lo que hacemos y nos hemos hecho a través de la tecnología y sobre esto te diré que una de mis referencias (aunque ahora ya lo ha abandonado) es David Cronenberg, el director de cine que acuñó el término “nueva carne” para referirse a la unión hombre-máquina, los organismos cibernéticos, desde una puesta en escena muy inquietante.

El arte de hoy, te lo digo recordando y parafraseando a Rimbaud, me parece que debe ser “absolutamente moderno”, es decir, reflejar su tiempo, debe moverte a algo y con esto, afianzarte a tu época, también Baudelaire lo expresó, nadar en el flujo de la muchedumbre. El arte debe causar una reacción, si no es así no sirve, es mera artesanía. La dureza de mis temas lo es porque trata de responder (a veces sólo exponer, ya que no soy un legislador para proponer “soluciones” constructivas sino un artista) cómo esta sociedad fabrica seres humanos a los que se les dice que la vida humana tiene mucho valor pero en realidad se les considera meros consumistas, vendibles y comprables, una sociedad dónde la dignidad humana es reducida a una relación de compra-venta. Y en esta comercialización cabe la carne, la sangre y la clorofila. Es decir, el mismo erotismo es transformado en algo desechable, lo más sublime que tenemos que es el Eros es vuelto plástico, chatarra, al mismo tiempo que lo son la naturaleza y la vida (la sangre) perdida de manera inútil en guerras que no pedimos. En la sociedad de la manipulación, la simulación y la fabricación de personalidades esos son mis temas.

El Siglo XXI nos alcanzó demasiado pronto mientras que el Siglo XX nació en 1914 con la Primera Guerra Mundial. Yo creo que este siglo nació con la caída de las Torres Gemelas, por lo que tiene de símbolo: un mundo globalizado con tragedias globales pero sin soluciones personales. En mi novela “Impera” (tercera parte de la Trilogía Mariana), el personaje del cual nunca se sabe el nombre sino sólo su apodo neo gótico, se mueve en un entorno en el cual el vacío que produce esta sociedad de los quince minutos de fama (frase de Andy –desechable- Warhol), provoca horror, desasosiego, alucinaciones, pero a la vez, es trascendido (y el personaje si no salvado, por lo menos sobrevive) mediante el arte, mediante el estudio de la pintura.  

Este mundo es irónico, separa las almas pero crea muchedumbres. “El hombre de la multitud” dice Edgar Allan Poe. Eso nos pasa. Si ya el amor conlleva algo de destrucción, el mundo enajena ese amor, lo trivializa. Te recito un poema mío (muy malo, como verás) quizá el único que me atreveré a mostrar aparte de un puñado más. Es con este que abro la novela “Impera”:

Una pareja desnuda, desmayada,

se contempla bajo los párpados dormidos,

soñando con las faenas de la noche pasada,

el lecho puede ser paja, puede ser agua,

puede ser hierba, puede ser nada.

Lo deshicieron, lo recrearon, al filo de una daga aguzada.

¡Ah, y esta muerte que impera sobre todo...!

¿Quién ha puesto una hoja afilada en el lecho,

entre los amantes?

¿Quién lo ha dicho antes que yo,

qué  poeta, escritor o sabio

que sabía que los que aman

tienen que separarse un día?

¿Quién ha puesto una barrera de agua y piedra

entre las alas con las cuales cobija el Eros desatado

a sus hijos?

No puede ser otro que yo mismo,

quien se ha percatado de la cruel verdad:

no se puede amar tanto sin empezar

a destruir al otro o a sí mismo...

Así  el amor yace completamente vulnerable en el mundo de hoy. Pero no hay recetas, no existen recetas para aprehender la inocencia que se va como vapor. Sólo nos queda el arte, el arte y la larga noche de los soñadores. De los que se atreven a soñar y plasmar a través de las obras un poco de sueño hecho arte para ser menos muerte, para intentar dejar algo a los demás. Para creer que podemos trascender… aunque el tiempo borre, al final, todos los nombres.

Bueno, Nina, te dije que te pasaría el enlace a mi canal de YouTube, se llama “Las estanterías de Pauner” y ahí he estado reseñando y comentando los libros que forman mi biblioteca, también están los programas de “Fauna Humana” que formaría parte de una serie de televisión. El siguiente es el enlace a los que se filmaron en el cementerio viejo de Galeana, en Tuxpan.

Fauna Humana en el Panteón 1:

http://www.youtube.com/watch?v=L3DjABb8RsI

Este es el tercer capítulo de “Las estanterías” dónde visitamos la Iglesia de Temapache y platico algo sobre ese templo y más:

http://www.youtube.com/watch?v=k2CsKTTyEwA&feature=related

Enlace al blog “Árbol de los buenos deseos” dónde pueden enviar sus fotos por la paz en México:

http://arboldebuenosdeseos.blogspot.com/

Comentarios

Entradas populares