RADIACIÓN ENFERMA A FAMILIAS DE SONORA

Mientras las autoridades se deciden a atender a la familia Ríos Fimbres y a los vecinos del Sur de Hermosillo, en otros hogares más cientos de niños y adultos padecen de extrañas enfermedades y cáncer, mientras otros han muerto y unos más morirán, por la negligencia y apatía oficial; el caso lo analiza Greenpeace...

Por Alejandro Matty Ortega / Dossier Político

Dia de publicación: 2011-08-11

 

Hermosillo, Sonora.- Por más de 20 años, cientos de familias de las colonias Cuauhtémoc, Adolfo de la Huerta y Altares, han padecido enfermedades atribuidas a las varillas contaminadas de radiación con las que edificaron sus viviendas, entre otras sustancias “sembradas” en el Cytrar consideradas como material peligroso que han dejado decenas de muertes por cáncer.  

Derivado de las investigaciones realizadas por el medio sonorense Dossier Político, desde el 2009, se destacan los efectos dañinos a la salud de quienes habitan y/o habitaron ese sector de la Ciudad revelan que la presencia de altos grados de toxicidad radiactiva en sus hogares es, principalmente, la causa de malformaciones físicas y fisiológicas en centenares de recién nacidos, niños y adultos.

Como segunda razón, los vecinos del Sur de Hermosillo consideran que es la gran variedad de desechos químicos que fueron enterrados en el Cytrar, que el pasado 19 de noviembre cumplió 12 años de haber sido clausurado por las autoridades federales pero que aún, las más de 350 mil toneladas de material tóxico ocultas en el lugar, estarían contaminando el ambiente y la salud humana.  

Durante más de dos décadas, las autoridades de los tres niveles de Gobierno han mantenido total hermetismo en el tema pese a los resultados de los estudios realizados por especialistas del Departamento de Geología de la Universidad de Sonora y diversas empresas internacionales que se han interesado en esta problemática social y que advierten, del permanente peligro de muerte.  

Caso Ríos Fimbres

La familia Ríos Fimbres narra el penoso peregrinar por el que atraviesan al exponer su delicado caso a las autoridades mientras que éstas, aún permanecen inmersos en la indiferencia y la apatía oficial que han mostrado a lo largo de más de 20 años por atender y solucionar esta crítica problemática de salud pública que estaría diseminada en territorio sonorense.  

El señor Jesús Ríos León declara que desde el pasado 25 de octubre del 2002 adquirió la vivienda marcada con el número 3 de la calle Manuel Rivera Zamudio de la colonia Altares, Sección Franciscanos y que al paso de 5 años, en noviembre del 2007, se vieron en la necesidad de internar a Dalia María, una de sus hijas, por una inflamación en el cuello.  

Después del chequeo médico practicado por personal del Hospital Infantil del Estado de Sonora (DIF), se detectó un absceso por lo que el día 20 de noviembre de ese 2007 la intervinieron quirúrgicamente para extraerlo.  

La preocupación y la sospecha de la existencia de material radiactivo en la vivienda de la familia Ríos Fimbres, los llevó a solicitar la intervención del entonces secretario de Salud en el Estado, Manuel Robles Linares, a través de Arbitraje Médico en diciembre del mismo año.   

El peregrinar

En enero del 2008, un nuevo absceso en el cuello de la menor Dalia María propicia una segunda operación y una serie de estudios Gamma gama de glándula tiroides que le son practicados día 15 de ese mes en la Clínica del Noroeste, mismos que continuaron hasta el 20 de junio y el día 26, le practican una biopsia.  

Para el 9 de septiembre de ese año, nuevamente es sometida a una operación por tiroides y el 20 de octubre, el personal médico del DIF les notifica que la región operada de la menor está infectada con células cancerosas.

El peregrinar de la familia Ríos Fimbres se agudiza.

Al certificar la enfermedad de su hija –la segunda de tres hijos-, los señores Dulce María Fimbres y Jesús Ríos León recurren a varios hospitales y clínicas de la Ciudad para someter a la menor al delicado tratamiento médico y el 23 de octubre le realizan estudios de triglobulina; un día después, tomografía axial de tórax y TAC de cuello.  

El día 28 de octubre, por tercera vez es operada de urgencia derivado de las complicaciones de la enfermedad por lo que los análisis clínicos constantes no se hacen esperar y durante todo el mes de noviembre, la joven va de lugar en lugar hasta el primero de diciembre, cuando en el hospital CIMA le es practicado un rastreo gamma gama.

Durante 10 días se encuentra en observación y el día 10 de ese mes, recibe una dosis de 150 mCi de Radio y Yodo; todo diciembre, Dalia María padece los estragos de las células cancerosas que cada vez, dañan su cuerpo.       

La radiación

En enero del 2009, el señor Jesús Ríos León realiza un monitoreo especializado (con un Centilómetro y Gueiger) de detección de radiación en su vivienda donde detectó altas concentraciones tóxicas en paredes y piso, por lo que decide informar a las autoridades de la presencia tóxica en su vivienda que a la postre, ha dañado la salud de su familia.  

“En la casa comenzamos a pensar que hay radiación al momento que a la niña se le dio un tratamiento de Yodo radiactivo que no le hizo efecto, además de que todos empezamos a sentir síntomas de agotamiento, pero no sólo en la familia, sino también en vecinos que están afectados.  

No podemos decir que la situación es la misma que la de nosotros, pero sí semejante; yo cuando me di cuenta de la radiación me di a la tarea de investigar y utilizo el equipo de detección y lo paseo por la casa y vi que en la parte de los ´castillos’ se notaban anomalías muy fuertes, entonces el aparato empezó a ´chillar´ y supe que había radiación”, apuntó.  

Acudió a la Unidad Municipal de Protección Civil a reportar el hecho y fue hasta marzo que pidió  la intervención del entonces subdirector de Protección Civil Municipal, Francisco Matty Ortega, para solicitarle al Departamento de Geología de la Unisón que certifique la existencia del material peligroso. 

CNSNS, incompetente

El señor Ríos manifestó  que “la Universidad se da a la tarea de investigar y me dicen que sí hay radiación y que se deben hacer estudios posteriores; entonces ahí, con apoyo del comandante Trujillo de Protección Civil del Estado, nos ponemos en contacto con la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardia, entonces viene el día 12 de octubre y hace el estudio.

Pero después de un tiempo nos dan una respuesta absurda, después de explicarles las afectaciones que estamos sintiendo llegan con una prepotencia sugiriendo que nosotros habíamos enfermado a la niña”.

Por su parte, la señora Dulce María dijo que tenían entendido que la CNSNS “tenía la última palabra, que era la máxima autoridad en el oficio y que si la radiación en la casa no rebasaba el doble de la de afuera, no existe riesgo para la salud de las personas pero en el estudio de la Comisión sale que afuera da 10 y adentro 40 

Expresó que aún esperan respuesta de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardia desde el 12 de octubre del año pasado, “pero ésta no ha llegado, no nos han mandado ni un acta ni un oficio por eso ahora decidimos hacer pública nuestra situación para haber si así las autoridades nos atienden”. 

Piden atención  

La familia Ríos Fimbres asegura que no desean entrar en conflicto con las autoridades, únicamente que los atiendan en su problemática que cada vez se complica derivado de los gastos médicos por la enfermedad de sus hijos a la que se suma el menor de sus hijos, Jesús Gerardo, a quien le practican estudios de tomografía axial de cráneo.  

“No queremos que este asunto se nos complique, sólo pedimos su apoyo como periodista para que las autoridades nos escuchen y nos atiendan, buscamos que nos reubiquen de sector ya que nosotros carecemos de dinero porque todo se va en medicinas y tratamientos, pero también queremos que vean la problemática de otros vecinos afectados”, sostuvo la señora Dulce María.  

Mientras las autoridades se deciden a atender a la familia Ríos Fimbres y a los vecinos de ese sector Sur de Hermosillo, la salud de los menores se complica y en otros hogares más, cientos de niños y adultos padecen de extrañas enfermedades y cáncer, mientras otros han muerto y unos más morirán, por la negligencia y apatía oficial. 

La organización Greenpeace estuvo en Hermosillo para conocer de cerca el caso de radiación de la familia Ríos Fimbres con la que sostuvo reunión, derivado de las denuncias públicas que hicieran los afectados a este medio de comunicación el pasado 27 de enero del presente año.

Greenpeace atrae caso

En exclusiva para el periódico sonorense Dossier Político, la señora Dulce María Fimbres detalló que Beatriz Olivera, secretaria de Energía y Cambio Climático del organismo internacional de protección ambiental, mostró su preocupación ante la apatía mostrada por el Gobierno de la República para atender el delicado caso.

“Greenpeace, al conocer el caso y ver con preocupación la indiferencia de las autoridades de Salud Pública se dio a la tarea de visitarnos el viernes 9 de julio a nuestro domicilio y el de otros vecinos de la colonia que están igualmente afectados y nos expresaron su indignación, por lo que nos ofrecieron todo su respaldo”, señaló.

Puntualizó que a una semana de la reunión, personal de Greenpeace han dado seguimiento al caso y se encuentran realizando las investigaciones correspondientes para posteriormente, emitir una postura legal, al tiempo de ventilar el caso a otros organismos internacionales protectores del ambiente, la salud y especialistas en el tema de la radiación.

Caso Ríos Fimbres
El pasado 27 de enero, la familia Ríos Fimbres, de la colonia Altares, denunció públicamente en Dossier Político el caso de enfermedad por cáncer derivado, presumiblemente, de las varillas contaminadas por radiación con las que construyeron su vivienda.

Los afectados señalan que no pretenden entrar en conflictos con la autoridad, sólo que los atiendan con seriedad ya que su situación verdaderamente es grave en todos los sentidos, por lo que piden la intervención del gobernador para que dé instrucciones a los funcionarios antes señalados y den seguimiento al caso.

Aducen que alrededor de 30 domicilios se encuentran desolados por el temor que representa que la contaminación tóxica pueda poner en riesgo la vida de otros vecinos y de los mismos familiares de los enfermos.

La familia Ríos Fimbres expuso su caso a las autoridades mientras que éstas, aún permanecen inmersos en la indiferencia y la apatía oficial que han mostrado a lo largo de más de 20 años por atender y solucionar esta crítica problemática de salud pública que estaría diseminada en territorio sonorense.

El origen
El 14 de diciembre de 1983, miles de toneladas de varilla radiactiva contaminada con Cobalto 60 fueron utilizadas por las empresas Falcón de Juárez, Fundival, S.A. localizada en Gómez Palacio, Durango; Alumetales, S.A. de C.V., de Monterrey, N.L.; Duracero, S.A. de C.V., de San Luis Potosí, S.L.P. y el principal comprador de chatarra del Yonke Fénix, Aceros Chihuahua, S.A. de C.V. (Achisa), principalmente para construcción.
A 26 años de ese incidente de impacto internacional, del cual las autoridades omitieron información a la opinión pública por presunta corrupción y tráfico de influencias con las grandes compañías acereras del País y del extranjero, la radiación ya afectó a varias familias sonorenses.

La familia afectada reveló que desde el pasado 2007, comenzaron las afectaciones a la salud de sus tres hijos, caso que han presentado ante las autoridades de los tres niveles de Gobierno quienes hasta el momento, han dado largas al asunto al mostrar indiferencia hacia los afectados que, al parecer, ha dejado la varilla contaminada con la que la constructora edificó su vivienda, que aseguran, no es la única.

Carga mortal
A mediados de enero de 1984, una alarma del laboratorio nuclear de Los Álamos, en Estados Unidos, se activó, alertando del paso de un camión con toneladas de varilla procedente de la fundidora Aceros Chihuahua, S.A. de C.V. (Achisa).
Para febrero del mismo año, se produjeron un total de seis mil 160 toneladas de varilla y tres mil 470 toneladas de material en proceso (billet, redondo, liso, etc.) que se diseminó por el Sur de la Unión Americana y en 16 Estados del País:
Chihuahua, Sonora, Baja California Norte, Sinaloa, San Luis Potosí, Zacatecas, Guanajuato, Morelos, Hidalgo, Nuevo León, Coahuila, Querétaro, Tamaulipas, Durango, Baja California Sur y Aguascalientes.
Durante el mes de enero de 1984, se exportó a Estados Unidos tanto varilla para construcción, como bases metálicas para mesas, fabricadas ambas a partir del material contaminado.
El día 16 de ese mes de enero, un tráiler cargado con 30 toneladas de varilla contaminada producida por la empresa Aceros Chihuahua S.A. fue detectado cuando se aproximó al Laboratorio Nuclear de los Álamos (donde se encuentran instalados varios detectores de Radiación Nuclear).
Las autoridades de Estados Unidos lograron rescatar varias toneladas de varilla contaminada que ya habían sido distribuidas en las principales ciudades; incluso, se vieron en la necesidad de demoler edificios, bodegas, escuelas, laboratorios, viviendas, para después ser devuelto a territorio nacional.
Cobalto 60
Para esas fechas, en México, la censura de parte del Gobierno mexicano en el tema no se hizo esperar dada la codicia de empresarios constructores y distribuidores, quienes sin importar el peligro en el manejo de este material, lograron vender y edificar con esa varilla radiactiva.
El Cobalto 60 emite partículas Beta y además dos radiaciones Gamma capaz de provocar la muerte o mutaciones a un ser humano y puede tardar en manifestarse 10, 15, 20 ó hasta 25 años, de acuerdo al grado de exposición, alcanzando hasta la cuarta generación a todos aquellos que son expuestos al Cobalto, sin que estos presenten algún síntoma. (Para contener la mayoría de las partículas Beta se necesitan 6 mm de aluminio.
Para detener los rayos Gamma se necesitan varios centímetros de Plomo).
Un ejemplo del almacenaje de este carga mortal se da en el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos (Cader) de Temascalapa, Estado de México, donde al menos 98 toneladas de varilla contaminada con Cobalto 60, se encuentra en bajo tierra, cubierta solamente con cemento y plástico.
De acuerdo a investigaciones la amenaza radioactiva continúa siendo un riesgo para la salud de miles de mexicanos que posen una vivienda construida con la materia señalada.
Informes de algunos medios de circulación nacional apuntan que en 1977 un hospital privado de Ciudad Juárez internó ilegalmente una máquina de radiación para tratamiento de cáncer… Años después el “Centro Médico de Especialidades” vendió como “fierro viejo” esta máquina a un deshuesadero.
Al desbaratar la máquina los trabajadores del “Yonke Fénix” encontraron un contenedor que de acuerdo a empleados “empezamos a desbaratar aquella bolita a ver qué traía adentro”… La sorpresa fue encontrar más de 6 mil pequeños balines de Cobalto 60.
Provoca cáncer
Versiones de especialistas dan cuenta que es una de las radiaciones más peligrosas y así lo reveló un estudio de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México y una sobreexposición provoca problemas desde cáncer, hasta perder la capacidad de reproducción o tener la posibilidad de que los hijos nazcan con deficiencia físicas hasta problemas de carácter cerebral.
La empresa a las afueras de Chihuahua se encuentra actualmente abandonada, todavía se puede observar parte de los que fueron las bodegas, las estructuras y los hornos para la fundición del metal donde hacían estas varillas las cuales muchas se encuentran todavía aquí, dicen los informes periodísticos del año 2005.
La información obtenida del caso, revela que la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear inició una investigación y de acuerdo a un informe entonces secreto, las varillas contaminadas fueron distribuidas a 16 estados de la República:
Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y Morelos.
Las varillas tiene aproximadamente 6% de la radiación que tenía en 1984, la dosis es muy baja, pero si la exposición es diariamente durante 20 años entonces ya es acumulativa... se requieren muros de medio metro o más de concreto y con revestimiento de plomo para poder detener esta radiación”.
Bajo control: CNSN
Más de cinco mil toneladas de material contaminado con Cobalto 60 fueron depositados en un cementerio en el desierto de Samalayuca a 50 kilómetros de Ciudad Juárez, según la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear que reitera que todos los desechos radioactivos en México están controlados, administrados y confinados apropiadamente.
Lo cierto es que todavía hay 1,000 toneladas de esa varilla sin detectar, perdidas en cuando menos 15 estados de la República; el asunto no está precisamente "controlado" para centenares de afectados, cuyas casas y otras construcciones tendrán que ser parcial o totalmente demolidas; nadie sabe quién va a pagar el daño.
Hasta marzo de 1998 se habían detectado 31 personas con malformaciones congénitas como labio leporino, infecciones de la piel, hidrocefalia y muerte neonatal, atribuidos al Cader, lo anterior sólo en el Estado de México; las poblaciones más cercanas son: Santa María Maquixco, San Juan Teacalco, San Cristóbal Colhuacan y San Bartolomé Actopan.
En 1992, a petición del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) concluyó un estudio de caracterización de sitio del Cementerio Nuclear.
El estudio en Edomex
Dicho estudio expone que “el almacenamiento definitivo de desechos radiactivos de bajo nivel cerca de la superficie, debe cumplir con los requerimientos establecidos en las normas técnicas correspondientes, que incluyen entre otros aspectos, criterios como la estabilidad del sitio a largo plazo (por lo menos 500 años) o características como que no debe existir fallas, pliegues, actividad sísmica o volcánica que afecte la capacidad del sitio”
La Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardas dictaminó que el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos únicamente podrá utilizarse para el almacenamiento temporal de Desechos Radiactivos, debido a que los estudios de caracterización mostraron que el sitio no es idóneo para ser utilizado para el almacenamiento definitivo, así como el desarrollo urbano alcanzaría el sitio en el futuro y al incremento del uso agrícola de la tierra en los alrededores”.
“La perforación de tres pozos en el predio permitió analizar la estratigrafía, litología y petrografía del lugar hasta 330 metros de profundidad, encontrándose que alrededor de los 150 metros de profundidad existe basalto con cavidades y fracturas abiertas”.
“De la misma forma se encontró la presencia de agua subterránea a una profundidad de 300 metros, emplazada en roca basáltica. El nivel estático del manto freático se encontró a 260 metros; los desechos confinados en el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos en Temascalapa, serán trasladados al almacén definitivo de Desechos Radiactivos de nivel bajo que se instale en México en los próximos años”.
“Considerando que el volumen de Desechos que se generan por la aplicación de Material radiactivo en la industria, medicina e investigación es del orden de 20 metros cúbicos cada año, el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos continuará operando en tanto se disponga en el país de un sitio para el almacenamiento definitivo”. 9.1 Pág.36.
Existe el riesgo de que el Acuífero “Cuautitlán–Pachuca “sobre el que se encuentran 47 Municipios, 34 del Estado de México y 13 del Estado de Hidalgo, pudiera estar contaminado por Material Radiactivo, lo que constituiría un peligro para la salud de miles de familias que consumen el agua de este Acuífero.
Varilla almacenada
El 30 de abril del 99, la Subcomisión de Materiales y Desechos Peligrosos de la Comisión de Ecología y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados en relación al estudio sobre el Cader por el peligro que representa concluyó:
“Los desechos confinados en el Centro de Almacenamiento de Desechos Radiactivos serán trasladados al almacenamiento definitivo que en un futuro se instale en otra parte. El proyecto es desmantelar este centro en su totalidad, que aproximadamente puede ser en un plazo de 7 años”; la varilla que guarda el Cader de Temascalapa, fue utilizada en construcciones en el Estado de Hidalgo.
Las edificaciones fueron derrumbadas para recuperar la varilla contaminada cuando se descubrió que era la causa de muertes y enfermedades y enterrada cerca de Tula Hidalgo; como seguía ocasionando problemas a la salud de las poblaciones, se desenterró y fue trasladada para su confinamiento al Centro de Almacenamiento de Temascalapa.
Los vecinos que se opusieron, bloqueando la carretera para impedir que depositaran la varilla en este lugar, fueron reprimidos por el ejército en el año de 1985; la fecha en que les hicieron los estudios a los habitantes de las poblaciones vecinas al Cader fueron llevados a una excursión cerca de donde tiene unas oficinas el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares conocido como “La Marquesa”.
Se registraron en una relación que después presentó el ININ como personas a las que se les habían hecho Análisis de Dosimetría Interna y de Orina; a la fecha, sigue operando el Cementerio Nuclear y ninguna autoridad se ha preocupado por atender este grave problema.
Y aún se pretenden construir miles de viviendas en este municipio con el argumento de presiones políticas del Gobierno del Estado de México para que firme los permisos de construcción ha actuado como gestor de las Inmobiliarias para despojar a los campesinos de sus tierras, citan las fuentes consultadas.

En el caso particular de la denuncia por la existencia de radiación en algunos hogares de Sonora, la familia Ríos Fimbres continúa en su lucha por lograr la atención del Gobierno, en instancias internacionales, ante la aparente apatía de todas las autoridades de Salud Púbica en México, que niegan la existencia de radiación en los hogares de Sonora.

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