CONTAMINACION AMBIENTAL DETONANTE DE LOS CASOS DE CÁNCER

Cada año mueren 7.9 millones en el mundo por este padecimiento
Contaminación ambiental: detonante de casos de cáncer
Autoridades sanitarias y expertos en sustancias tóxicas revelan que exponerse a carburantes y otras partículas de productos químicos genera dolor de cabeza, vómito, diarrea, fiebre, tos, desorientación e irritación en piel y ojos.

Por Tomado de internet / Lorena Ríos / Vértigo/Dossier Político

Es la otra cara del imparable desarrollo tecnológico, la industrialización y el dinamismo que impera en las grandes ciudades del mundo: la generación de desechos, polución y sustancias tóxicas como el monóxido de carbono, óxidos de azufre, ozono, óxidos de nitrógeno y otras partículas que resultan perjudiciales para el ser humano.

A nivel mundial, se estima, existen casi 700 mil sustancias químicas y cada año se suman otras mil 500, de las cuales no hay información completa sobre sus propiedades y efectos en la salud humana, de acuerdo con la Europea Chemical Bureau.

De ahí que se ignore el verdadero impacto que generan esos contaminantes en el medio ambiente, en los ecosistemas y en la raza humana.

Amenaza

Un primer acercamiento a este problema lo realiza la Agencia de Protección Ambiental (opa) de Estados Unidos, organismo que ya identificó y clasificó como cancerígenos a varios contaminantes emitidos por los vehículos motorizados, incluyendo al benceno, así como probables agentes dañinos, entre los que señaló al formaldehído, el acetaldehído, el 1.3-butadieno y partículas del combustible para motores diesel.

Además, en coordinación con diferentes industrias estadunidenses, la opa investiga si los aditivos para combustibles que contienen oxígeno, como el metal ter buril éter (Mabe), causan algún efecto adverso en la salud.

“Se ha comprobado que algunas sustancias tóxicas son cancerígenas en los seres humanos. Sin embargo, la mayoría ha sido identificada a través de experimentos de laboratorio con animales que reciben dosis muy altas del compuesto estudiado. Las personas casi nunca respiran tales dosis, pero aun así, una exposición más baja puede suponer riesgos”, señala la agencia especializada en su espacio web.

El organismo estima que los automóviles, camiones y autobuses al emitir sustancias tóxicas al aire causan casi 50% de todos los tipos de cáncer.

Este cálculo no se basa en casos reales sino en modelos que predicen el máximo número de tipos de cáncer que podría esperarse de los niveles actuales de exposición a emisiones de fuentes móviles.

La opa explica que algunos compuestos tóxicos se encuentran en la gasolina y se emiten al aire cuando esta se evapora o pasa a través del motor como combustible no quemado. Una cantidad significativa de benceno proviene de la combustión incompleta de compuestos de la gasolina, como el tolueno y el xileno, que son químicamente muy similares al benceno.

Al igual que el benceno, estos compuestos se encuentran en forma natural en el petróleo y se concentran más cuando este se refina para producir gasolina de alto octanaje.

Uno de los programas destinados a controlar la contaminación de sustancias tóxicas en el aire se concentró en cambiar la composición del combustible y en mejorar la tecnología. Dada la eliminación del plomo de la gasolina, por ejemplo, se logró que las fuentes móviles dejen de emitir esta sustancia, que es sumamente tóxica.

Enfermedades y contaminación

A las causas ya comprobadas como el tabaquismo y la contaminación ambiental, tanto del aire como del agua, ahora la alarma de las autoridades sanitarias y de oncólogos expertos se enciende por la sospecha de que el Mabe, sustancia que se encuentra en algunas gasolinas, sea cancerígeno y en parte responsable del aumento de los casos de cáncer en el país, donde según datos de la Secretaría de Salud hay 110 mil personas enfermas, mientras que el anega señala que este padecimiento afecta a 27% de la población.

El problema de cáncer no es privativo de México, sino que en el mundo el panorama revela que cada año mueren 7.9 millones de personas por este padecimiento y se prevé que para 2030 sean 11.5 millones, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Especialistas en oncología, petróleo, sustancias tóxicas, genética y biología molecular reconocen que se han realizado estudios sobre los efectos del Mabe en ratones y conejos, cuyo resultado ha sido la aparición de cáncer en riñones e hígado de los roedores.

Sin embargo, las autoridades sanitarias señalan que en humanos esto no ha ocurrido, aunque sugieren que deben realizarse más investigaciones de los efectos de esta sustancia en combinación con otros contaminantes.

Lo cierto es que a quienes están en contacto con ella, les produce molestias.

Controversia añeja

De este modo, los especialistas advierten contra la grave amenaza que representa el uso de sustancias químicas que contaminan el medio ambiente y cuyos efectos en el ser humano se desconocen, en la mayoría de las veces, por completo.

En este contexto, en lo que respecta a nuestro país los expertos llaman especialmente la atención sobre el caso del Mabe, pues mientras en México todavía se utilizan las gasolinas enriquecidas con estas sustancias, en Estados Unidos, Alemania, España, Holanda, Inglaterra, así como Brasil y Argentina han decidido dar prioridad a la producción de biocombustibles, que aunque no son la panacea sí juegan un rol destacado en el periodo de transición hacia un nuevo paradigma energético.

Hacia la segunda mitad del siglo, las naciones industrializadas han empezado a remplazar a los combustibles fósiles basados en la licuefacción del carbono o en la explotación y desarrollo del hidrógeno. Mientras tanto, el rol de los biocombustibles empieza a ser cada vez más importante en términos de demanda y oferta.

La controversia sobre el uso de Mabe no es nueva, sino que lleva más de 15 años en e. Por ejemplo, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (opa) desde 2000 aplicó medidas contundentes para la eliminación del aditivo de las gasolinas comercializadas como “ecológicas”, pues ya no contenían plomo.

Mirón Mellan, secretario regional norteamericano del Colegian Ramazón y director de Toxicología Bioquímica de la Food and Drug Administración (Fda.), señala que “muchos consumidores y trabajadores cuando se exponen a gasolina que contiene dicho activo sufren de dolores de cabeza, vómito, diarrea, fiebre, tos, dolores musculares, adormecimiento, desorientación, mareos, e irritaciones en piel y ojos”.

El funcionario sanitario agrega que “se conoce que el aditivo causa depresiones en el sistema nervioso central, dificultades respiratorias, ataxia e inflamación crónica de la mucosa nasal”. Además, dice que las emisiones de gasolina tratada con el aditivo contienen formaldehido, cancerígeno relacionado con la leucemia.

Rezago energético

El petróleo, como fuente energética no renovable, presenta señales de su agotamiento a nivel de las reservas mundiales y de su ritmo productivo. A esto se suma el preocupante aumento de la demanda. Así pues, el consumo en diez años se incrementará en 20 millones de barriles diarios y, al mismo ritmo de crecimiento, en 2020 la demanda rondará los 115 millones de barriles diarios.

Se estima en que la tasa de caída anual en cuanto a producción corresponde a 5%. Esto supone que en diez años habrá un déficit cercano a 60 millones de barriles diarios, según cifras de World Energy Statistics que demuestran la insostenibilidad de este recurso energético.

El petróleo se acaba y Estados Unidos, principal consumidor, se ve incapaz de afrontar un cambio hacia las fuentes de energía alternativas, pues sus intereses económicos dependen demasiado del oro negro y su american way of live no está dispuesto a racionalizar el gasto energético para la sostenibilidad del planeta.

Un diagnóstico de la British Petroleum señala que las reservas petroleras se reducirían drásticamente en 2040 —motivo por el cual algunas naciones industrializadas optaron por los biocombustibles— y en ese sentido México también presenta un rezago tecnológico para optar por energías alternas que se ubica hasta en 15 años en comparación con Brasil y Argentina.

Cabe destacar que en la actualidad el país adquiere del exterior 50% de las gasolinas que consumen poco más de 25 millones de automóviles y otros medios de transporte, sin que se vislumbre en el corto plazo una transición a los combustibles cuyo origen es la biomasa.

“Estamos muy rezagados en materia energética, nos estamos quedando al margen. Además, la gasolina y el diesel son muy contaminantes y no hay control. En lugar de avanzar en materia energética estamos totalmente en sentido contrario al caminar de los países desarrollados”, señala Mario Galicia Yépez, coordinador del Comité Nacional de Estudios de la Energía (cnee).

El especialista menciona que las secretarías de Energía, Economía y la misma Semarnat son las responsables de virar hacia el uso y generación de energía menos contaminante y más respetuosa del medio ambiente.

“Lo triste es que no hay un programa integral de desarrollo sobre ese tema. Desde 2000 no se ha visto un programa definido”. Lo cierto, expone, es que “las industrias petroleras de otros países no van a permitir que se instale otro tipo de productos como los biocombustibles, porque afectaría sus intereses; ellos viven de la comercialización de sus gasolinas”.

Sustancia sospechosa

El mtbe es un líquido que combina sustancias químicas como isobutileno y metanol y se ha utilizado desde los años ochenta como aditivo para lograr una mejor combustión de la gasolina sin plomo, sustancia que no sólo contamina el aire sino también el suelo, mantos freáticos y depósitos de agua.

Para la especialista en sustancias tóxicas Marisa Jacott, directora de Fronteras Comunes, es preocupante que no existan investigaciones sobre los efectos que sobre la salud humana tiene el mtbe en combinación con otros contaminantes ambientales: “Sólo se han realizado estudios en ratones y donde los resultados mostraron que les genera cáncer en riñones e hígado”.

Añade la protectora ambiental que México en la actualidad no cuenta con un inventario de sustancias químicas y tampoco con regulación. “Se desconoce qué sustancias químicas se producen en el país, así como cuáles y en qué cantidades se importan o exportan. Desde 2005 el gobierno mexicano se comprometió a través de la Asociación Nacional de la Industria Química (aniq) a realizar un inventario, pero a la fecha se carece de esta información”.

La contaminación química que actualmente enfrentamos y que, en la mayoría de los casos, daña irreversiblemente a la salud y al medio ambiente, debe ser señalada y combatida, añade. “Se estima que en el mercado mundial existen casi 700 mil sustancias químicas y cada año se suman otras mil 500 nuevas sustancias; anualmente poco más de 500 millones de sustancias químicas son producidas, usadas y procesadas en el mundo entero”.

La otra cara del sector es el poder económico, pues la industria química representa un equivalente de 7% del ingreso global y 9% del comercio internacional; más de 1.5 trillones de dólares en ventas anuales, señala Jacott.

La ambientalista indica que hasta ahora se desconoce el impacto potencial que producen gran parte de las sustancias químicas existentes, pero muchas de ellas perjudican significativamente la salud humana y los ecosistemas; y algunas de estas sustancias afectan a las personas desde antes de nacer.

Además, la exposición a la que generalmente se está sometido no es a una sola sustancia sino a todo un “coctel químico”, del que no se evalúan los impactos en su conjunto sino por sustancia química individual, quedando sin estudio los efectos sinérgicos potenciales de las mismas.

La evidencia de esta crisis química se manifiesta con un incremento en los padecimientos de cáncer, recuento espermático, alteraciones en el desarrollo, problemas testiculares, endometriosis, pubertad precoz, alteraciones del comportamiento, alergias, asma, intolerancia química, etcétera. Esto sin contar enfermedades laborales derivadas por exposición a tóxicos.

El European Chemical Bureau señala que la información sobre las propiedades de las sustancias químicas es bastante incompleta, pues sólo 14% de las sustancias tiene datos a nivel básico; 65% no llega a nivel básico; y de 21% de las sustancias existentes no hay datos.

Contaminación microbiológica

Pero el caso del mtbe es apenas una muestra de que resulta urgente dedicar mayores recursos a la investigación de los efectos que las miles de sustancias químicas que contaminan nuestro medio ambiente pueden tener en el ser humano: no debe perderse de vista que el incremento de personas enfermas de cáncer, por ejemplo, también es resultado de la cantidad de bacterias, virus y hongos en el entorno.

Para medir los índices de infecciones respiratorias y estomacales en el Valle de México, científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) proponen por ello establecer un sistema de vigilancia de contaminación microbiológica, para lo cual estudiarán la calidad del aire en esta materia.

El objetivo será determinar la correlación entre el incremento de personas enfermas y la cantidad de bacterias que hay en esos momentos en el ambiente, con la finalidad de establecer acciones preventivas, señala Jaime García Mena, titular del proyecto e investigador del Departamento de Genética y Biología Molecular.

Explica que los bioaerosoles, es decir, dispersiones aerotransportadas de partículas sólidas o líquidas que contienen entidades biológicas tales como bacterias, virus, ácaros o esporas de hongos, los cuales pueden estar vivos, muertos e incluso “dormidos”, al ser respirados pueden activarse y provocar alguna infección.

Y aunque los resultados todavía no están listos, García Mena comenta que él y su equipo realizan un estudio genómico de la biodiversidad de aerosoles en la atmósfera baja del Valle de México para identificar y clasificar las bacterias que circulan todos los días en el aire.

Cáncer y contaminación

Para el investigador Víctor Dávila, del Instituto Nacional de Pediatría (inp), el incremento de casos de cáncer, asma, alergia, dermatitis e infecciones tiene una estrecha relación con la contaminación ambiental: “La población que se encuentra expuesta a contaminantes, compuestos químicos y tóxicos, corre un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad”.

Estas aseveraciones las respaldan estudios realizados en animales. “El problema principal que se presenta en la Ciudad de México es la contaminación proveniente de las gasolinas y diesel, es decir, de los automotores. Al momento de la combustión se produce una serie de compuestos químicos conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos, los cuales son altamente tóxicos y cancerígenos”, explica y resalta que en los últimos diez años los índices de cáncer se han incrementado en grandes proporciones.

“La población está creciendo y los distintos tipos de cáncer crecen más que el incremento de las personas”, añade.

Por su parte, Juan W. Zinser Sierra, coordinador del Comité de Oncología de la Facultad de Medicina de la unam, señala que 30% de los casos de cáncer son secundarios al tabaquismo: “Hablamos de las vías aerodigestivas superiores, páncreas y vías urinarias, entre otras”.

El especialista dice que es necesario hacer conciencia sobre las acciones para reducir riesgos, sobre todo entre jóvenes, que a temprana edad forman parte de las cifras del tabaquismo sin saber de las consecuencias.

Se conoce que 10% de los adolescentes se hace adicto con el primer cigarro, y 50% adquiere el hábito con el consumo de dos a la semana, subraya el también especialista del Instituto Nacional de Cancerología (Incan).

Mayor consumo de gasolina

Otro factor de riesgo en cuanto a la contaminación ambiental por productos petroquímicos en el país, es el incremento de la importación de gasolinas y otros combustibles para cubrir la demanda interna.

En 2004 el volumen de importación de combustibles ascendía a 149 mil 600 barriles diarios y llegó a 292 mil 500 en 2006. En 2007 la compra de combustibles del exterior dio un salto importante al pasar a 411 mil 700 barriles diarios.

En 2008 México importó 463 mil 800 barriles diarios de petrolíferos, volumen superior en 1.5% a lo programado para ese año. De esa cifra, 73.4% correspondió a gasolinas y 26.6% a otros derivados como isobutanos, metil terbutil éter, naftas y gasóleo de vacío, que a su vez se utilizan como componentes para mejorar la calidad de otros productos, así como del diesel de ultrabajo azufre, combustóleo y turbosina.

La duda que queda en el aire es: ¿quién es responsable de garantizar la calidad de las gasolinas y si efectivamente estas no tienen relación con el creciente número de pacientes con cáncer?

http://www.revistavertigo.com/Articulo.aspx?articulo=8780

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