POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

LA DESESPERACION DE UN GOBERNANTE

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

2010, ha sido la conclusión de una década de Gobiernos Presidenciales Panistas, llenos de nubarrones y de claros signos de crisis interna y externa…y así llegarán a su año once en el poder federal.

El pasado domingo 28 de noviembre, el Presidente Felipe Calderón, fue muy temerario en su mensaje frente a los propios al celebrar 4 años de haber accedido al poder federal y a 10 de gobiernos panistas. Con una actitud de desesperación, más que propositiva e inteligente, que evidenciara frustración en cada frase de su discurso, sólo logró que fuera cavando las posibilidades de lograr acuerdos con sus adversarios en temas de la agenda nacional que le urgen resolver para concluir con “dignidad” sus últimos años de gestión. Y esto ya no es extraño. El Presidente, con todo respeto, requiere de ayuda para controlar su visceralidad, porque por donde se le vea está evidenciando desesperación; pues ni encuentra apoyo en sus correligionarios panistas que cada vez están más divididos y entretenidos en sus ambiciones por el poder, ni puede lograr controlar su visceralidad para lograr aquellas negociaciones con sus adversarios políticos  para sacar las reformas en el Congreso y en su política de seguridad nacional.  Es decir, igual quiere apoyo de “todos los mexicanos” pero por otro lado cuando llega a “casa”, le gana la emoción y se vuelve el presidente de su partido y golpea a todo lo que le incomoda.

Ese domingo Felipe Calderón en dicha conmemoración a la que denominaron: “Encuentro ciudadano con motivo del cuarto año de la toma de posesión de su gobierno” en el Auditorio Nacional, frente a la “clase política” panista representada por las cabezas de la  burocracia federal, gobernadores, ediles, legisladores locales y federales y seguidores y ante más de 5 mil personas se escuchó el discurso presidencial cargado de fuertes alusiones al pasado, es decir, fuerte golpeteo dedicado principalmente al PRI: “Vamos por más, porque México no se merece quedar varado a la mitad del camino del cambio democrático que hemos emprendido y mucho menos la tragedia de regresar a lo antiguo, lo autoritario, a lo irresponsable… eso significa pobreza, corrupción y negación o simulación de la libertad y del derecho”, sentenció; más claro ni el agua, a menos que se refiriera a los 6 años anteriores a su gobierno.

Ante tal circunstancia, el PRI respondió de inmediato en voz de su dirigente Beatriz Paredes Rangel, tachando el discurso como “sesgado, con distorsiones históricas, cuestionables, que irritan -afirmó- a miles de mexicanos que no comparten esa perspectiva, "coadyuvando a la polarización del país".

De igual manera la fracción parlamentario del PRI, del Senado y Cámara de Diputados, de inmediato documentaron la actuación del gobierno federal y con un informe de lo más interesante, exhibieron los errores e incompetencias en estos 10 últimos años en la que las crisis han sido la constante para llevar al país a un estado fallido del que no se pueden soslayar los gobierno panistas. Entre los puntos que los priístas en ese documento precisan y que se redactan en la justificación del informe firmado por Francisco Rojas como responsable de la fracción en la Cámara de Diputados,  que me parecen interesantes y vale la pena publicarse, resumo los siguientes:

¿DIEZ AÑOS DE LOGROS?#

“El estado que guarda la Nación no es satisfactorio. En los últimos años se han agravado muchos problemas nacionales y se han creado otros. La vida cotidiana de la gente transcurre entre la aflicción, el desaliento y la incertidumbre. Los problemas que se viven en todos los estratos de la sociedad no son atribuibles a la fatalidad; se deben principalmente a una gestión ineficiente, deshonesta y poco transparente de los responsables de las instituciones del gobierno federal.

La ausencia de una visión de Estado ha repercutido en el debilitamiento de las instituciones, y este es un daño sustantivo para la vida del país a corto y largo plazos.

El país no marcha como lo hizo cuando México fue país de oportunidades, promotor de la paz y de la solidaridad internacional.

La economía está estancada y la inversión nacional no crece porque el mercado interno es débil, ya que la mayoría de las familias no tienen recursos para satisfacer, en muchos casos, más que sus necesidades de supervivencia. La desigualdad se ha acentuado y ya empuja al país a la inestabilidad. El 10 por ciento de la población más pobre recibe apenas el 1.4 por ciento del ingreso, mientras que en el polo opuesto, el 10 por ciento de la población más rica acapara el 41 por ciento del ingreso.

A falta de empleo ha llevado a buscar la opción de la economía informal, la emigración laboral o la puerta falsa de la delincuencia abierta o simulada. De una población económicamente activa formada por 47 millones de personas, sólo 15 millones tienen empleo formal y en los dos últimos años ha aumentado la proporción de empleos eventuales, los que trabajan menos de 15 horas a la semana y los que perciben ingresos de alrededor de dos salarios mínimos.

El gobierno sigue sin poder impartir una educación de calidad y servicios dignos de salud. El desarrollo científico y tecnológico, clave para movilizar el potencial de toda sociedad, está estancado.

Los derechos humanos no están garantizados en ciertas zonas del territorio nacional, incluso en ciudades insignia del desarrollo. Los derechos constitucionales a la alimentación y la vivienda no se ejercen plenamente.

México está hoy tan lejos de la auténtica libertad, la justicia y la igualdad, como lo estuvo en momentos críticos de su historia; por ello, probablemente los daños más graves sean el deterioro de la cohesión social y el debilitamiento de las instituciones. Las políticas públicas no marchan satisfactoriamente; como se aprecia en este documento, los indicadores son negativos y no se pueden ocultar con campañas publicitarias.

Según datos del INEGI, en los últimos años la economía ha crecido a una tasa media anual de apenas el 1.2 por ciento, mientras que la población se ha incrementado en 0.94 por ciento anual: por eso, el producto por habitante se mantiene prácticamente igual al del año 2000. Nos estancamos una década.

En el periodo casi se ha triplicado el monto del Presupuesto de Egresos de la Federación, al pasar de un billón 195 mil millones de pesos en el año 2000, a tres billones 176 mil millones en el 2010, pero los problemas no se han resuelto. Se han despilfarrado los recursos petroleros; el gobierno ha contado con mucho dinero, pero se ha utilizado mayormente en gasto corriente.

El Congreso ha construido el marco legal para respaldar la procuración de justicia y la lucha contra el crimen organizado y ha aprobado las propuestas legislativas, y los requerimientos de recursos del Ejecutivo Federal, pero continúan las ejecuciones y nadie resulta responsable de nada, sin que se aprecien resultados favorables o tendencias positivas.

El país vive sobresaltado por una violencia que no se había visto desde las épocas más críticas de la Revolución. La inseguridad ha llegado al grado de afectar la cohesión social y la economía; su efecto ya se nota, entre otros, en el estancamiento de las inversiones privadas, la emigración de capital humano y la disminución de la Inversión Extranjera Directa y el turismo.

En diversas partes de México, el Estado no puede garantizar la integridad física de las personas. La violencia criminal ha costado más de 30 mil vidas humanas y un gasto público de decenas de miles de millones de pesos.

No se pueden seguir distorsionando los hechos con un triunfalismo que no se compagina con la realidad en la que vivimos. No es justo ni sensato que el gobierno privilegie los procesos electorales por encima de la resolución de los problemas que aquí se destacan: la inseguridad, el estancamiento económico, el desempleo y la desigualdad social”

Y remata el documento,  con la presentación escrita de los indicadores más relevantes sustentados con cifras gubernamentales.

Pero a todo esto yo le preguntaría al Presidente Felipe Calderón. ¿Usted es Presidente para todos los mexicanos? Pues entonces, no se vale que su estrategia para lograr acuerdos sea descalificando, ofendiendo o simplemente golpeando a quien considera su adversario; nunca se ha visto que ese sea el camino para conseguir lo mejor para los mexicanos. Porque, la falta de sensibilidad en política tiene un costo muy alto y todo esto tendrá consecuencias lógicas en la reacción de las fuerzas políticas mexicanas frente a la posición Presidencial, en lo que resta de su gobierno. Busque los acuerdos comportándose con respeto frente a los otros poderes y gobiernos estatales, actúe en un autentico federalismo, negocie, articule, cheque a sus colaboradores (en todos los niveles y entidades)  porque están haciendo verdaderas barbaridades  en sus sectores. Hágalo por salud de su gobierno y por el beneficio de México. Y sobre todo procure controlar sus emociones, porque eso empeora la cuestión porque lo lleva a cometer errores de tacto en su trato con los actores sociales y políticos y por ende al retraso de la solución a lo emergente y a olvidar que lo más importante desde su posición es pensar en el beneficio de la nación y el progreso de todos nosotros sus ciudadanos.

Finalmente, lo único que puedo agregar es que nunca será positivo debilitar la figura de un gobernante, pero éste también debe saber escuchar la crítica positiva o negativa;  pero sobre todo debe corregir el rumbo cuantas veces sea necesario.  Pero para el efecto debe rodearse de políticos objetivos, con capacidad y respeto a la misión de gobierno. Porque ¿Para qué le sirven los aduladores a un gobernante sino para volverlo soberbio y ciego? Por el contrario, se requiere que éstos se rodeen de colaboradores que los ubiquen en su justa dimensión, para que en la madurez y en la congruencia, centren el sentido de la visión, posición y misión en su actuación política.

Gracias y hasta la próxima. 

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