POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

 

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

 

LAS UNIVERSIDADES PÚBLICAS MARGINADAS Y SIN POSIBILIDAD DE CRECIMIENTO.

 

No obstante que se incrementó el presupuesto para el rubro educativo, en 8 mil millones de pesos y el titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio expresara que esos recursos “son suficientes” para llevar a cabo los planes y programas previstos para el próximo año, la realidad es que los recursos se dirigirán principalmente a fortalecer la enseñanza media superior y por lo tanto (para no variar), la educación superior pública será nuevamente afectada. No cabe duda que son hábiles los señores de la SEP, porque van a cosechar lo que de tiempo atrás especialistas, rectores y legisladores habían venido señalando sobre la necesidad de invertir mayores recursos para incorporar a las escuelas de bachillerato y licenciatura a jóvenes que ni estudian ni trabajan (los famosos “ninis”), por lo que exigían mayores recursos económicos para dotar de la infraestructura necesaria a las universidades y atender el aumento de la matrícula o la apertura de carreras con salidas laterales intermedias de nivel superior. Sin embargo, como dice el dicho “nadie sabe para quién trabaja”, pues resulta que rápidamente la SEP se puso muy lista y se aseguró que la asignación de recursos del presupuesto fuera para los niveles básicos, medios y medio superior y no para las universidades públicas. Luego entonces, el recorte para la educación superior viene a contradecir el deseo de los rectores y a la propia ANUIES (Asociación Nacional de Instituciones de Enseñanza Superior) pues se limita aun más, la ya débil situación en la que se encuentra la mayoría de las Universidades del País, lo que definitivamente es injusto e inequitativo. Ya los rectores estaban inconformes sobre la iniciativa que el Ejecutivo planteara, donde sólo se les asignaba un incremento real del 0.6% respecto a lo que se destinó para 2010 a la enseñanza superior, que en proporción del Producto Interno Bruto, el presupuesto de 524 mil 117 millones de pesos equivale a pasar de 3.8% a 3.7%. Es decir, se retrocede la inversión federal en educación superior y posgrado al pasar de 0.65 a 0.62% del PIB. Ante esto, la SEP fácilmente se lava las manos y pregona a nivel nacional que el renglón educativo sale “favorecido”; sí, pero los niveles que les conviene favorecer, pues el dinero se va a ir hacia la educación básica y media (cuyo Director General es el yerno de Elba Esther Gordillo) que hasta ahora incluye primaria y secundaria, pero que en poco tiempo absorberá la educación media superior, bachilleratos y carreras técnicas, para de esta manera quedarse con casi el 70 % del presupuesto general. ¿Y las Universidades? Bien gracias. Así que, no sé de qué esté satisfecho el Sr. Lujambio, si lo que está provocando es una severa crisis nacional que involucra no solo a las instituciones de educación superior sino a su personal administrativo, académico y de investigación, pues no se están tomando en cuenta los problemas serios que están sufriendo muchas universidades del país , pues la mayoría está en crisis económica y por lo tanto los montos que se proponen para la operación regular de las instituciones, el pago de salarios, prestaciones y los fondos extraordinarios para hacer frente a problemas estructurales como el pago de pensiones, jubilaciones, servicio médico, pago de impuestos y los bonos de reconocimiento a maestros que han laborado al margen del reconocimiento de antigüedad por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, están en riesgo. Igualmente, existe por tanto otra preocupación. No solo se está recortando a las universidades, sino que de lo poco que les toca, no se está especificando la distribución del subsidio entre las mismas, por lo que se desconocen sus variaciones. Pues seguramente, la UNAM, el IPN, El Colegio de México y otras que siempre han gozado de los más altos presupuestos, serán las que llevarán la gran tajada y las universidades de provincia…que Dios las bendiga. Tan solo el IPN recibirá 500 millones más que en 2010, 30 millones más de toda la inversión nacional que la SEP dará a los Institutos de los Estados, que recibirán en total 470 millones. Igualmente, la educación virtual queda en ceros y lo peor, la educación que va dirigida a las comunidades indígenas, politécnicas, normales e interculturales —también bajo administración de la Secretaría— sufrirán una disminución presupuestal de 77 millones de pesos, lo que significa una variación real de 7% menos a lo que recibieron este año. Por eso insisto, por donde se le vea, esto es injusto e inequitativo. Pero aun hay más. Hasta 2010, las instituciones adheridas a la ANUIES, venían operando tres fondos de financiamiento extraordinario para ampliar y diversificar la oferta de educación superior en las universidades públicas, en los institutos tecnológicos e interculturales e indígenas; fondos, que recibieron en el presente año un respaldo de mil 783.7 millones de pesos. Pero --- ¡oh sorpresa!-, en la propuesta presupuestal del Gobierno Federal para 2011 esos tres fondos son fusionados en uno con un monto total de 956 millones de pesos. La fusión representó una disminución de 827.7 millones de pesos. No cabe duda que el cristal con se mira a las universidades, está cóncavo para el Gobierno Federal y para las autoridades de la SEP e incluso para quienes aprobaron en las Cámaras estas iniciativas, porque a menos que sea uno ciego, no se podría percatar de tremendo perjuicio que se le está haciendo a la educación superior. Porque, hubiera sido más justo y razonable que se hubiera otorgado un presupuesto mayor a éstas y con ello incrementado la oferta educativa de la educación universitaria escolarizada, pero sobre todo en línea y a distancia; e igualmente, fortalecido la educación superior con salida lateral intermedia y la educación intercultural que es la que ha demostrado un verdadero acercamiento del conocimiento a las zonas marginadas de México; pero no, prefirieron desde arriba lo fácil y lo injusto. Lo anterior solo exhibe tres grandes y graves errores, mismos que ya el Dr. Raúl Arias Lovillo, Rector de nuestra máxima Casa de Estudios en su momento lo había enfatizado: a) Que se sigue destinando demasiados recursos para la educación básica donde los mismos se diluyen o pierden en los canales sindicales. b) Que la alternativa de la inversión en bachillerato es más que acertada siempre y cuando esto no llegue al mismo fin que tienen los presupuestos o recursos de la educación básica. c) Que se sigue demostrando una falta de confianza en las universidades públicas, como cuestión ideológica, que solo demuestra una miopía extrema de quienes toman las decisiones en nuestro país. Porque la propuesta del ejecutivo, por desgracia, se avala por los partidos en el Congreso. Ante todo esto, de verdad solo resta decir: “ojala que se pasen muy rápidamente los siguientes dos años para que ya dejemos de sufrir los universitarios, los efectos de decisiones y políticas educativas absurdas, que año con año afectan el renglón universitario y se aprueban, no pensando en las grandes necesidades de los jóvenes mexicanos de provincia que aspiran a la educación pública, sino pensando en otro tipo de intereses, por supuesto ajenos al quehacer universitario. La universidad pública debe crecer y ser reforzada, porque es la que está más cercana a las posibilidades económicas de muchas familias y jóvenes; grupos, que representan a las clases sociales y económicas medias y bajas y que en la actualidad juntas casi alcanzan el 85 % de la población nacional”. Gracias y hasta la próxima.

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