“POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA”

LAS AUTONOMIAS UNIVERSITARIAS: UNAM Y UV

PARTE UNO

Dra. Zaida Alicia Lladó  Castillo

Existen dos acontecimientos universitarios muy importantes que se celebraron en el mes de septiembre pasado, por una parte el día 22 en el que se cumplieron cien años de haberse constituido como Universidad Nacional, la hoy conocida UNAM ; igualmente, el 11 de Septiembre, fecha en que la Universidad Veracruzana cumplió 66 años de haber sido fundada y, en ese marco se hizo propicia la oportunidad de proponer ante la LXI Legislatura del Congreso del Estado la modificación al artículo 34 de la Constitución Política del Estado de Veracruz, lo que permitirá reformar su propia Ley Orgánica con miras a lograr su plena autonomía; dicha propuesta fue firmada por el Gobernador, Fidel Herrera y remitida a esa instancia para que proceda lo conducente.

Y ante tales hechos, que son sin duda significativos, quiero rendir un modesto homenaje a través de estas líneas, a estas dos excelsas instituciones educativas.

La primera, por lo que significó y significa en el contexto de la vida nacional en cuatro siglos y medio de existencia y la segunda como una Universidad moderna y visionaria , que ha representado todo para miles de veracruzanas y veracruzanos formados en sus aulas en casi 7 décadas.

Hablaré primeramente de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) haciendo un breve recorrido en su historia, pero principalmente para conocer los vaivenes a los que tuvo que enfrentarse en la segunda década del siglo XX para hacer realidad un preciado sueño: su autonomía. Y en la segunda parte, dedicaré este espacio a nuestra Alma Mater, la Universidad Veracruzana, misma que seguramente habrá de orientar su esfuerzo ahora más que nunca, por lograr igualmente ese objetivo.

1.- La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

El primer antecedente de la UNAM, se da desde la formación de la Real y Pontificia Universidad en el siglo XVI y es considerada como la más antigua del continente. Ésta celebró su apertura el 25 de Enero de 1553 y tuvo un doble origen, por una parte la esencia noble y monárquica de la Real Cédula de Carlos V y por otro la existencia católica a través de las bulas papales: Paulo IV (1555) y Clemente VII (1595); sin embargo, las primeras gestiones se atribuyen a Fray Juan de Zumárraga quien intercede junto con el Virrey y gobernador de la Nueva España Juan Antonio de Mendoza en 1536, ante el príncipe Felipe II y éste a su vez ante Carlos V, para instituir en esta región una Universidad. Ninguno de los iniciadores pudo ver contemplada su obra, pues Zumárraga muere en 1548 y Mendoza fue promovido a Perú en 1551. Las primeras acciones y centros universitarios fueron las cátedras y estudios de medicina, matemáticas y arquitectura, la Biblioteca de la Real y Pontificia Universidad de México y el Real Seminario de Minería.

En los siguientes 3 siglos de existencia, la Real y Pontificia Universidad, se vio envuelta en pasajes problemáticos. Durante el Primer Imperio (1821-1823), la vida de la Universidad de México siguió en su curso ordinario, pero no así durante la creación de la Primera República federal (1824-1835), en donde aprovechando la ausencia del Presidente de la República Gral. Antonio López de Santa Anna, el Vicepresidente Doctor Valentín Gómez Farías, decreta la supresión de la Universidad (1833). Esto provoca fuertes manifestaciones de rebelión, al grito de “religión y fueros” y Santa Anna regresa, para disponer el restablecimiento de la Institución.  

Durante la etapa de 1835 a 1853, que incluye la Primera y Segunda República Central (1835-1841) y (1843-1846), con un ejecutivo intermedio provisional (1841-1844) y una Segunda República Federal (1846-1853), la Universidad permanece trabajando y haciendo esfuerzos para continuar en la creación de nuevas instituciones. Pero, esta etapa cambia en el Régimen Constitucional de la Segunda República, al expedirse la “Ley Lerdo” el 25 de junio de 1856, que tuvo efectos en la Universidad (1855-1857). La Ley Lerdo, debe su nombre a Don Miguel Lerdo de Tejada, pues él intervino en su formulación, reglamentación, interpretación y ejecución y corresponde a la " Ley de desamortización de las fincas rústicas y urbanas de las corporaciones civiles y religiosas de México" que fue instituida, por el Presidente Ignacio Comonfort. Con una visión plenamente liberal buscó recuperar para el Estado una gran cantidad de bienes inmuebles en poder de la Iglesia Católica, esto limitó a los grupos religiosos, de la posibilidad de adquirir bienes raíces y les permitió los que fueran estrictamente necesarios para el culto. De esta manera la Universidad sale afectada seriamente pues le son expropiados los bienes y eso da como resultado que en 1857 Ignacio Comonfort clausure por segunda ocasión  la Universidad.

La Ley Lerdo, tuvo un objetivo nacionalista en sí misma ya que quitó a las corporaciones religiosas sus bienes e incluso el poder que ejercían desde la inquisición, pues diversos doctores y maestros universitarios habían pertenecido al Santo oficio. En 1858 con el Gobierno conservador del Gral. Juan Zuloaga, por gestiones del Dr. José Ma. Diez de Sollano, la Universidad se restablece nuevamente. Pero, duraría sólo 3 años este intento pues en 1861, el Gobierno del Presidente Benito Juárez, suprime la Universidad por tercera ocasión, ante la amenaza de la manipulación interna de los grupos conservadores que se refugiaban en el rubro universitario.

En 1863, durante el segundo imperio y al abandonar Juárez la capital, la Universidad es nuevamente reabierta. Sin embargo, Maximiliano de Habsburgo, la suprime por cuarta ocasión en 1863 y de esta manera se mantiene durante más de 40 años. Siendo Presidente de la República el Gral. Porfirio Díaz, en 1881 se presenta el proyecto de creación de una universidad pública y autónoma y es presentado por el Diputado Justo Sierra Méndez al Congreso de la Unión. Sin embargo, las objeciones presentadas por los miembros del Congreso, hizo que desistiera en su propósito. Los decretos que extinguían la Universidad realmente borraban el nombre, pero se conservaban vivas las escuelas, institutos, facultades y centros que hasta ese momento existían.

Es hasta el 26 de Mayo de 1910 que el Presidente Porfirio Díaz, dicta la Ley Constitutiva de la Universidad Nacional de México, abriendo nuevamente sus puertas. El ordenamiento había sido sometido en su oportunidad a la Cámara de Diputados  por parte del creador del proyecto Don Justo Sierra Méndez, en el momento Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes. Aunque al formarse la Universidad Nacional, no hablaba precisamente de autonomía, si se encontraba en ella un germen de evolución a una mayor libertad, puesto que sus artículos 9 y 10 le otorgaban personalidad Jurídica y la posibilidad de contar con patrimonio propio. Su primer Rector fue el Lic. Joaquín Eguía y Lis.

Pero, para que el viejo anhelo de Justo Sierra de ver funcionar a la Universidad con autonomía frente al Estado se hiciera realidad, tendrían que pasar 19 años más.

En 1914, el Gral. Venustiano Carranza, siendo primer Jefe del ejército constitucionalista con facultades para legislar y estar a cargo del gobierno provisional, por conducto del titular de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, Ing. Félix F. Palavicini, promovieron un proyecto de Ley para darle autonomía a la Universidad Nacional, lo que obligaba a la reforma de su ley constitutiva, sin embargo el proyecto no la concreta.

Para el año 1917, Venustiano Carranza en el Congreso Constituyente del mes de Enero en la ciudad de Querétaro, define una serie de modificaciones a la estructura de su administración, que da pié a la firma de una serie de decretos entre ellos los que contempla la creación de 6 Secretarias: de Estado, de Hacienda y Crédito Público, la de Guerra y Marina, de Comunicaciones, Fomento, y la de Industria y Comercio, así como 3 departamentos: el Judicial, el Universitario y de Bellas Artes y el de Salubridad. Ya siendo Presidente de la República Carranza nombra como Rector y Jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes al Lic. José Natividad Macías. Esta modificación, aunque permitía a la universidad ejercer independencia en sus asuntos pues daba poder a una nueva figura el “Consejo Universitario” como suprema autoridad integrado por el total de facultades y escuelas hasta ese momento creadas, más que considerarse un avance, se interpretaba como un retroceso pues reducía a la Universidad a la sujeción del Estado al formar parte de su estructura. 

Sin embargo, en el año 1923 dos acontecimientos universitarios dan pauta a retomar el tema de la autonomía para la Universidad Nacional de México: el de la Universidad Nicolaíta del Estado de Michoacán y el de la Universidad de San Luis Potosí, siendo sus gobernadores los C. Pascual Ortiz Rubio  y don Rafael Nieto respectivamente, mismos que dictan sendos decretos en donde declaran la autonomía a sus universidades, dándoles funciones de autogobierno y con plena capacidad jurídica para integrar su patrimonio.

Ese año se desbordan en la ciudad de México acontecimientos  políticos importantes que hace que igualmente ese clima de inquietud se exprese dentro de los centros universitarios. Es Secretario de Educación Don. José Vasconcelos y Rector de la Universidad Don Antonio Caso y Director de las Preparatorias Vicente Lombardo Toledano y surgen algunas inconformidades hacia el Secretario de Educación  por parte de los grupos estudiantiles preparatorianos apoyados por la CROM (organización obrera vinculada al director) y se desata un movimiento de huelga en los que se involucran también algunos alumnos de las facultades y escuelas y que fue agravándose con los días. Tanto José Vasconcelos como Lombardo Toledano tienen que presentar sus renuncias.  El nuevo Rector, Ezequiel A. Chávez y la Federación de Estudiantes de México intervienen para lograr el equilibrio de fuerzas y en ese contexto surge nuevamente la propuesta del proyecto de la autonomía de la Universidad Nacional de México; sin embargo, ésta no se concreta por las luchas internas entre los estudiantes y las autoridades universitarias que en diferentes momentos operan y son cambiados con prontitud. Siendo ya Rector de esta máxima casa de estudios el Lic. Antonio Castro Leal unifica y formaliza una propuesta al presidente Portes Gil avalada por autoridades, maestros y alumnos en donde se establece como una necesidad inminente, la autonomía.

El Presidente de la República Emilio Portes Gil, visualizando la necesidad de hacer realidad el viejo anhelo de Justo Sierra y de Rectores, maestros y estudiantes, envió al Congreso de la Unión la Ley mediante la cual se otorgaría la autonomía a la Universidad Nacional de México. La misma le es conferida el día el 11 de Julio de 1929 y su primer Rector, ya con esa calidad es el Lic. Ignacio García Téllez, dándose así paso al inicio de una nueva época para la que, desde ese momento, se denominaría: Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ésta inicia con la autonomía jurídica pero es hasta 1933 cuando por primera ocasión el Estado le otorga 10 millones de pesos como patrimonio para su funcionamiento.

Los anhelos de libertad del Diputado Justo Sierra y de muchos hombres y mujeres que desde los centros universitarios junto con sus rectores, después de largas décadas,   finalmente lograron las modificaciones correspondientes a su Ley orgánica y, aunque posterior a ello aun tendrían que venir diversos reacomodos para la propia casa de estudios nacional derivado de su crecimiento, era innegable que para el momento fue el gran logro, cumpliéndose el propósito de tener una vida interna en libertad.

Cabe mencionar que la Universidad Nacional Autónoma de México, durante esta transición histórica ha tenido diversas leyes constitutivas, entre ellas se encuentran la Ley constitutiva de 1910, con cuatro artículos; la Ley de 1914 que consta de 28 artículos; la Ley de de 1929 con 55 artículos; la Ley de 1933 con nueve artículos y finalmente la Ley de 1945 que permanece vigente.

Por eso, justo es reconocer a la UNAM en este 2010, como la institución superior más grande y antigua de Latinoamérica; igualmente, resaltar el esfuerzo emprendido en la búsqueda de su autonomía y la  defensa de la misma muchas veces amenazada, así como sus logros y aportaciones a favor de la nación y lo sembrado en miles de generaciones que han egresado de sus aulas. Así que, enhorabuena al celebrar sus cien años de identidad nacionalista y sus 457 años haber nacido.

En el siguiente artículo hablaremos de nuestra Alma Mater: la Universidad Veracruzana.

Hasta la próxima.

Bibliografía

  1. Archivo histórico  de la UNAM, tomado por Jorge Pinto Mazal.
  2. De la Plaza y Jean Cristóbal Bernardo (1931), Crónica de la Real y Pontificia Universidad de México, escrita en el siglo XVII, apéndice del Profesor Nicolás Rangel de la Academia Mexicana de la Historia, Primera Edición, México UNAM, tomo II, pág. 3-4. En Sánchez V., Rafael , en liga: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/hisder/cont/14/cnt/cnt10.pdf
  3. García, Consuelo (1978), Un anhelo de Libertad. Los años y los días de la autonomía Universitaria, Secretaría de la Rectoría, Dirección General de Orientación vocacional UNAM, México.
  4. Hernández Luna Juan, (1948), La Universidad de Justo Sierra, SEP. Colección de documentos Universitarios, pág. 48.
  5. Mendoza Vicente (1951), Vida y costumbre de la Universidad de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, Ediciones VI Centenario, pág. 33
  6. Portes Gil, (1954). Quince años de Política Mexicana, Ed. Botas, México.

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