Tajín cada dia más interesante
La fundación del Tajín pudo haber sido en el 250 aC: Arturo Pascual
Adrián Figueroa | Culturas
Martes 11 de Mayo, La Crónica de Hoy
PENDIENTE. El investigador de la UNAM Arturo Pascual Soto dice que hay muchas deudas académicas e históricas con el Tajín. Foto: ALONSO GALLEGOS
En el siglo XVIII, el oficial español Diego Ruiz definió al Tajín como rayo o trueno, pero el doctor Jeffrey Wilkerson señala que el término corresponde más a “el lugar de los seres invisibles”, una forma en que los indígenas designaban a los sitios sagrados cuyos nombres se perdieron en la antigüedad, dice el investigador Arturo Pascual Soto.
Esa invisibilidad, añade el director del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM , no sólo pierde a quienes fueron sus habitantes o gobernantes, sino también los tiempos de fundación. Hoy sólo conocemos a los últimos señores que pertenecen a la casa 13 conejo. En cuanto a su fundación, agrega, la tenemos situada en el año 250 dC y su fin en el 1,100 de nuestra era. Pero ahora con los nuevos estudios, tenemos la hipótesis de que su etapa más temprana pudo haber estado en el 250 aC y cambia la fecha del término de su civilización, para situarla en el 950 de nuestra era.
El investigador que finalizó un trabajo sobre la zona arqueológica y que se plasma en el libro El Tajín, arte y poder —el segundo de una serie de estudios— habla sobre las muchas deudas académicas e históricas con esa civilización, y dice que son pocos los que se dedican al tema y con técnicas diferentes cada uno. “Estamos buscando crear una rama que se llame La Ciencia del Tajín para tener una plataforma común y mejorar los resultados”.
SERES INVISIBLES. Pascual Soto cuenta que no se conoce quiénes fueron los primeros gobernantes. “Conocemos el culto al señor con retratos idealizados en estelas de plazas públicas y donde exhiben sus símbolos de poder: un bastón y una bolsa. Pero cuando había una nueva dinastía, se renovaban lo que dificulta saber quiénes eran.
En cambio, los gobernantes del final, hacia el 950 de nuestra era, son los pertenecientes a la casa 13 conejo. Una serie de señores que fueron más institucionales, pero que buscaron regresar al culto divino.
Ese es un debate académico y otro se refiere a la cronología de la fundación del Tajín. Esta civilización, señala, es más antigua de lo que se pensaba. Y la serie de trabajos que comenzaron en 1996 es una reacción a toda la ausencia y consideraciones sobre lo que se tiene. Antes, los arqueólogos situaban su fundación en el año 600 dC, pero logramos comprobar que hay antecedentes directos en 250 dC y esto lo señalan las relaciones que tuvieron con la cultura teotihuacana en el año 400 dC.
Otro punto fundamental, es situar su cronología. Se estima que fue el fin de esta civilización alrededor del mil 100 de nuestra era, pero recientes hallazgos la sitúan en el 950 dC. “Estos son los temas de las investigaciones actuales”.
Explica que el primero libro que publica el IIE se titula El Tajín en busca de los orígenes de una civilización, que se dedica más a sus orígenes y El Tajín, arte y poder es una historia de la civilización desde sus orígenes hasta su fin.
CIUDADANOS. ¿Quiénes habitaron el Tajín? Evidentemente los totonacos siempre estuvieron ahí, dice Pascual Soto. Primero como comerciantes, asentados en los territorios y, después, como dueños y señores.
La razón, señala, es que vivían en la sierra norte de Puebla y el Tajín necesitaba de los insumos y materiales de la montaña.
Un ejemplo, detalla, es la obsidiana. “La mayor parte de este material que se usó en el periodo clásico provenía de la montaña de Puebla y al mismo tiempo era el cruce natural de las caravanas indígenas rumbo a la costa del Golfo de México, lo que la convirtió en una zona comercial. Pero explica, que desde su fundación, no fue la capital regional, sino hasta el año 600 dC y mantiene por los próximos 300 años.
Otra de las cosas a investigar, dice, es la lengua. El Tajín fue crisol de varias. Había las protomayas que se dividen y dan forma al huasteco —atrincherado al norte— y al maya que desciende al sur.
Pero también estaban la zoque, mixe y después la náhuatl y tepehua, entre otras.
Indica que el mosaico lingüístico del lugar es complicado y a pesar de que sabemos que es un lugar por donde pasaban muchas gentes, hay una fuerte sombra que corresponde a la cultura material de la civilización del Tajín, que se sobrepone a cualquier manifestación de carácter regional que pueda estar asociado a estos grupos en la esfera política y cultural.
Y entre todas estas culturas, añade, la que siempre estuvo fue la totonaca. Cuando los mexicas impusieron sus condiciones en la región de Papantla; cuando arqueólogos que juran que eran huastecos eran los gobernantes, porque su tradición cerámica temprana es de esa etnia; o que son los zoques, o que fueron otros. “La diversidad lingüística impide ponerle hablantes a las piedras, a sus fundadores y a su historia”.
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