VOLVAMOS AL ABC

Volvamos al ABC Veracruz tiene determinadas élites políticas, empresariales, eclesiásticas y periodísticas en torno a las cuales gira nuestra vida pública; son las que marcan el rumbo y el ritmo del estado, su cultura y visión impregnan el escenario veracruzano, tal vez no sean tan distintas a las de otras entidades federativas. No las voy a calificar, no es mi pretensión, solo quiero subrayar su existencia y su peso en la vida colectiva de Veracruz. La campaña electoral en curso, cuya mayor importancia se concentra en la disputa por la gubernatura, hace relucir lo mejor y lo peor de todos nosotros; del que participe y del que se abstiene, del que encabeza y del seguidor, del militante y del observador, del que escribe y el que lee, del activista y del curioso, del experimentado y del novato, etc. Hasta ahora mucho ruido y color, pocas ideas y razones, pocas propuestas y proyectos. No han mostrado gran cosa los principales candidatos, están quedando a deber. La salud de la vida pública de Veracruz y su futuro están a prueba, aprobamos o reprobamos. Veracruz no se inventa cada seis años, por lógica o sentido común ni se va a derrumbar ni se elevará a potencia de algo. Somos resultado de procesos históricos, nos hemos dado determinadas condiciones sociales y políticas, tenemos una democracia tan precaria como la del resto del país. La disyuntiva es bastante clara: avanzamos bien y más rápido o nos estancamos y caemos en el deterioro de todo tipo. Quisiera interrumpir la fiesta, lanzar una luz al ring o llegar con alguna nota musical al velorio. Volvamos a reflexionar sobre el ABC de la democracia. De entrada: la queremos o no. Si la respuesta es si, tiene implicaciones varias, como son el asumir y estimular una competencia electoral con reglas, la presentación de proyectos alternativos o complementarios, el respeto a las minorías, la existencia de una prensa libre y plural como es la sociedad, el rechazo absoluto a todo tipo de condicionamiento en programas sociales y, sobre todo, la reivindicación del ciudadano como individuo pensante, digno y con derechos. Debemos entender todo eso, no dejarnos dominar por la simulación y el cinismo, que son la antesala de la indigencia y los delitos sociales. Los proyectos de poder por el poder mismo, del color que sean, no deben regir nuestras vidas, hagámosles frente y, si acaso, que reciban nuestro desprecio los apetitos y ambiciones de ese tipo. Me parece elemental afirmar que es muy sana pero también inevitable la competencia electoral como debe existir en cualquier ámbito de la sociedad; faltaba más, que en pleno siglo XXI todavía se discuta sobre el derecho de existir y se le trate como delincuente al que no piensa como otros. Mucho ayudaría un cambio de tono en los discursos si es que se quiere una campaña útil y estimular la participación de la gente; lo contrario, traerá mal ambiente y abstencionismo. El escenario deseable para el cuatro de julio próximo es un resultado de tres tercios, sería lo mejor para Veracruz pues traería equilibrios y controles, produciría el bien cultural de la tolerancia y podríamos ir hacia un proyecto común. Hay otros escenarios no tan deseables pero que son posibles: un bipartidismo con el triunfo de uno u otro entre los colores rojos y azules, en detrimento de la pluralidad y la izquierda. Parece que si no es de tres tercios, la competencia se cerraría en dos y aunque gane el más joven de los tres candidatos el ascenso de su oposición más cercana sería muy relevante. Si aquí vamos a seguir y realmente nos interesa lo que pase en Veracruz, vámonos respetando, preparémonos para cooperar todos aunque haya que volver al ABC de la democracia. Recadito: La cita es en el Cabildo Xalapeño, el 6 de abril, a las 18:00 horas, para escuchar respuestas. Xalapa-Equez., a 02 de abril de 2010 Uriel Flores Aguayo www.urielflores.org.mx

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