VIOLENCIA DE GÉNERO EN LA ESCUELA parte 1
Por Sara Lovera
México, abril (SEMlac).- La naturalización de la violencia como solución a conflictos comienza en la infancia; se recrea y se admite en la escuela, donde el ambiente y las conductas de alumnos, maestros y directivos, fortalecen día a día las diferencias entre hombres y mujeres que ven como natural la violencia genérica.
El panorama, dentro de la escuela, es de discriminación femenina, brutalidad como un valor masculino vigente -les jalan los pelos a las niñas-, la intolerancia hacia quienes no responden a los estereotipos admitidos como "naturales" es cotidiana y un círculo de exclusión y maltrato persiste.
Ahí, en las aulas, se admite la violencia contra las niñas y la discriminación a los varones diferentes; hay subestimación cotidiana de clase y étnica, y parece mayor la violencia en zonas urbanas que en las indígenas o marginadas.
Encima, el profesorado que no se da cuenta del problema y son mucho más las maestras mujeres (29 %) que se preocupan. Sólo el ocho por ciento de los maestros varones mira más allá.
Entre los alumnos de cuarto, quinto, sexto de primaria y secundaria, (de seis a 15 años de edad) hay una resistencia al cambio. A ello se agrega un bajo conocimiento del profesorado mexicano sobre la violencia de género y el acoso como acto cotidiano de discriminación.
Este es el panorama preciso y profundo revelado por el primer informe Nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica de México, a la que asisten 33 millones de niños y niñas de cuatro a 15 años de edad. El estudio, elaborado a petición oficial por Elena Azaola, una autoridad en la materia, fue patrocinado por la Secretaría de Educación Pública y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
La indagación se realizó al final del ciclo escolar 2007-2008, en 395 escuelas entre primarias generales e indígenas, así como secundarias generales, técnicas y telesecundarias de todo el país; fue aplicada a un total de 26.319 estudiantes de cuarto a sexto años de primaria, además de jóvenes de los tres grados de secundaria. Se efectuaron cuestionarios a 324 directivos y 1.485 docentes de dichas escuelas.
El estudio atendió al mandato de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida sin Violencia que recomendó desde 2007 hacer diagnósticos específicos.
Se halló, precisamente, que en el fondo de la violencia cotidiana dentro de la escuela, identificada como bullying o acoso, y de los actos de violencia sistemáticos dirigidos a personas en lo concreto, con bandas o socios, está la dicotomía entre un discurso oficial de la igualdad y la parálisis de los cambios y la realidad, luego de 29 años desde que el gobierno mexicano firmó la Convención contra Todas las Formas de Discriminación de la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).
Los motivos de acoso a los niños en el 22 por ciento de los encuestados es porque no cumplan con características del estereotipo masculino, más presente en escuelas urbanas que rurales.
Lo mismo sucede en el caso de las niñas, ya que de no cumplir los estereotipos femeninos se les dice que se comportan como hombres, situación reportada por el 25 por ciento del alumnado y mencionada más por los niños y con mayor presencia en primarias indígenas que en generales. Así, estas cifras muestran algunas de las manifestaciones de la discriminación sexista.
Las características de acoso y violencia son: las burlas entre niños/as del mismo sexo relacionado con la apariencia física, tener gustos distintos, las formas de hablar o caminar y la forma de vestir.
La discriminación por la forma de vestir ocurre entre un 20 por ciento de los/las estudiantes; pero en las primarias indígenas se mencionó con más frecuencia (31,7%).
Las formas más comunes en que los niños se burlan de las niñas son: haciéndoles bromas pesadas sobre su físico, inventando apodos y burlándose de ellas cuando se equivocan en clase. Estas manifestaciones han pasado del aula cotidiana a los portales de Internet.
Las burlas no se vinculan con la actividad escolar, sino con características de la constitución física, dice el informe, que "pueden lastimar la autoestima de las niñas, sobre todo en un contexto en que las mujeres son socialmente presionadas y valoradas por ser bonitas".
En cuanto a las agresiones físicas, 30 por ciento de los alumnos de primaria dijeron haberlas recibido, tanto niñas como niños; este fenómeno se encontró levemente menor entre los adolescentes de secundaria.
Se pudo establecer que son niños los principales sujetos y objetos de agresión física, lo que denota la persistencia de prácticas violentas que socialmente se asocian a la masculinidad tradicional y se aplauden, aun dentro de la escuela, por los profesores varones, principalmente.
Una cuestión preocupante es que sean más frecuentes las patadas, puñetazos y empujones entre los hombres, mientras que entre las mujeres los empujones y jalones de cabello.
Más de la mitad del alumnado de cuarto y quinto de primaria afirmó que en su escuela hay situaciones donde los niños se pelean a golpes. Esto es más reportado por el alumnado de primarias generales que el de las indígenas y por el de población urbana que el de rural.
De las ideas halladas en el estudio, respecto a la discriminación de género, reforzadas hasta la preparatoria -según una investigación entre adolescentes que también se hizo en 2007-, aparecieron:
El 50,1 por ciento de los niños de primaria está de acuerdo con que "el hombre es el que manda y decide lo que le conviene a la familia" frente al 31,7 de las niñas que opina lo mismo.
El 82,8 por ciento de las niñas ayudan a hacer la comida en sus casas, en tanto que los niños sólo participan en 11,8.
El 85,8 por ciento de niñas lavan y planchan ropa, y sólo 14,2 de los niños lo hace.
El 50,1 por ciento de los niños de primaria está de acuerdo con que "el hombre es el que manda y decide lo que le conviene a la familia" frente al 31,7 de las niñas que opina lo mismo.
El 79,2 de las niñas y los niños está de acuerdo en que "el hombre es el que debe tener la mayor responsabilidad para traer el dinero al hogar", y en que las niñas deben aprender a cuidar a sus hermanitos y hacer la limpieza.
El 60,3 por ciento de los adolescentes de secundaria y el 54,8 de las adolescentes en este nivel, está de acuerdo en que "la mujer es la que tiene que cuidarse para no quedar embarazada".
De manera espontánea, dice el estudio, solamente el 6,3 por ciento de los niños, niñas y adolescentes dijo que lo primero que cambiaría en su escuela sería que no hubiera tanta violencia, porcentaje que refuerza la visión general de que en la escuela, la sociedad y todos los ámbitos de la violencia es natural en el 93,7 por ciento de los encuestados.
La violencia discriminatoria, que pasa por la exclusión de las mujeres, particularmente en la escuela, se le ha denominado bullying (acoso), cuyas principales características son: se producen repetidamente en el tiempo y siempre dirigidas a las mismas personas; además, quienes la ejercen, sea física y/o verbal, lo hacen con la intención clara de molestar y humillar, y generalmente sin que haya provocación previa por parte de la víctima.
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