POEMA DEDICADO AL INOLVIDABLE HISTORIADOR LIC LEONARDO ZALETA J.

POEMA DE LA INSPIRACIÓN DEL MTRO. ARTURO MENDOZA RANGEL

 AL FINAL

 Es por tu noche eterna,

 Por el fin de tus sueños,

 Por todos tus empeños 

Que tu cuerpo ya duerma; 

Por la corriente enferma

 De oscuridad por siempre

 Que es ya solo simiente, 

Presencia del reposo 

Y es huir presuroso 

Para cruzar el puente, 

Yo solo te contemplo

 Ya lejos de este mundo,


 Con el sopor profundo 

Con que se llega al templo 

Donde todo es ejemplo

 De ocio y meditación, 

Donde ya el corazón 

Cesarán sus latidos, 

Sus suspiros perdidos

 Su dolor, su emoción.

 Ya no hollarán tus pasos

 Las veredas de siempre,

 Ni correrá el torrente

 De amigables abrazos,

 Ni correrá en retazos

 La voz de tus placeres

 Que en aquellos ayeres

 Formara tu pasión, 

Ya no habrá otra canción

 Que llame a tus deberes.

 Dejarás en la tierra 

Cariños verdaderos

 Que cual bellos luceros

En tus ojos se encierra; 

Ya no sabrás de guerra, 

Ya nada es olvidado,

 Tan solo tu pasado

 Quedará en la memoria 

Para contar la historia

 De un ser apasionado . 

Dejarás el recuerdo 

De tu andar por la vida,

 Tal vez, comprometida

 De aumentar el acervo,

 Que haga vibrar el verbo 

Con la palabra ufana,

 Que ante cada mañana

 Se enfrentó a su destino 

Y que llenó el camino

 De su nota temprana.

 Pero en aquél silencio

 Que rodea tu infortunio,

 Mi último plenilunio 

Ya encontrará consenso; 

Ya dormirá tu pienso 

Confirmando el ocaso,

 Que es ya solo un pedazo

 Del mundo de misterio 

Que allí, en el cementerio 

Te da el último abrazo.

 Más, no todo es ausencia, 

No es el último encuentro, 

Ni el último momento 

De sentir tú presencia; 

Quedará la dolencia

 De tu triste partida, 

De aquella despedida 

Que con aquella flor 

Te daría el trovador, 

Ya en el fin de tu vida Volverás por el mundo 

Trajinando tus calles; 

Tus andanzas, tus valles 

Y tú cantar rotundo;

 Hallarás el fecundo

 Mensaje del adiós

 Y escucharás la voz

 Que en el latir del viento, 

Te dieran el aliento Para elevar la voz

. Y al hundirte en la nada, 

Ya en reposo entendido,

 Pensarás que el olvido 

Te venció en la jugada; 

Ya no habrá otra alborada, 

Perdiste la partida.

 Más, si en la despedida

 Tu s letras aún se aferra n 

A seguir en la tierra… ¡Volverás a la vida!

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