ALEJANDRA UNA LEYENDA URBANA
Por Nina Salguero Copyright
Alejandra fue dulce y tierna con los pequeños, implacable con los adultos, alguno que otro adulto recibió un manazo, un periodicazo, los vidrios de los negocios eran sacudidos por sus golpes, que nunca llegaron a más.
Recuerdo a Alejandra como la mujer más feliz, formaba parte del paisaje, tenía novio joven y no feo, en su corazón no existió el prejuicio pues su mente aparentemente fuera de la realidad, tenía más realidad que el mismo día; siempre anduvo bien limpia y arreglada, su familia así la amó.
Y creo que de alguna forma, todos la queríamos, un día sin Alejandra era como un día sin sol y todos nos preguntábamos ¿ No han visto Alejandra?
Un buen día estando yo, en Catedral, vi a Alejandra acercarse al Crucificado con la mano, le señalaba y como si quisiera decirle algo y al final le gritó: ¡¡ Ya ves, te dije que no bajaras a la Tierra, porque te iban a crucificar, pero no me hiciste caso!!.
Otras veces pedía frutas para su novio, al que trataba con respeto y pedía respeto para él, en el fondo hubiéramos querido vivir como ella, que amaba todo y con su gesto adusto, nos hacía ver a nuestro yo perverso, su mirada penetraba nuestras conciencias.
La pandemia nos llevó a otra realidad, nos alejamos de todo, cuando terminó la cuarentena , como siempre nos vimos las caras, regresamos a las calles pero Alejandra ya no estaba, me enteré que hace unos días falleció, de seguro tiene una buenas discusiones con el Crucificado, al que tanto regañaba pero que trataba con la ternura de una madre a un hijo, " MI niño le decía a Jesús, y le lloraba"
QEPD Alejandra y mis respetos a su familia, que la quiso como ella fue, con la autenticidad de su luminoso ser.
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