LAS POSTURAS DEL PRO Y EL ANTI
LAS POSTURAS DEL PRO Y EL ANTI
Uriel Flores Aguayo
Las tendencias dominantes en el debate político y las redes sociales son las del Pro o Anti AMLO, Gobiernos, Morena, Calderón y las oposiciones. Son abrumadoras las avalanchas propagandísticas, de humor y fe. Sus promociones provienen de la militancia formal o real y de amplias franjas sociales. Sus efectos polarizantes opacan la comprensión de nuestra coyuntura y alejan la posibilidad de resultados y acuerdos. Se abrazan y defienden determinadas posturas y personas independientemente de los méritos y los argumentos. Algo tiene que ver nuestra historia y la forma en que nos fuimos conformando como nación. Era hasta natural que se hicieran bloques en par, recordemos los episodios de la Independencia y la Revolución. Por efectos de las alternancias electorales de tres claras fuerzas políticas e ideológicas pasamos a dos bloques políticos con borrosas ideologías. Eso es lo dominante por ahora. Pero siempre hubo y hay más allá de los polos lo acepten y sepan o no sus promotores.
En este momento la visión y narrativa dominantes tiene todavía mucha fuerza pues el bloque gobernante llegó con legitimidad fuera de toda duda y resultados contundentes en sufragios. Empiezan a resentir desgaste como es natural al ejercicio de Gobierno y a la emisión de un discurso repetitivo. De acuerdo a nuestras tradiciones mágicas, siempre en busca de líderes fuertes y providenciales, las adhesiones mayoritarias dependen en mucho de la figura del Presidente Obrador. Su programa se diluye en consignas y propaganda. Por mucho que se genere un ambiente doctrinario y de incondicionalidad no es fácil ni eterno el predominio de las ideas dominantes. Somos una sociedad plural, mayoritariamente urbana, informada y con acceso al internet, acostumbrada a las alternancias políticas, que utiliza el sufragio y dialoga públicamente. Por esas razones, por más abrumador que sea el dominio oficialista siempre será pasajero y coyuntural. Además de las militancias del Pro y el Anti hay una franja amplia donde se goza de absoluta libertad, se hace crítica y se asumen posturas sobre la base de los méritos y datos de los hechos y las personas. En esa franja están periodistas, intelectuales, académicos, científicos, líderes sociales y políticos, artistas, comunidades, colectivos y ciudadanía en general.
Las tareas democráticas del momento tienen que ver con la defensa de la pluralidad, el fomento del diálogo y la reivindicación del individuo solo o colectivamente. Contra la propaganda como discurso oficial u opositor hay que argüir razones, argumentos, datos y evidencias. La personalidad de los ciudadanos con su dignidad hacen imposible que se asienten para siempre las visiones sectarias. Ese es el fondo. Puede parecer imposible que se desvanezcan algún día las cuasi milagrosas figuras dominantes. Pero ya vivimos esos procesos en nuestra historia. Así se perdió en su desfase el régimen de la revolución mexicana con todo y su partido de la maquinaria electoral, lamentablemente pasó a un segundo término el Estadista Cuauhtémoc Cárdenas y Vicente Fox, Presidente de la primera alternancia, se convirtió en un personaje de humor. Así pasará con otros y con todos los que que rehuyan el apego a las reglas democráticas y el respeto al ciudadano.
Los Pro o Anti en forma militante real o supuesta viven una especie de integrísimo e intoxicación. Viven para defender su causa y hacen girar sus días en la reafirmación de sus creencias y la búsqueda de adeptos. Omiten razones, les basta la consigna, se conforman con la propaganda y las señales de sus liderazgos. En los bloques en perpetua pugna son minoritarios aunque aparenten ser más. En cambio, los libre pensadores, los que apoyan de acuerdo a datos y evidencias, a argumentos, se desenvuelven con mayor soltura y enriquecen la conversación pública. Al hacerlo mejoran la vida pública y dan viabilidad y potencia a nuestra democracia. Son los imprescindibles en estos días. Hay mucho que hacer en la ruta de un mucho mejor México. Los que estén en partidos políticos deben hacerlos abiertos y programáticos. Los que estamos fuera, la mayoría, a comprometernos con agendas sociales, de derechos, causas comunitarias, el Estado de Derecho, elecciones libres y rumbo invariablemente democrático.
Una cualidad de los que formamos parte de la conversación pública con opiniones libres es que no hacemos proselitismo y asumimos causas. No nos alineamos y quedamos a salvo para pensar, crear, construir y desarrollar a la democracia.
Recadito: del mayor interés la aspiración Presidencial del Senador Monreal.
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