DESPUÉS DEL HURACÁN...
Por Nina Salguero Copyrigth
Fotografía propiedad del H. Ayuntamiento Tuxpan, Ver.
Después del Huracán, recorro en solitario la playa; algunos turistas desafiando las olas y la ola de covid-19, se divierten, aún cuando amenaza dicen " Un tsunami de virus".
Cada quien es responsable de su propia seguridad y los suyos.
No me lleva a la playa más que la tristeza, antes de que llegue la autoridad civil con sus máquinas a limpiar el escombro, camino entre la maraña de plantas acuáticas encuentro un pequeño tractor de juguete, otros muñequitos con la imagen de soldados, más allá Santo El Enmascarado de Plata, una cabeza de muñeca, un peine, un tenis sin suela y una suela sin su zapato, los inmensos troncos que las olas dejaron y que llegaron seguramente de alguna comunidad donde las violentas rachas lo arrojaron al río y este lo llevó entre sus turbias aguas, hasta el mar donde fue arrojado por la corriente marítima.
Encuentro más muñecos de plástico pienso en los niños, en su prolífica imaginación donde dan vida a lo inanimado, donde una tabla se convierte en una filosa espada samurai y se enfrentan a potenciales enemigos en su mente.
Las potentes máquinas del Ayuntamiento, levantan la que ahora se llama basura o deshecho, pero que es un cementerio de árboles, plantas, juguetes, recuerdos y hasta un velo de novia desgarrado por el fragor del viento.
La temporada de Huaracanes trae el agua necesaria para la vida, pero por cada árbol que arroja el mar, se queda con menos oxígeno nuestro mundo...¿ Cómo hacer para concientizar esos criterios tan limitados, bosques enteros son talados, la fauna se queda sin hogar,las aves sin su habitat...pero pocos se dan a la tarea de sembrar y cuidar hasta su adultez a los árboles.
Me he regresado triste a mi hogar, mi alma ha vuelto a ser como de niño, pongo en fila a los soldaditos de juguete, a su lado los enmascarados y los carritos, el tractor y les ordeno a los soldados que disparen una salva o sea un saludo hecho mediante los disparos de una arma de fuego, es el homenaje de mis soldados de plástico a los árboles que arrojó el mar, como un requiescat a su muerte, de la que nadie por cierto se acordará,para muchos es solo basura, para mi fue el hogar de muchas aves.
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