ABOLENGOS ACADÉMICOS

ABOLENGOS ACADÉMICOS 
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Por Víctor M. Estupiñán Munguía*
Universitat de Barcelona - El grado y las titulaciones universitarias Academic DegreesUniversitat de Barcelona - El grado y las titulaciones universitarias
“Lo que quiero comunicar no es que todo es malo, sino que todo es peligroso.” 
M. Focault
 Hoy hablaremos de dictaduras clasificatorias académicas. Pensar el poder en sus laberintos
academicistas nos lleva a la posibilidad de analizar los “abolengos académicos” y, el funciona
miento de las “dictaduras de los grados profesionales”.  Mismas que  a la luz de un sistema
filosófico de tipo positivista se resemantizan en verdaderas “dictaduras vanidosas”. 
No hay más que observar las poses de algunos “doctores” transformados en todas unas aves
del paraíso, en ninfas doctorales. En  pavos reales con sus plumaje refractando los colores
acrisolados atrayendo a incautos y débiles en realidades..   
Realizar una sociología de las vanidades academicistas implica detenernos en los clasismos,
y estigmas inducidos. Los “abolengos académicos” son reflejos que recogen y reproducen
haciendo presentes las identidades económicas y del poder  del pasado. Hoy, adheridos a
cuotas de estatus, a símbolo de poder, abolengos por otros medios.
El poder crea estas nominaciones simbólicas  de purificación para poder controlar las “inquietu
des de los saberes”. Su éxito se explica por pertenecer a una economía del saber un tanto
invisible. Son nominaciones que el Estado-poder les acuña para facilitar la circulación y el fun
cionamiento de las postraciones psicológicas. Pertenecen a un sistema de signos que
resemantizan los procesos de las obediencias y sumisiones reconvirtiéndolos en invisibles.
Son abatimientos conquistados simbólicos
La arrogancia académica que se crea mediante estos “títulos de nobleza del saber”, exigen
automáticamente reconocimientos de los de “abajo”. Es decir, sometimiento por ser formas de
control de los contenidos  subjetivos acordes a las contraprestaciones de la pleitesía del poder
. Así se diseña y se ejerce el poder, el control fino, mediante los hilos y zurcimiento de las
subjetividades enfocadas a la subordinación voluntaria. 
Son una manera de ejercer la hegemonía al controlar los conocimientos, administrar el saber,
independientemente cuales y de qué naturaleza sean.
Son reminiscencias adaptadas al mundo académico. Una reclasificación de cuotas de poder
para ciertos individuos que se supone ha adquirido ciertos conocimientos y habilidades
mediante la certificación del Estado-poder. Este último se guarda el derecho de los contenidos
y enfoques que más le convienen.
Contienen promociones económicas junto con promoción de estatus. Es decir, se promueve el
culto a la personalidad. El estímulo al esfuerzo personal, ególatra, narcisista. A cambio de que
coopere con la división social del saber.
En un juego más de poder. El Estado ennoblece a los individuos envolviéndolos y presentán
dolos en un halo, en un círculo luminoso semejantemente a los santos con su corola luminosa. 
El metamensaje es que se encuentran purificados, son los que han alcanzado la gloria del
conocimiento. Sólo para los elegidos, los superiores, los que han seguido los caminos diseña
dos por el poder, el cual es el que extiende la constancia, el título de propiedad inmaterial.
¿Pero qué antecedentes tienen estos títulos académicos?
Desde que llegaron los españoles establecieron en las colonias que conquistaron su cosmo
visión del mundo. Su clasificación basada en la jerarquización de “los superiores” y de “los
inferiores”. Tomando en cuenta las razas, cruzas y castas. De allí salieron los mestizos, mulatos,
zambos, entre más. Se le llama sistema racista.
También se establecieron las cunarazas, alcurnias, castas y demás prejuicios racistas.
Desembarcaron y  trajeron de Europa otros sistemas clasificatorios: La de los títulos de
nobleza. Que se oponían rotundamente a la plebeyez.
Tomando en cuenta la cultura clásica europea, la nobleza no es una clase social en sí, sino que
responde a un estamento que se hereda. Con o sin títulos.


Hay nobles con o sin título. Los primeros se dividen en grandes de España y títulos:
duque, marqués, conde, vizconde, barón y señor. Por ejemplo, tenemos al “Hidalgo”, los cuales
carecen de título. El “Señor”, corresponde a menor rango y, que señala posesión de lugares. En cambio “Barón”, es título de nobleza y dignidad. “Vizconde” eran los que gobernaban una provincia. “Conde” eran los que acompañaban al monarca. “Duque”, era el gobernante de un lugar. “Marques” (marca), señores que se establecían en tierras junto a fronteras.
En otros países existían los baronetos y caballeros. El baronet o la baronetesa eran los propíeta
rios de dignidad de un título otorgado por la Corona británica.
“Lor” y “Sir” significan “señor”. Así tenemos que la palabra “Sir” se puso en circulación en el
año de 1297 ya como título de honor para un caballero. Teniendo como antecedente la palabra
“Sire” que se le anteponía al nombre desde 1205 .De tal manera que los grados académicos
vienen a sustituir  toda esta parafernalia clasista, discriminatoria y pedante.
Ahora bien, la creación de procesos de abolengo hace mucho que existen como auxiliares en el
ejercicio del poder. Pensemos en la utilización de las máscaras, huesos y otras extravagancias
de los primeros brujos. En el bastón de mando, callados u, utensilios propios del “jefe”. Son
artículos que distinguían y clasificaban a los que tenían poder de los que no lo tenían. 
Así se empezaron a institucionalizar los abolengos, después de los naturales. Es decir, de las
propias características de fuerza y agilidades de los cuerpos.
En este orden de ideas también podemos reconsiderar la utilización de los colores de acuerdo
a las clases sociales en el imperio romano. Había todo un código de distinción para la utilización
de los colores en la ropa. Unos eran exclusivos para los romanos, otros para los esclavos,
extranjeros, etc. de acuerdo a las clases sociales y demás condiciones dictadas por el empera
dor.
  Las universidades y demás centros educativos generan estas dictaduras vanidosas de tipo
academicistas. Estas estratificaciones  logradas mediante la certificación institucional son
las mismas que se generan en el ejército. Nada más que cambian de nombre. “General”,
“mayor”, “teniente coronel”, “teniente”,  “comandante”, “cabo”, “soldado”, etc.
La cultura de la jerarquización no puede dejar por fuera lo que sucede en los centros educa
tivos. La jerarquización garantiza el ejercicio y control de los cuerpos y de las conciencias. Así
como también la cultura a la personalidad mediante los grados académicos.
La temperatura corporal y ambiental se mide por grados. El oficio hacia el conocimiento también
Sin embargo, no siempre concuerda con la realidad de dicho conocimiento. 
El mercado se ha encargado de reconvertir en una baratija el verdadero conocimiento. Le ha
tenido que poner la marca y, previamente la certificación.  El consumismo también ha llegado
al instruccionismo y a la ideología de la arrogancia y del vacío filosófico.

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*Víctor M. Estupiñán Munguía: Artesano de la palabra, escultor de ideas, danzante de emociones, arquitecto de sentimientos, pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, chingólogo y sonorólogo, amigo del “Río Sonora”, polemista dialéctico, ideólogo y promotor del pensamiento crítico, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora “Por la paz del mundo” victor-79@live.com.mx

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