URGENTECOMUNICADO CELAM
Ciudad de México, a 28 de febrero de 2020.
Prot. No15/20
Acciones en la Iglesia, ante la eventual emergencia sanitaria (COVID-19).
Ante la epidemia provocada por el coronavirus (COVID-19), el cual causa
enfermedades respiratorias que van desde el resfriado común hasta enfermedades
más graves como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), y el Síndrome
Respiratorio de Oriente Medio (MERS), hacemos un llamado al Pueblo que Peregrina
en México para tomar las medidas preventivas necesarias para evitar el contagio.
enfermedades respiratorias que van desde el resfriado común hasta enfermedades
más graves como el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS), y el Síndrome
Respiratorio de Oriente Medio (MERS), hacemos un llamado al Pueblo que Peregrina
en México para tomar las medidas preventivas necesarias para evitar el contagio.
Con información proporcionada por la Secretaría de Salud, el coronavirus humano se
transmite de una persona infectada a otras a través del aire, al toser y estornudar,
al tocar o estrechar la mano de una persona enferma, o al tocar un objeto o superficie
contaminada con el virus y luego tocarse la boca, la nariz o los ojos antes de lavarse las
manos.
transmite de una persona infectada a otras a través del aire, al toser y estornudar,
al tocar o estrechar la mano de una persona enferma, o al tocar un objeto o superficie
contaminada con el virus y luego tocarse la boca, la nariz o los ojos antes de lavarse las
manos.
Una de las medidas preventivas sugeridas, es la suspensión de los saludos con contacto
físico, es por ello que exhortamos a los obispos y sacerdotes en México, soliciten a sus
feligreses que en las celebraciones religiosas se suspenda el saludo de mano con
contacto físico, durante la contingencia. Lo anterior no elimina el rito del saludo de
la paz*, sino solamente, que en el mismo se evite el contacto directo interpersonal,
y se pueda sustituir con una reverencia o un signo de voz.
físico, es por ello que exhortamos a los obispos y sacerdotes en México, soliciten a sus
feligreses que en las celebraciones religiosas se suspenda el saludo de mano con
contacto físico, durante la contingencia. Lo anterior no elimina el rito del saludo de
la paz*, sino solamente, que en el mismo se evite el contacto directo interpersonal,
y se pueda sustituir con una reverencia o un signo de voz.
En el mismo sentido, se considera muy conveniente, por la misma circunstancia,
que la Sagrada Comunión, durante la eventual emergencia, sea distribuida
en la mano y no en la boca, según las normas de la Iglesia.*
que la Sagrada Comunión, durante la eventual emergencia, sea distribuida
en la mano y no en la boca, según las normas de la Iglesia.*
Por ello, ante esta realidad que está padeciendo el mundo, la Iglesia pide
a todos que se le dé la seriedad que esto merece, y estar atentos para
prevenir, y de darse el caso, enfrentar esta enfermedad, siguiendo las
medidas recomendadas por la Dirección General de Promoción de la Salud: •
Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o utilizar gel con base
de alcohol al 70%. • Al toser o estornudar, utilizar el estornudo de etiqueta,
que consiste en cubrirse la nariz y boca con un pañuelo desechable
o con el ángulo interno del brazo. • No tocarse la cara, la nariz, la boca
y los ojos con las manos sucias. • Limpiar y desinfectar superficies y
objetos de uso común en casas, oficinas, sitios cerrados, transporte,
centros de reunión, etc. • Quedarse en casa cuando se tienen padecimientos
respiratorios y acudir al médico si se presenta alguno de los síntomas
(fiebre mayor a 38oC, dolor de cabeza, dolor de garganta, escurrimiento nasal, etc.)
es muy importante no auto medicarse. Es importante puntualizar que solo a la Conferencia
del Episcopado Mexicano, para todas las diócesis de la República Mexicana,
compete establecer, con el reconocimiento de la Sede Apostólica, los gestos
y posturas de los fieles, entre ellos la forma de expresar el gesto de la paz.*
En consecuencia, ningún otro puede lícitamente proponer un gesto alternativo para
intercambiar el signo de la paz entre los fieles.
Encomendamos a Dios y a nuestra Madre Santísima de Guadalupe,
a todos estos hermanos nuestros, que han perdido la vida y a todos
sus seres queridos, que sufren esta pena; y a los enfermos y contagiados
por este virus. Nos unimos en oración, pidiendo que pronto se obtenga
una efectiva cura.
a todos que se le dé la seriedad que esto merece, y estar atentos para
prevenir, y de darse el caso, enfrentar esta enfermedad, siguiendo las
medidas recomendadas por la Dirección General de Promoción de la Salud: •
Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o utilizar gel con base
de alcohol al 70%. • Al toser o estornudar, utilizar el estornudo de etiqueta,
que consiste en cubrirse la nariz y boca con un pañuelo desechable
o con el ángulo interno del brazo. • No tocarse la cara, la nariz, la boca
y los ojos con las manos sucias. • Limpiar y desinfectar superficies y
objetos de uso común en casas, oficinas, sitios cerrados, transporte,
centros de reunión, etc. • Quedarse en casa cuando se tienen padecimientos
respiratorios y acudir al médico si se presenta alguno de los síntomas
(fiebre mayor a 38oC, dolor de cabeza, dolor de garganta, escurrimiento nasal, etc.)
es muy importante no auto medicarse. Es importante puntualizar que solo a la Conferencia
del Episcopado Mexicano, para todas las diócesis de la República Mexicana,
compete establecer, con el reconocimiento de la Sede Apostólica, los gestos
y posturas de los fieles, entre ellos la forma de expresar el gesto de la paz.*
En consecuencia, ningún otro puede lícitamente proponer un gesto alternativo para
intercambiar el signo de la paz entre los fieles.
Encomendamos a Dios y a nuestra Madre Santísima de Guadalupe,
a todos estos hermanos nuestros, que han perdido la vida y a todos
sus seres queridos, que sufren esta pena; y a los enfermos y contagiados
por este virus. Nos unimos en oración, pidiendo que pronto se obtenga
una efectiva cura.
✠ Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM
Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM
✠Alfonso Miranda Guardiola
Obispo Auxiliar de Monterrey y
Secretario General de la CEM.
Obispo Auxiliar de Monterrey y
Secretario General de la CEM.
✠ Jonás Guerrero Obispo de Culiacán
y Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica
y Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica
✠ Domingo Díaz Martínez
Arzobispo de Tulancingo y Responsable
de la Dimensión Episcopal de Salud
Arzobispo de Tulancingo y Responsable
de la Dimensión Episcopal de Salud
✠ Mons. Gustavo Rodríguez Vega Arzobispo de Yucatán
y Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social - Cáritas
y Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social - Cáritas
Notas
*En el rito de la paz, recuerda la Instrucción General del Misal Romano, la Iglesia implora la paz
y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y los fieles se expresan mutuamente
la comunión eclesial y la caridad antes de comulgar en el Sacramento (cf. IGMR 82). En efecto,
“La Eucaristía es por su naturaleza sacramento de paz. Esta dimensión del Misterio eucarístico
se expresa en la celebración litúrgica de manera específica con el rito de la paz. Se trata indudablemente
de un signo de gran valor (cf. Jn 14,27)”, puntualiza el Papa Benedicto XVI en la Exhortación
apostólica postsinodal Sacramentum caritatis sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida
y la misión de la Iglesia (n. 49). Este rito, aún en su auspiciada sobriedad, manifiesta no solo
el tan anhelado deseo, hoy tan sentido de manera especial, de una paz humana, sino que nos
lleva a tomar conciencia de que Cristo mismo “es nuestra paz” (Ef 2, 14), razón por la cual la Iglesia
no solo auspicia una paz construida por la voluntad de los seres humanos, sino que implora de
Aquel que es su fuente la verdadera paz, que luego podrá traducirse, por el ejercicio de la caridad
de cada uno, en la paz y reconciliación. Consiguientemente, se trata de una parte esencial para
la celebración de la Eucaristía. No obstante, el Misal Romano establece que, después que el sacerdote
anuncia la paz diciendo ‘La paz del Señor esté siempre con ustedes’ y la subsiguiente respuesta del pueblo,
si se juzga oportuno (pro opportunitate), se agrega la invitación ‘Dense fraternalmente la paz’
(cf. IGMR 154, 181; Ordinario de la Misa, 128). Es decir, el rito de la paz alcanza su profundo
significado con la oración y el ofrecimiento de la paz, el intercambio de un signo de paz entre
los fieles enriquece su significado y confiere expresividad al rito mismo, no es, empero,
necesario invitar ‘mecánicamente’ a darse la paz: si se prevé que tal intercambio no se llevará a
cabo adecuadamente por circunstancias concretas, o se retiene pedagógicamente conveniente no
realizarlo en determinadas ocasiones, se puede omitir, e incluso, debe ser omitido (cf. Carta circular
‘El significado ritual del don de la paz en la Misa, 6, a). Por lo tanto, se recuerda que el intercambio
del signo de la paz es ‘facultativo’, que en términos rituales para la celebración litúrgica significa
que se realiza siempre y cuando no haya alguno que lo impida o lo haga no conveniente.
Una eventual emergencia sanitaria por la enfermedad del coronavirus haría no conveniente
intercambiar un signo de paz entre los fieles que participan en la celebración de la Eucaristía,
por lo que se omitiría el intercambio del gesto de la paz.
y la unidad para sí misma y para toda la familia humana, y los fieles se expresan mutuamente
la comunión eclesial y la caridad antes de comulgar en el Sacramento (cf. IGMR 82). En efecto,
“La Eucaristía es por su naturaleza sacramento de paz. Esta dimensión del Misterio eucarístico
se expresa en la celebración litúrgica de manera específica con el rito de la paz. Se trata indudablemente
de un signo de gran valor (cf. Jn 14,27)”, puntualiza el Papa Benedicto XVI en la Exhortación
apostólica postsinodal Sacramentum caritatis sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida
y la misión de la Iglesia (n. 49). Este rito, aún en su auspiciada sobriedad, manifiesta no solo
el tan anhelado deseo, hoy tan sentido de manera especial, de una paz humana, sino que nos
lleva a tomar conciencia de que Cristo mismo “es nuestra paz” (Ef 2, 14), razón por la cual la Iglesia
no solo auspicia una paz construida por la voluntad de los seres humanos, sino que implora de
Aquel que es su fuente la verdadera paz, que luego podrá traducirse, por el ejercicio de la caridad
de cada uno, en la paz y reconciliación. Consiguientemente, se trata de una parte esencial para
la celebración de la Eucaristía. No obstante, el Misal Romano establece que, después que el sacerdote
anuncia la paz diciendo ‘La paz del Señor esté siempre con ustedes’ y la subsiguiente respuesta del pueblo,
si se juzga oportuno (pro opportunitate), se agrega la invitación ‘Dense fraternalmente la paz’
(cf. IGMR 154, 181; Ordinario de la Misa, 128). Es decir, el rito de la paz alcanza su profundo
significado con la oración y el ofrecimiento de la paz, el intercambio de un signo de paz entre
los fieles enriquece su significado y confiere expresividad al rito mismo, no es, empero,
necesario invitar ‘mecánicamente’ a darse la paz: si se prevé que tal intercambio no se llevará a
cabo adecuadamente por circunstancias concretas, o se retiene pedagógicamente conveniente no
realizarlo en determinadas ocasiones, se puede omitir, e incluso, debe ser omitido (cf. Carta circular
‘El significado ritual del don de la paz en la Misa, 6, a). Por lo tanto, se recuerda que el intercambio
del signo de la paz es ‘facultativo’, que en términos rituales para la celebración litúrgica significa
que se realiza siempre y cuando no haya alguno que lo impida o lo haga no conveniente.
Una eventual emergencia sanitaria por la enfermedad del coronavirus haría no conveniente
intercambiar un signo de paz entre los fieles que participan en la celebración de la Eucaristía,
por lo que se omitiría el intercambio del gesto de la paz.
*(Decreto de la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino, Prot. N. CD 568/76):
Ante esta eventualidad, se deberá observar los siguiente: I. Antes de iniciar la celebración,
se dará a la asamblea reunida una explicación a propósito de la omisión del intercambio del
gesto de paz entre los fieles durante el rito de la paz, así como sobre el modo de recibir la
Sagrada Comunión en la mano. Para ello, será muy importante hacer una catequesis
litúrgica a propósito del rito de la paz así como de la presencia real y permanente
del Señor en la Eucaristía y el consiguiente respeto que debe tributársele.
Ante esta eventualidad, se deberá observar los siguiente: I. Antes de iniciar la celebración,
se dará a la asamblea reunida una explicación a propósito de la omisión del intercambio del
gesto de paz entre los fieles durante el rito de la paz, así como sobre el modo de recibir la
Sagrada Comunión en la mano. Para ello, será muy importante hacer una catequesis
litúrgica a propósito del rito de la paz así como de la presencia real y permanente
del Señor en la Eucaristía y el consiguiente respeto que debe tributársele.
II. El rito de la paz se desarrollará de la siguiente manera: 1. Terminada la Oración dominical
con su embolismo y la aclamación del pueblo ‘Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor’,
el sacerdote dice la oración de la paz ‘Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles...’ y la respuesta del pueblo
‘Amén’. 2. A continuación, el sacerdote anuncia la paz diciendo ‘La paz del Señor esté siempre con ustedes’
y la subsiguiente respuesta
con su embolismo y la aclamación del pueblo ‘Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor’,
el sacerdote dice la oración de la paz ‘Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles...’ y la respuesta del pueblo
‘Amén’. 2. A continuación, el sacerdote anuncia la paz diciendo ‘La paz del Señor esté siempre con ustedes’
y la subsiguiente respuesta
del pueblo ‘Y con tu espíritu’. 3. Se omite la invitación ‘Dense fraternalmente la paz’.
*Institución General del Misal Romano (IGMR 390; cf.82)
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