"EL GUASÓN ...RISA DE SANGRE"

Por Víctor M. Estupiñán Munguía* “En mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido.” Kahlil Gibran Más allá de la ficha técnica y la gran actuación; es una magnífica puesta en escena del proceso histórico del dislocamiento del Ser, dentro de una realidad que industrialmente deshumaniza al máximo toda esencia humana. Es una fábrica perfecta de subhumanos. De cuerpos desalmados con risas que van escalando hasta la cúspide del símbolo desquiciante y, el vértigo de la destrucción sistemática. La risa sana debe ser la señal de la felicidad y del placer. Pero cuando el cuerpo que la emite está enfermo,El Guasón….risa con sabor a sangre la risa se vuelve la santa seña de la ruptura, del triturado Ser. En el Guasón, la risa es angustia, violencias saturadas, no diluidas. El aspecto visual del Guasón, en cuanto a la apertura de su boca, percibimos semióticamente que posee mucha y que es muy grande su risa. Una risa gigantesca como el tamaño de su locura. Se ahoga con ella, las carcajadas no se encuentran mezcladas; es el dolor con alas de alma. Es el Ser que se ha trasmutado en mueca sonora. El autodominio se pierde, la perturbación distrae las conveniencias del sistema. Ya no hay mesura, dominio social, se vuelve un mal ejemplo. Hasta los bufones tienen sus ritmos y momentos administrados. El Guasón se ha degradado (de gradas, grados), lo dramático, el dolor resguardado y, las insuficiencias humanas se han apoderado de su cara, pero principalmente de su gran boca. Por allí se asoma el alba rojiza del deshecho humano, del homo risibilis caído, perdido en las negras dudas sin luz donde adherirse. Todos somos Guasones en mayor o menor medida. Todos llevamos la sonrisa pintada de sangre. Nos han enloquecido con una lógica de acumulación, donde el hombre sólo es importante si es capaz de coincidir con la locura general del sistema. Si se logra escapar a las enfermedades mentales, te acechan el alcoholismo, drogadicción, entre muchos elementos de los jinetes apocalípticos. En un sistema con esos engranajes trituradores, casi es nula la posibilidad para un humanismo. La locura como cultura se inhala como un virus sin vacuna alguna. Ya lo decía Freud en “el malestar de la cultura”, el hombre paga con salud mental-física, el hecho de estar “incrustado” o, “pertenecer” y vivir en una realidad cultural-social. Sí, pero existen condiciones o sistemas que aceleran más la destrucción. Neurobiológicamente, entre muchas otras cosas, la risa es un mecanismo para hacer producir endorfinas. Es decir, hacer más llevadera la existencia humana. Por medio de la risa y las endorfinas, se hace presente un estado de bien estar. Son drogas más fuertes que la heroína y cocaína. El hombre es la única criatura que ríe. Nadie más posee conciencia humana. Pero el Guasón es el monopolio de la risa desenfrenada. El Guasón (de guasa, de risa), tiene que reír como mecanismo de defensa del cerebro para tratar de adaptarse. De sobrevivir en un medio ácido, que todo lo disuelve, que todo lo oxida y lo aniquila. Otro aspecto es que similarmente a cuando se retira un automóvil de la vía pública por dejar de ser funcional y, los concentran en un deshuesadero; así vemos que al Guasón se le retira al “deshuesadero” humano. Es decir, al centro de enfermos mentales. Haciéndose píe, en que su cuerpo se encuentra precisamente en huesos. De allí que el actor, se sometió a perder bastantes kilos. Para bailar más fácilmente, pero también para los efectos de proyectar el maltrato al cuerpo. Por otro lado, a veces, la risa parece el graznido de un cuervo, otras, de un ave “de mal agüero”. Incluso, hay tomas que parece un ave gigante, un cuervo. Ambas nos dan cuenta de “alas”. Las carcajadas son las alas que empinan hacia la estética de la locura. Nada tiene que ver con el Guasón de Batman, aquel es desquiciado pero rico. Es otra locura, avara y de la un personaje gordo, es decir, nos comunica de una clase social alta. Este es lo contrario, delgado, sufrido, su cuerpo nos trasmite de su sufrimiento, limitaciones y carencias. A pesar de que se trata de una risa terapéutica, es una risa ilícita, desautorizada, sin alcurnia, sin clase normal. Entre más grande es la risa guasónica, mayor es su incongruencia, el desacuerdo y la indignidad social. Su risa es la máxima codificación de la irracionalidad humana. La risa del Guasón no es de pena, nerviosa ni de cortesía, es risa de dolor, risa del alma destrozada, deshecha, violada en sus fundamentos primigenios de identidad y de amor. Es risa que aúlla angustia, exclusión, infortunios acumulados, risa que contiene las carcajadas del matricidio, de la violación infantil, de la falta del padre, del reconocimiento mínimo social. El Guasón está tan triturado, violentado, que lo único que le queda ante la decadencia humana es la risa. La risa está al servicio del Guasón, es su ilusión de libertad. La risa es la otra forma de llorar, la lleva en camuflaje de ondas sonoras. La risa guasónica es germinadora de vida. Mientras se siga riendo, seguirá viviendo en la locura de su cura. El gran capital disonante con que cuenta lo obliga al asesinato como forma de trascender y ser mirado. Pasar a ser visible del gran fondo social de la invisibilidad; donde millones nadan en las aguas del anonimato y degradación del Ser. Su plenitud psicótica le dota de un excelente alarido: sus carcajadas. Constituyendo al mismo tiempo su fármaco y estética de libertad. Su gran oportunidad es la tv, tiene que ser visto, aunque sea bajo el pretexto del asesinato del que se burló de él. En nuestras tristes realidades latinoamericanas, en todo México, aquí en Sonora, abundan “los hombres harapos”, los desposeídos, los desechos del sistema, mismos que se reciclan, con carcajadas, de guasones latinoamericanos (sicariatos, secuestradores y demás delincuentes). La risa de Guasón toca el hombro de los miles de millones de desposeídos del mundo y, que padecen igualmente los sufrimientos sociales más despiadados del neoliberalismo. _ *Víctor M. Estupiñán Munguía: Artesano de la palabra, escultor de ideas, danzante de emociones, arquitecto de sentimientos, pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, chingólogo y sonorólogo, amigo del “Río Sono ra”, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora “Por la paz del mundo” victor-79@live.com.mx

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