PROSA APRISA
Prosa aprisa
Ya no alcanza el dinero, alerta Urzúa
Arturo Reyes Isidoro
¡Ya! ¿Fresco luego de la resaca de los festejos del Grito? ¿Se divirtió? Qué bueno si lo hizo. Ahora volvamos a nuestra realidad, a nuestra triste realidad.
El jueves pasado traté de hacer un análisis de la situación económica del Estado con base en unas declaraciones del gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
Titulé la columna “Sombrío panorama económico estatal para 2020”. Me sorprendió que diez meses después el titular del Ejecutivo hablara de “analizar las alternativas para resolver el déficit presupuestal de más de 3 mil millones de pesos, heredado por anteriores administraciones estatales…”, lo que me llevó a plantear si entonces estamos igual que en diciembre de 2018 cuando se inició el nuevo gobierno. O sea que el tumor ahí está, intacto, no solo no lo han podido extirpar sino que ni siquiera saben cómo lograrlo. Este año se han concretado solo a calmar los dolores, a pegar “curitas”.
A lo anterior añadí la declaración del titular de Infraestructura y Obras Públicas, Elio Hernández Gutiérrez, quien reveló que el próximo año se dejará de construir hasta un 50 por ciento de las obras carreteras que tenían proyectadas porque el presupuesto federal para el Estado sufrirá un recorte del mismo porcentaje, y que igual reducirán a la mitad el mantenimiento que tenían previsto dar a las carreteras estatales.
Aclaré que no soy economista ni estoy especializado en finanzas.
Advierte nubarrones económicos
Pero ayer lunes me sorprendió y preocupó leer a alguien que sí sabe, el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos M. Urzúa, quien publicó en El Universal un análisis (el primero de tres) que tituló: “Nubarrones económicos”. Con lenguaje técnico especializado confirma lo dicho por Elio y explica la causa.
Según su parecer, no se podrá cumplir con uno de los grandes objetivos de la nueva administración: el incrementar la inversión pública de manera significativa, especialmente en el caso del gasto en infraestructura pública (carreteras, puertos, presas, etc.).
Recuerda que la meta era incrementar paulatinamente la cifra de 3.1% del PIB, registrada en 2018 para la inversión pública, hasta llegar al 5% del PIB al final del sexenio. Pero, comenta: a la luz del nuevo Paquete Económico, en lugar de incrementos habrá al parecer reducciones: para 2020 se destinará tan solo 2.9% para la inversión pública. Más aún –agrega– tal reducción será esencialmente a costa del gasto en infraestructura.
Lo considera un error aunque aclara que ha venido cometiéndose desde 2015, error que “explica parte del actual letargo de la economía”.
Afirma entonces que la inversión privada, si es que logra ser aumentada, no podrá sustituir la obra pública porque ambas son complementarias, no sustitutas. “Y entonces, quizás se pregunte usted, ¿por qué se comete ese grave error? La respuesta, como se verá en la siguiente columna, es que ya no alcanza el dinero. Las pensiones, los programas sociales y las paraestatales se llevan las grandes tajadas del reducido presupuesto”.
Si alguien sabe las causas de lo que está pasando y de lo que casi es seguro que va a pasar, que lo tiene fresco, es él. Se fue del gobierno por lo que considera una errática política económica del presidente, que no quiso seguir.
Al inicio de su artículo, Urzúa dice que espera “una profunda reflexión” por parte de los diputados federales, pues “ya se avizoran varios nubarrones sobre la economía mexicana”.
Enumera tres
Enumera tres: 1. Se espera un bajo crecimiento económico en este sexenio, “y esto no dicho nada más por algunos ‘neoliberales’ sino por el propio gobierno”. Ofrece una explicación completa, con porcentajes y comparaciones con los tres sexenios anteriores.
2. Aunque no será excesivo el déficit público, éste crecerá 5% en términos reales en 2020. “… No es verdad que este año no habrá un déficit público; de hecho, éste será mayor que 500 mil millones de pesos. Igual, se explaya en explicaciones con abundancia de datos y porcentajes.
3. Tampoco parece que se podrá cumplir con otro gran objetivo: el incrementar la inversión pública de manera significativa, especialmente en el caso del gasto en infraestructura pública (carreteras, puertos, presas, etc.), lo que comento al inicio de la columna.
Hay que estar atento a sus próximos dos artículos para leer qué más dice. Él fue el arquitecto de la política económica del actual gobierno hasta que le colmó el plato que lo tuvieran de florero porque el presidente iba por otro lado con un equipo encabezado por Alfonso Romo Garza, jefe de la Oficina de la Presidencia, ante lo que prefirió renunciar e irse. López Obrador lo tachó de neoliberal y él volvió a la cátedra, a la academia.
Urzúa es maestro del actual secretario de Hacienda, Arturo Herrera Gutiérrez, pero también del secretario de Finanzas de Veracruz, José Luis Lima Franco, quien no salió a explicar porqué están en las mismas que a finales del año pasado con el déficit presupuestal de 3 mil millones heredado.
La opinión de Aguilar de la Llave
El domingo también me llamó la atención leer en el Diario de Xalapa un artículo del exsecretario de Finanzas y ahora consultor financiero y contable Juan Felipe Aguilar de la Llave, quien comenta la evaluación del 2 de mayo pasado de H. R. Ratings sobre la situación financiera del Estado.
Es extenso también y se desvive en explicaciones con el lenguaje especializado propio de los economistas.
Su análisis con base en la evaluación de la calificadora no es halagador, y por el tema que abordo en esta columna, dice en una parte: “… no hay inversión pública, esta se dará en la medida de la capacidad de gestión de la administración ante el gobierno federal, ahí se conocerá de que están hechos los diputados federales y senadores veracruzanos”.
El cordobés señala que H. R. Ratings no tiene claros varios adeudos, que de ser ciertos afectarán las finanzas públicas y quizás serán motivo de malas calificaciones. Cita los siguientes adeudos:
“En Impuestos y retenciones el saldo de 2018 que señala este reporte (de H. R. Ratings) es 439.1 millones de pesos, cifra que no coincide con lo dicho por el Director del ISSSTE Luis Antonio Ramírez el 24 de abril de 2019, quien señala que el estado de Veracruz es el mayor deudor de este sistema con 12,144.8 millones de pesos; qué decir de las declaraciones del Secretario de Finanzas de Veracruz tomadas por XEU Noticias el 8 de marzo de 2019, quien manifestó que el Gobierno del Estado adeuda al SAT por concepto de impuestos retenidos como el ISR, 17 mil millones de pesos, cifra que corresponde al periodo de 2013 a 2016, de los cuales 14 mil corresponde a la SEV y los demás son recargos y autorizaciones; más todavía: el pasado 25 de junio Daniela Griego, Directora General del IPE, declaró que el Gobierno estatal y municipios adeudan a esta institución 8,800 millones de pesos, el Estado por concepto de cuotas y de transferencia por prestamos que el Instituto le hiciera de su Reserva Técnica; por último había que considerar a la UV con 2,500 millones de pesos; veracidad o no en estos datos, estos se mueven”.
¿Qué no entiende de economía? No se preocupe, cuando la situación o la crisis peguen en su bolsillo (si es que no le pegaron ya) va usted a empezar a entender. Una lección a muy alto costo, por cierto. En pocas palabras, el panorama es sombrío, hay nubarrones, la economía está mal, va mal. ¡Sálvese el que pueda!
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