EL FESTÍN DE LOS LOBOS…LA COSIFICACIÓN OBLIGATORIA

EL FESTÍN DE LOS LOBOS…LA COSIFICACIÓN OBLIGATORIA (V) Por Víctor M. Estupiñán Munguía* “Estamos adentrándonos en la época de la cosificación obligatoria”. Michel Focault Mientras que los dioses financieros recaban grandes capitales revueltos con “padres nuestros” y Aves Marías que al final del día, vienen siendo todo de ellos. Sus respectivas emisiones en serie mecánicas van dirigidas a su cuenta bancaria. Así los lobos han creado una parafernalia, una narrativa que acorrala al hombre en su devenir histórico. Una red tramposa sembrada en las profundidades del Ser. Paciente creación e, introyección de subjetividades de explotación y obediencia. Dioses mercaderes, mercantilistas, que se preocupan por llevar las cuentas sanas o “libro del tenedor”; para el final del camino poder realizar “el balance divino”, entre el haber y el deber en la economía global. Dioses que les preocupa saber si sus criaturas, sus creaciones, se merecen pasar al “juicio final”. Un veredicto que libera y premia o, en su defecto, condene y arde. Un tipo de dios libertario o verdugo según su lógica. Pero en el caso de los dioses espirituales, proyectan las debilidades y defectos de los humanos, es decir, de sus hijos. Todo parece indicar que fueron hechos a imagen y semejanza de los humanos. Lo antilógico en este caso es que, ¡los hijos crean a sus padres! Ni modo, los dioses son parte importantísima de nuestras propiedades. Parte importante de nuestra riqueza acumulativa. Como quien dice, capital espiritual; al fin y al cabo, capital inmaterial, capital mercantil ideológico. Con sus formas de pensar, de sus miedos, deseos y defectos. ¡Dioses con limitaciones humanas! Del tamaño de sus problemas y de sus limitaciones. Dioses con muchas limitaciones. Con lógicas humanas e, inhumanas. Allí, es donde “le miramos las orejas al lobo”. Sus ojos detrás de la oscuridad. Nos perdemos en las formas religiosas creadas por lobos con piel de cordero, en la enajenación inducida; cuando enfrente y en todo momento tenemos a Dios en nuestra vida cotidiana. No somos capaces de oler a Dios en las flores y azares; en el olor de la piel inocente de un niño; respirarlo en el aire retozón que nos despeina con manos y alas de viento; beberlo e, incorporarlo a nuestro cuerpo mediante un vaso de agua limpia, pura, fresca y trasparente. No somos capaces de escuchar la vibración de sus pulmones mundanos mediante el aire que se manifiesta suavemente en una bella mañana llena de armonía; ni en el milagro de la germinación de una semilla que trae mensajes de luz alimentaria de los cielos superiores; tampoco en las melodías, cantos y bailes de las aves que gozan en un mundo que lejos de ser el paraíso descrito en la Biblia, se esfuerzan con su grata compañía en alegrarnos el ciclo vital a cambio de maltrato, jaulas y muerte; entre muchas divinidades más. No somos capaces de enaltecer a Dios cuidándolo en sus formas más primigenias, en sus elementos más naturales, en sus vibraciones moleculares, en sus presencias más directas y al mismo tiempo discretas. En sus elementos más comunes (de comunidad), de estar y de compartir, de sumar en la Unicidad, ritualizarlo y celebrarlo a cada momento y en todas las cosas. No somos capaces de ver sus ojos en los luceros del cielo, tampoco divisar sus cabellos y túnica de manta blanca en las nubes retozonas, mucho menos su media mandolina en el arco iriso o, su loción de tierra mojada. Nos han hecho mucho daño. Nos han civilizado bajo la concepción de la maldad contra el verdadero Dios. Nos han proporcionado una narrativa de acuerdo a los intereses de los lobos. Una narrativa de sometimiento fantástica, donde Dios aparece como aliado de los poderosos. Un Dios siempre afilando colmillos y garras, listo para someter, violar y asesinar. Sus intereses mezquinos, contemplan la despersonalización del ser humano y, la depredación general. De lo que se trata es de desarticularle la esencia humana para así controlarlo a su antojo. ¿Y qué mejor que irle arrancando sus características y esencia de humano? La solidaridad, los sentimientos de respeto, el cuidado recíproco, asistencia, la comunicación humana, tocamientos, entre más, es lo que hace “humano”. Sin embargo, si falta “uno” o, “el otro”, el proceso de humanización no se da. Pues esto es lo que están realizando los lobos con la destrucción de “lo humano”. Nos obligan a aceptar objetos “encantadores” en sustitución de nuestros compañeros o compañeras realmente humanos. Es parte de la estrategia para desmantelar la capacidad de reproducción humana. Nos están cruzando con objetos fríos, pero llenos de encantos diferenciales, después de establecer una cultura o guerra de sexos. Donde ambos géneros se vuelven intolerantes ante los problemas inducidos por el capitalismo feroz. Detrás de esto, por supuesto que encontramos a los lobos. Recordemos que ante el relativo fracaso de los métodos anticonceptivos, impulsados por los lobos para reducir drásticamente la población; como fueron el aborto, amarres de trompas, pastillas, inyecciones y vasectomías, entre otros; los lobos han implementado otras medidas paralelas a nivel mundial. Recuérdese que el objetivo de reducir la población mundial y, sobre todo en América Latina, se planteó como Plan de Seguridad Nacional de Norteamérica desde los 70´ Una alternativa de la posmodernidad, práctica del neoliberalismo decadente y, que ha tomado revuelo es la proliferación y seducción de los robots por todo el mundo. Sí, los robots y la robótica vienen a auxiliar en las estrategias de los lobos. La apertura de nuevos mercados va de acuerdo a la apertura de otras locuras inducidas por los lobos del mercado internacional. Por ejemplo, en décadas pasadas se pensaba que los robots serían la solución para alivianar el trabajo y, que el hombre pudiera tener tiempo para estudiar, superarse, crecer. Ese sueño hay que olvidarlo. No es compatible con los interese materialistas de los lobos. Ya desde los “tiempos modernos”, expuestos genialmente por Charles Chaplin, se dedujo que las máquinas terminarían encadenando cada vez más al hombre. Con mayor razón en el valle del neoliberalismo lobuno vigente. El hombre posmoderno cuenta con las opciones de escoger entre el “amor” de un animal (“cultura mascotera”), respondiendo e, inducida por una “economía mascotera” o, en su defecto, el “amor” de un robot. Estos últimos, con valor sólo para los habitantes de un nivel alto. Sin embargo, existen otras posibilidades económicas, para los menos pudientes. Lograr que el ser humano, deje de serlo, para enamorarse (?) de un robot, no es cosa fácil. Ya que requiere la despersonalización desde lo más profundo de su naturaleza. Se requiere asesinarle su Ser, su código mental de animal superior. Su necesidad de amar; se le manipula y dirige hacia el más frio vacío del acero y del blando silicón. Para que abrace plenamente un ser programado igual que él, es sin lugar a dudas, el apocalipsis de la naturaleza humana. Lograr que se ame a un robot, que se enamore a “la neoliberalismo”, ya parece normal. Los sujetos confiesan que están enamorados y, algunos otros que la cambiaron por su esposa. Debido a que es más fácil de controlar y, no causa “problemas” como aquella. Todo el capital humano está siendo devaluado esquizofrénicamente. Caminamos sobre las huellas cenizas de la denigración del homo Sapiens. Sin lugar a dudas, el proceso se sustitución del ser humano está en marcha. Es una realidad. Los lobos, mismos que son los dueños de las fábricas de muñecas robots, sobre todo, ahora señalan que con esas “dichas” y placeres de ensueño, se pueden evitar enfermedades venéreas y, otras mortales como el sida. Se nos olvida que existen teorías muy sustentadoras de que ellos fueron los propulsores del virus; así como el ébola, gripa aviar, “fiebre de las vacas locas”, la influenza, entre más. Siendo que son los mismos que controlan redes internacionales de prostitución, tratantes de blancas y de todos colores. Son los mismos que sus fortunas se han nutrido desde hace décadas y centurias. Muchas fortunas tienen un origen sexual prohibido. Son los mismos lobos que tienen al mundo hiper-sexuado, hiper-pornografiado, hiper-erotizado, hiper-drogado, hiperenegenado. Y, ahora su discurso se adecua a la explotación del nuevo mercado de robots. El capital de los lobos no tiene nacionalidad, pero tampoco moral. Su única moral es la anti moralidad. Con la proliferación de los robots, se le está dando un duro golpe al patrimonio no sólo de la humanidad en términos generales; sino que también al de por sí devaluado de las mujeres. La cosificación es también cuestión de grados. Esta pasión que se está detectando por el mundo entero por los robots; nos está confirmando que cada vez necesitamos menos a los demás semejantes. El metamensaje es que nos comunicamos mejor con las máquinas. Con las tabletas, ordenadores, teléfonos inteligentes, pantallas planas, etc.; de aquí es de donde hemos realizado un salto cuántico a los maravillosos robots. El rencuentro es profundo. El dios del neoliberalismo nos ha creado “a su imagen y semejanza” de los robots, para estar en sintonía divina. Similarmente como lo hizo el dios de los judíos, según su libro sagrado. Cada uno de nosotros, en nuestros espejos, con valor y honestidad, miramos cada vez más a un robots con figura humana. Pero con mente programado por los lobos, que desde las colinas le aúllan a la luna de oro y plata como proyecto deshumanizante. Quizá se tenga que crear a la brevedad posible un libro sagrado donde se le dé el lugar a las nuevas criaturas con sangre de aceite, entrañas de acero y piel de silicón. Un libro sagrado a la altura que tenga que adecuarse más a los tiempos de los robots y, que diga: “dios robots hizo a sus hijos a imagen y semejanza, utilizando aceite, acero y silicón. Y, posteriormente a sus descendientes de carne, hueso y desamor, pero dependientes de los primeros”. Los contrasentidos son de los más inimaginables. Por ejemplo, se están cotizando muy alto “la virginidad de los robots” y, en cambio, la virginidad de las mujeres quedó devaluada después de la revolución sexual y, el supuesto avance del feminismo y, caída del machismo. Colocan en la visión desgastada del ser humano atrofiado y falto de humanidad, la alternativa a sustituir a sus semejantes. Robots de todo tipo, colores y gustos. Es más, se promueven mediante catálogos, donde el cliente escoge cada una de sus partes de su cuerpo. Desde los dedos, tamaño de manos, color de ojos, cabello, forma de cara, tamaño de estatura, clases de pie, uñas, tanto de manos como de pies, cejas, pechos, nalgas, tamaño de caderas, entre más. Cada alternativa de cada parte del cuerpo y sus características tiene un precio. De lo que se trata es que el cliente defina a su gusto, el robot. Es decir, se combinan para que el modelo final sea personalísimo. Por un robot “virgen”, llega a costar ¡hasta 100 mil dólares! Es decir, por un robot que no ha sido “usado” anteriormente. Los lobos no duermen. Siempre están pensando y planeando cómo abrir nuevos mercados. Este es uno de ellos. Al tiempo que responde perfectamente a combatir a bajar los índices de natalidad en el mundo. Cuando prácticamente se han terminado con “la cultura de la virginidad” que tanta historia resguarda, ahora, los lobos han inventado la venta de la virginidad mecánica, fría, plástica. ¡Se venden virginidades de silicón! Y bien caras. Pero lo más triste del caso es que abundan cada vez más los individuos despersonalizados que las compran. De verdad que los lobos tiene gran capacidad de manipular, de enloquecer, de desquiciar a la humanidad. Ahora sabemos por qué no actuaban en el circo, como lo hacían los demás animales. Pero estos están peores, debido a que obligan a los humanos a actuar para ellos. Matan dos o tres pájaros de una sola pedrada. Por un lado, abren nuevos mercados y, por otro, canalizan y manipulan a dios Eros. Recordemos que los placeres de la humanidad siempre han sido “manejados” por los principales poderes. Tanto el políticos como por la iglesia. En el cuerpo se sintetizan los intereses de los lobos. En él conviven los saberes y los poderes. Para un corazón frio, para un corazón muerto, corazón del posmodernismo; el amor frío de un robot con corazón de acero. La automatización emocional ante todo. El desplazamiento de Eros. “El escritor y futurólogo, David Levy, anticipó que los robots sexuales tendrán un gran impacto en las interacciones humanas. "Ya vimos cómo cambiaron las relaciones humanas debido a internet, los móviles y las redes sociales. El próximo gran avance nos permitirá tener encuentros íntimos con la tecnología: enamorarnos de la tecnología, tener sexo con robots y casarnos con ellos", aseguró el experto, según publicó The Sun.” Pues lo único que falta es casarse, porque las relaciones sexuales ya se dan. De allí el gran éxito. Los robots femeninos no dicen que “les duele la cabeza” o, “están indispuestas” o, “al rato lo hacemos”. Siempre están dispuestas y, algunas ya llegan ¡al orgasmo! ¿Entonces para qué el ser humano? Tanto mujer como hombre. La cultura del desplazamiento va en serio por parte de los lobos. Nos encontramos en el pórtico de lo insólito, pero también de la normalización. La anulación de la locura del posneoliberalismo. Son las famosos “máquinas del amor”. Las cuales se constituyen sólo con pistones. Es decir, son máquinas elementales que funcionan burdamente con los movimientos “del ir y del venir”, para hacer el “amor” “a la machine”. Aquí no hay posibilidades de hablar como sí sucede con los robots. Amor sin romanticismos, sólo murmullos y ruidos del pistón y de la polea. Por otra parte, “los robots del amor”, entre más se fabriquen en serie, los costos irán descendiendo como sucede en estos casos e, irán cubriendo mayores masas de usuarios o consumidores del nuevo amor-erotismo posmoderno. https://es.aliexpress.com/af/silicone-sex-doll.html?sk=VnYZvQVf&terminal_id=f676b91ab38f45a0819e0154a73fcdc7&cpt=1568133727115&origin=n&cv=47843&mall_affr= La verdad es que los robots son la novedad entre los individuos que han experimentado infinidad de aventuras. Pudiendo ser películas snuff (morir), pederastia, homosexualidad y, un inimaginable menú para el apetito del hombre del vacío. Hombre desmoronado, hombre tumbado, hombre moldeado a distancia por los intereses de los lobos. El primer burdel de robots, fue todo un éxito. El hombre tiene hambre de experimentar lo que previamente le han venido sembrando los lobos. Ante el gran vacío dejado como secuela de la despersonalización; en frente, se le ofrece la gran oportunidad de experimentar algo nuevo. Con la posibilidad de poder llenar el vacío existencial. Vacío que todo se traga como hoyo negro, se traga cualquier posibilidad de liberación; como precipicio infinito de sacrificio creado por los lobos. Veamos como son los nuevos pensamientos de aquellos que conviven con robots, he aquí Senji Nakajima, un japonés de 61 años: “Estoy cansado de los humanos modernos racionales, son seres sin corazón” dijo Senji, que vive con su muñeca en Tokio, según Daily Star. “Saori, en cambio, nunca traiciona, ni siquiera por dinero”, explicó el japonés, sin especificar dónde se encuentran ni qué relación mantiene con su esposa e hijos.” “La cultura del nuevo amor con silicona”, está proliferando en todo el mundo. Respondiendo al propio grado de despersonalización mundial. Este japonés, padre de dos hijos; la compró para satisfacer sus necesidades sexuales mientras viajaba. Es decir, su adquisición fue coyuntural, sin embargo, después de “probarla”, terminó perdidamente enamorándose. Son increíbles los múltiples vendedores de muñecas sexuales que aparecen en el internet. Así mismo, las variedades, precios y, posibilidades de ofertas y demandantes. Ejemplo: https://articulo.mercadolibre.com.mx/MLM-603816150-muneca-sexual-realista-de-silicon-para-hombres-por-pedido-_JM También se venden los repuestos o “refacciones” de las partes íntimas de las muñecas, para cuando se desee cambiarlos. Las formas sociales de los seres humanos, pero despersonalizados por el sistema deshumanizante en que vivimos a nivel mundial; ha llevado a buscar nuevas alternativas, sin pensar en que de todas maneras, dichas “alternativas” contienen formas de vida despersonalizadas. Vivir con compañeras que traicionan, que hablan mucho, etc., (despersonalización) o, vivir con robots, no salva del vacío de no poder vivir plenamente con una compañera realmente humana. La crisis es tanto con compañeras de carne y hueso con antivalores o, con robots. Ninguna de las dos libera. Sino que aparentemente la de los robots es la alternativa a la de carne y hueso. Promover y ganar con las nuevas formas de convivencias con robots revestidas de silicona, le deja en el mercado a China más de 14 mil 500 millones de dólares. Esto según Japan Times. Muchas de ellas cuestan 5 mil dólares; amén de las “vírgenes” que cuestan hasta 100 mil dólares. Se promocionan diciendo que una vez que las tengan, nunca más desearán una novia de verdad. Seguimos siendo lo que han hecho de nosotros los lobos internacionales, con la ayuda de los lobos oligárquicos nacionales. Los aullidos continúan por todas las estepas y praderas mundiales… *Víctor M. Estupiñán Munguía: Artesano de la palabra, escultor de ideas, danzante de emociones, arquitecto de sentimientos, pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, chingólogo y sonorólogo, amigo del “Río Sonora”, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora “Por la paz del mundo” victor-79@live.com.mx

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