VISIÓN DESDE CUBA PUBLICA

El leñador Ike y la peluquera Irma


Tras el paso del huracán Irma comienzan labores recuperativas en Banes, Holguín. Foto: Edilberto Carmona.
Tras el paso del huracán Irma comienzan labores recuperativas en Banes, Holguín. Foto: Edilberto Carmona.
Por Luis Ernesto Ruiz Martínez. Lo único que tenían en común era la fecha de llegada a Cuba y que nadie, absolutamente nadie, los había invitado. Tanto “el leñador” Ike, como “la peluquera” Irma, llegaron a tierra cubana un 8 de septiembrepero con 9 años de diferencia. Ninguno de ellos, hasta donde sé, era devoto de la Virgen de la Caridad del Cobre, pero eligieron su día para visitarnos.
Ambos tuvieron la pésima idea de recorrer la mayor parte de la isla dejando a su paso severos daños provocados por fortísimos vientros, torrenciales aguaceros y penetraciones del mar. Los dos llegaron por mar y les resultó tan poco que decidieron tomar tierra adentro para acabar con todo lo que encontraron a su paso.
Cuba entera, casi sin excepción, tuvo que prepararse, sufrirlos pararse.
Por culpa del “leñador” Ike y la “peluquera” Irma, estuvimos interminables horas a oscuras, pendientes de la radio, del celular o el fijo que por momentos nos daba alguna que otra información de por dónde iban “las fieras”. Las imágenes de la devastación llegaban horas, aunque en muchísimos lugares pudimos verlas varios días después, para confirmar que el golpe recibido en todo el país había sido demoledor.
Si hace 9 años tragamos en seco, nos repusimos y pudimos avanzar, no será esta peluquera con nombre de mujer, la que nos frene en el camino de construir una Cuba mejor.
Sí, nos va a costar el doble o el triple de lo que habíamos pensado, pero nadie dude que lo haremos. El poderoso Huracán Irma, como antes hizo Ike, nos ha dado una trompada de dimensiones descomunales, pero los cubanos y cubanas no fuimos educados para “dejarnos dados”. Recuerdo que cuando pequeño me decían que si me daban había que reaccionar, así que dejemos a un lado el dolor y el ardor en el rostro.
Fidel nos enseñó que la Revolución nunca abandona a nadie. Es hora de sacudirnos y andar. Se lo debemos a él y a todos los que han compartido trompadas anteriores y supieron levantarse. Si no me quedé dado con el paso del “leñador” Ike, no tengo la más mínima intención de quedarme dado con la “peluquera” Irma.
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