Llegué a la marina mercante en 1979, y por azares del destino he tenido la suerte de estar en muchos “Días de la Marina”, pero este Día de la Marina, tuvo un sabor muy especial para mí, fui testigo de cómo el Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz y después el Presidente de la República Enrique Peña Nieto, nos informaron de manera formal, el regreso de la Autoridad Marítima a SEMAR y al parecer, el inicio de los trámites necesarios para la incorporación de la Marina Mercante Nacional a la Secretaría de Marina Armada de México.
El evento fue nombrado “El Centenario de la Marina Nacional”, por aquello del “Vapor Tabasco” que en 1917 zarpó de Veracruz a Yucatán, orgullosamente tripulado por marinos mexicanos y con lo cual, se dio vida al artículo 32 Constitucional.
Así pues, sentado ahí, en la mesa 41 de aquel majestuoso salón tan bellamente iluminado y que al parecer, API Lázaro Cárdenas amablemente dispuso para nosotros y mientras observaba la impecable organización de la Armada y la llegada de empresarios de cámaras, asociaciones, el Congreso, Poder Judicial, Gobernadores, Secretarios de Estado, el Director de Pemex, Cadetes, y gente más gente, pasaron por mi mente muchos recuerdos, muchos Días de la Marina, algunos gloriosos, muchos amigos, muchos marinos, los de máquinas, los de cubierta, la clásica pregunta, de que escuela?, la unidad en el Náuticas México, las anécdotas, los servicios de línea en tráfico de altura, el cabotaje, Pemex, las Capitanías, muchos ejemplos, muchas vidas, buenos recuerdos; pero la verdad, es que acá entre nos que sentí re feo, pero ahora que lo veo, es que yo ya sentía feo desde hace mucho, más de 20, que digo 20, más de 25 años en que me parece que esto comenzó hacer agua, fue lentamente, sin darnos cuenta, pero ojalá que sea para bien, lo cierto es que se necesita una autoridad marítima más firme, sólida, se necesita urgentemente de alguien que le entienda a la marina mercante, que sea promotora de su desarrollo, y aunque por ahí hubo intentos de reactivarla, duraron poco, la cosa es que se fue mermando, que se agotó, no es de señalar a un responsable, no fue de uno, creo que hubo de todo, así que hoy, en este Día de la Marina, cuando menos en lo que se refiere al ejercicio de la Autoridad Marítima, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, luego de casi 41 años, le regresa la estafeta a la SEMAR, y ya del “Parte”, pues luego hablamos.
Como buen Día de la Marina, a los actos de la ofrenda en altamar le sucedió la comida, un banquete muy bien puesto, lleno de color, sabores y fiesta; me acorde…. “Desde cuando la Secretaría de Marina quería saborear un platillo como este”, y yo creo, que ni ellos mismos se la creen; en eso estaba cuando llegó a mi mesa un “Uchepo en cama de salsa de queso, con juliana de pimientos” como para abrir boca; le siguió una “Crema de Nuez” elegantemente presentada y por supuesto, el pan y el vino, las copas, los cubiertos, las flores, así, al compás de Manuel M. Ponce, Villanueva y Armengol, la Orquesta de Cámara de la Secretaría se hizo notar, vino después el video conmemorativo, la presentación de la nueva Autoridad, ya no había duda, era prácticamente un acto consumado, así que entre aplausos, vino un “Atún glaseado y chile ancho en una cama de acelga y champiñones con pure”, y si querías carne, había “Filete de res en cama de salsa de chicharrón y requesón cremoso, col y papa”. Mientras me saboreaba aquel manjar, escuche con atención los discursos, todos, con un dejo de esperanza y por supuesto, el clamor de los aplausos de los más de 500 invitados que estuvimos ahí.
Para terminar, de un de repente llegó el Mariachi y al mismo tiempo el postre nos alcanzó, nada más ni nada menos que “Camote con cama de queso y nuez bañado en salsa de anís”, así, al repiquetear de las trompetas y violines, el guitarrón, la vihuela, vinieron canciones de amor, de desamor, y se despidió cantando “Cambia, todo cambia”, no sé si tenía mensaje, pero así fue, al poco rato la comida llegó a su fin, el Presidente se levantó, saludó y empezó su recorrido para salir, se tomó muchas fotos, al Almirante se le veía contento, había un ambiente de satisfacción, como del deber cumplido; se fueron apagando las luces, nos despedimos, nos quejamos del calor, nos llevaron los camiones a la salida, y nos fuimos a descansar.
Ya en la intimidad de mi habitación, me abordaron toda clase de sentimientos encontrados, no sé si sea mi imaginación pero ahora que lo pienso, me parece que hay muchas cosas que no son casualidad, los 100 años, el Puerto de Lázaro Cárdenas, el chile ancho del atún, el camote, la canción de “Todo cambia”, la mesa 41, en fin, como que todo encaja (y lo digo sin albur), pero esto me recuerda a un político muy famoso que anda todavía por ahí y que decía: “Son demasiadas coincidencias para ser coincidencia”. Lo cierto es que sea lo que sea, el comercio marítimo no se detiene y el show debe de seguir.
Saludos cordiales
Teodoro Zamudio
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