SEGUNDA CARTA A DESTIEMPO PARA UN AMOR FURTIVO



Por Nina Salguero  Copyrigth

Sí,  es cierto, es cierto que ni siquiera deseo que me desees, quiero que me dejes desearte, que me prestes tu cuerpo unas horas, para poder hacer a mi manera esos instantes que arrebataré al tiempo, es cierto que no deseo que me ames, porque es difícil para ti, asimilar que te haya amado  por años, porque yo hice mi vida y tú la tuya, y jamás pensé tenerte tan cerca y  al alcance de mis manos, porque quise decirte que todo tu  tienes en tu ser, la esencia de mi vida, quise decirte que aunque no eres mío,que quizá lo seas de la mujer con quien compartes tu vida, que quizá se amaron y que hoy tal vez te dejó de amar;  vuelvo a  citar a Sor Juana...¡ Oyeme sordo, pues me quejo muda", tu seriedad durante años me hizo pensar en tu rechazo,  de repente te encontré y no sé como te encontré,  estabas ahí, y estás de alguna forma en mi vida, en mi alma, más no en la intimidad de mi cuerpo, estás ahí, en mi huerto donde bebo igualmente el cáliz de mi pasión porque deseo profana, morir en tí, crucificada.





Quiero que me dejes desearte aún más que siempre, que todos los años, que no has sabido que alguien te amaba y que quizá de haber sido vividos fugaces instantes, ya no fuesen nada,  pero me hubiera deleitado en  el humor  de tu cuerpo, hubiera saboreado lo salobre de tu espalda...nunca a pesar del tiempo que vivamos sabremos todo del amor,  del sexo... se deleita mi alma con cada letra de tu nombre y me amanece, escuchando como el ladrido de los perros, rompe el silencio de la noche y luego cuando los párpados luchan por no cerrarse, los pájaros carpinteros, taladran inútiles el tronco de un árbol,que,  al igual que yo intentan penetrar  tu alma.
Cuando me dijiste que buscara alguien para convivir mi vida, te contesté:
¡ ya lo tengo, eres tu, aunque no viva contigo, eres mi amor en la teoría!.
Una sola hoja del árbol, tiembla, no sé porque, las demás se mueven con la brisa, pero esa hoja, específicamente esa hoja, es como mi alma, tiembla sin cesar, como si el árbol me aconsejara, dar lengüetazos en tu cuerpo.
 Ni siquiera pido que me desees, quiero que me dejes desearte en el amor contenido de mis horas, préstame tus minutos , quizá cuando te tenga cerca, no sé, por Dios, no sé que haré, si besar cada espacio de tu cuerpo, acariciar los segundos perdidos en el recuerdo o simplemente seguir  siendo dolorosamente  tu amiga.

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