ESPACIO 13
Jueves 4 de septiembre 2014
Espacio 13
¡“Yayo” te Recordamos…!
*Cuando la Radio XEYT cumple este mes 49 de su fundación.
*Iniciada por don Antonio Homero Jiménez, en la cual laboramos…
*Se amarra Juan Manuel Velázquez Yunes….aceptación desmedida.
“A quienes se aproximen a ti con riquezas…respóndeles con compasión”.
Alfonso Mora Chama
Sin que se cierre este capítulo, pero a “Yayo” se le debe hacer justicia, un reconocimiento ahora que XEYT – me quedo cómo funcionaba con esta siglas y que nosotros como muchos estudiantes iniciamos hace 48 años, no sumamos los 49 años – está de manteles largos al llegar a un año antes de los 50 en un lugar lleno de historia y de leyendas curiosas y misteriosas, de un pueblo arraigado en sus tradiciones, que debe y tiene la obligación de defender su dignidad….Teocelo.
Aquí nació y se formó Eduardo Hernández Cantero, al lado de mi abuela Eustolia Vázquez Peralta y de mi abuelo, Toño Chama, sus hijas, Delia, Bertha, y Conchita mi madre y María de los Angeles ….de los hijos Toño y Leoncio Chama Vázquez…en esa panadería en donde llegaban los amigos de mi abuelo, don Mario Cuevas, y los hijos de doña Vale…”Yayo” se forjó entre el horno de leña y las latas negras, la levadura y la harina para mezclarla todos los días…tempranito…cierta masa desde la noche anterior.
Legó a la Radio de Teocelo, XEYT como radiotécnico, carrera que estudio por correspondencia…pasando al programa que modestia aparte le heredé por la tarde y que él, por considerarlo necesario, le llamó “Rancheritas de la Tarde”, logrando el mayor auditorio habido y por haber en esta radio comunitaria, del Dios Tigre….siendo el locutor más escuchado de este medio de comunicación, llegando hasta el estado de Puebla, comunidades de toda la región cafetalera, incluso hasta la ciudad de Xalapa.
Fin de semana en la cual la Radio de los teocelences está celebrando 49 años de vida, iniciada por el ciudadano altruista, don Antonio Homero Jiménez, quien también – y en lo poco, pero ayudamos cuando estudiantes – fundó la Biblioteca Pública, en el mismo lugar en donde funcionaba a la vez Radio Cultural Campesina…el señor Homero fundó también la Caja Popular “15 de Mayo”…y esta radiodifusora en donde Eduardo Hernández Cantero, le dio fama, popularidad y las mayores audiencias que jamás se había imaginado…
A escasas semanas de su eterno adiós, pedimos, solicitamos y exigimos el justo reconocimiento a “Yayo” que sigue en el corazón y en los recuerdos de su gente, de su inmenso auditorio…es por dignidad de una gran difusora.
En esta modesta columna dedicamos lo anterior a quien se supo ganar el cariño y la simpatía de la gente, muchos sin conocerlo lo describían como un ser agradable, ocurrente, bromista, y muy humano….nos consta, por desgracia como dice la canción: “Por qué se nos van los buenos….”, porque así los decide Dios, es su voluntad, y con cierto humor, debemos decir:
“Yayo…nada más te adelantaste”.
Como Yayo tenemos amigos que se han forjado en la lucha diaria, en el trabajo honesto, producto del esfuerzo de la cultura y el trabajo, como lo dejó dicho el recordado Luis Donaldo Colosio Murrieta…gente de principios, de valores que rechazan la riqueza y el dinero ante la honestidad y dignidad que heredaron de sus padres…hoy charlaba con una linda y muy honesta amiga, mientras saboreábamos una caliente sopa de fideo…¡en el mercado de Coatepec! pero qué buena y sabrosa, con el guisado de arroz con salsa verde y carne de cerdo… mezclados con esa gente de pueblo, de los que no se afrentan a sentarse en una modesta mesa con su mantel de hule o plástico…había entacuchados y con corbata como el modesto comerciante y viajero de paso….
De estos amigos, uno porteño, nostálgico, recuerda y comenta lo siguiente:
“Amigo Mora aquí Recordando la ocasión en que ingresé a mi primer trabajo. Mi Padre me llevó a su taller de reparaciones electrónicas, de aquellos que arreglaban desde una plancha con resistencia un radio una televisión de aquellas con cinescopio (pantalla) redonda, Tenía 12 casi 13 años y estaba concluyendo el segundo año de la secundaria, y pues mi señor padre me propuso trabajar con él durante las vacaciones escolares. ¡Todo un desafío para un adolescente acostumbrado a, practicar básket, el fut bol y a nadar a la laguna del chairel, estudiar hacer las tareas escolares y de la casa y desde luego asistir a clases! Sin embargo, acepté el reto y me lancé a la maravillosa “aventura” de trabajar, con quien mejor que con mi padre.
Los primeros días fueron facilísimos: todos me sonreían, los compañeros de trabajo me tenían paciencia y mal que bien sobrellevaba el horario matutino de entrada. Pero al pasar los días, la 'comodidad' se vistió de “naturalidad” y el asunto se tiñó de “sangre, sudor y lágrimas”. ¡Llegué a trabajar durante casi un mes desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche! ¡Catorce horas diarias! Llegaba a mi casa con mi viejo, cenaba y caía desplomado sobre la cama, sólo para levantarme cinco horas después, bañarme, desayunar ¡y seguir con la rutina! Nada de televisión, nada de paseos, nada de nada. Sólo trabajar, y trabajar, y trabajar.
Pero algo "recóndito en mis sensaciones" transcurría cada semana. Algo que me hacía "olvidar" el sacrificio y la abnegación de cada día: ¡finalmente cobraba mi salario! ¡Sí! ¡Por primera vez en mi vida podía disfrutar mi propio dinero, obtenido con mi propio esfuerzo! Por vez primera vez entendí, de manera muy práctica, el tremendo valor que tiene la voluntad personal con miras a la recompensa que implica lograr el éxito.
No todos ganan los premios, sino uno solo y. Mi mayor premio fueron mis padres, el viejo un hombre honesto, dedicado, sumamente trabajador, a los 19 años de su aniversario luctuoso, mi madre desarrollaba el matriarcado desde que tengo uso de razón, hasta su muerte apenas hace 2 años 8 meses y 3 días, los extraño mucho amigo Mora
Cierto amigo Felipe Peña Viola…qué gusto me daba cuando acompañaba los sábados, a mi papá Foncho Mora, en su trabajo, viajando en esa pipa de la Nestlé para levantar la leche bronca que en gruesas mangueras negras – por donde se le busque, es para alburear – traía de diferentes lugares veracruzanos y de Puebla…de Palma Sola, como de Zacatepec…de toda la costa…y sentía ese trabajar con mi padre con gran orgullo, como asienta Felipe Peña…
En ese viaje, mi señor padre, Foncho Mora que vivió y murió en la Luz del Barrio en Coatepec, tenía más chavas y las saludaba con la alcahuetería del “machetero”, pero eso no me importaba…viajaba con mi papá y eso lo más chingón cuando chavo…por cierto, doña Rosita López Botello, ex alcaldesa de Coatepec, vecina de Foncho Mora, lo trató, conoció y fue ante quien murió mi papá, parte de una historia contada por ella misma…
Remato:
Y lo digo de pecho en pecho
Juanelo tiene alguien con dignidad:
Lo dicen, uno de ellos, es el Checho
Con honestidad…y lealtad.
morachama@gmail.com Cel: 2287 77 42 64
Fotos:
Yayo en el recuerdo de su enorme auditorio, en XEYT Radio Cultural Campesina.
Si programa “Rancheritas de la Tarde”, permanece en la radio que está cumpliendo 49 años de su fundación. Programa que le heredamos hace 48 años.
Eduardo Hernández Cantero...sigues entre nosotros .
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