LAS EDECANES…¿NECESARIAS?

 

by CiudadanosEnRed

Después del vergonzoso escándalo suscitado por Cuauhtémoc Gutiérrez, ex líder del PRI-DF y que ha cimbrado a todos los niveles a su partido, muchos lectores opinan que es urgente revisar a fondo la utilidad de las edecanes pagadas históricamente con recursos públicos en nuestras instancias de gobierno.

Aunque desde tiempos de Porfirio Díaz la costumbre de decorar los actos oficiales con la presencia de bellas mujeres comenzó a ser parte del protocolo de inauguraciones, sería a finales de los años 50 cuando la modalidad de contratar edecanes a nivel oficial se instauraría en nuestra urbe.

Primero serían las grandes empresas las que echarían mano (sin albur) de toda muchacha guapa salida de agencias de modelos para que promovieran sus nuevas líneas de productos y, poco después, para berrinche de muchas señoras, los centros comerciales, como aquel que fue edificado en los terrenos del antiguo toreo de la colonia Condesa, harían de las guapas demostradoras parte esencial de su personal.

Durante el sexenio de Adolfo López Mateos las oficinas de relaciones públicas, así como las direcciones de Comunicación Social de las diversas instancias de gobierno, comenzaron a contratar a jóvenes de gran belleza como apoyo logístico para los eventos oficiales.

Algunos malpensados afirmaban que aquella modalidad fue instaurada por instrucciones del mismísimo López Mateos, a quien si bien nunca se le comprobó ninguna canita al aire (algo imposible en aquellos tiempos faraónicos, con Díaz Ordaz como secretario de Gobernación), hasta la fecha las leyendas en torno a su fama de Don Juan continúan pululando entre los periodistas veteranos.

Con la revolución sexual de finales de los años 60, muchas feministas protestaron por el uso que se hacía de las mujeres como meros objetos decorativos en los actos públicos; sin embargo, tanto en las secretarías como en la presidencia, se continuaban contratando mujeres con base en su presencia.

Para dicho reclutamiento no eran muy necesarios los exámenes de aptitud, sólo hacía falta que las candidatas fueran mayores de edad, supieran pararse en siete (un pie adelante y otro atrás en forma de escuadra) y pasaran con gracia el vaso o la pluma al funcionario en turno para quedar contratadas.

Con López Portillo, el presupuesto gubernamental para pagar sueldos fijos a bellas asistentes se incrementó como nunca en las oficinas de protocolo. La Cámara de Diputados fue bendecida con nuevo personal femenino que contaba con todas las prestaciones de una plaza de nivel medio alto.

Desde entonces, las historias subidas de tono acerca de funcionarios que acosaban a aquellas asistentes comenzaron a ser el pan de todos los días entre los colegas de la fuente de información general.

Curiosamente, sería en el sexenio de Miguel de la Madrid y los posteriores que las edecanes al servicio del Estado subirían más el dobladillo de sus faldas, hasta entonces ubicado debajo de la rodilla, debido al código de recato que operaba desde mediados del siglo XX.

Fue así como desde la década de los 80 del siglo pasado, las siempre celebradas minifaldas hicieron su aparición con el poco protagonismo que un par de piernas bien torneadas causa entre nuestros compatriotas, famosos por su intachable conducta hacia el género femenino… (risas).

No era extraño que en las ceremonias de las diversas secretarías de gobierno, las edecanes atrajeran más los flashes de los fotógrafos que el titular de la misma.

A menudo en las páginas de sociales, los fotógrafos cazadores de bellezas publicaban casi a ocho columnas algunas fotos de la edecán ex aspirante al certamen Señorita México... y de fondo, el humilde secretario de Hacienda.

También el presupuesto para contratación de edecanes se incrementó, algunas con sueldos de planta y otras contratadas externamente en agencias. Si estas cifras se multiplican por casi 32 mil eventos que realizan cada sexenio las diversas instancias federales, la cifra que se eroga en el gobierno cada año en contratar belleza femenina con cargo a nuestros impuestos, equivale a mantener un programa social de gran envergadura.

Como lo mencionamos, nuestros lectores afirman que hoy después del “Cuauhtémoc Gutiérrez-PRI Gate” se debe seguir investigando, no sólo a las edecanes pagadas con recursos públicos en nuestras instancias de gobierno, sino a asistentes femeninas de funcionarios que dupliquen funciones con sueldos sospechosos… la pregunta sería ¿habrá aún más casos similares por descubrir a pequeña o gran escala?

homerobazanlongi@gmail.com
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