PAPA FRANCISCO: NO A LOS HIPÓCRITAS “DISFRAZADOS DE SANTOS”
©ALESSIA GIULIANI/CPP
La Cuaresma es un tiempo para “ajustar la vida”, “para acercarnos al Señor”. Es lo que ha destacado el Papa Francisco en la Misa de esta mañana en Casa Santa Marta. El Papa ha llamado la atención a los que se sienten “mejor que los demás”. Los hipócritas, advirtió, “se disfrazan de buenos” y no comprendan que “nadie es justo por sí mismo”, todos “necesitamos ser justificados”.
Conversión. Papa Francisco ha iniciado su homilía destacando que esta es la palabra clave de la Cuaresma , tiempo propicio “para acercarnos” a Jesús. Comentando la primera Lectura, tomada del Libro de Isaías, observó que el Señor llama a la conversión a dos “ciudades pecadoras” como Sodoma y Gomorra. Esto, afirmó, pone de relieve que “todos necesitamos cambiar la vida”, analizar “bien nuestra alma” donde siempre encontraremos cualquier cosa. La Cuaresma, por tanto, añadió, es exactamente esto “ajustar la vida”, acercándonos al Señor. Él, dijo, “nos quiere cercanos” y nos asegura que “nos espera para perdonarnos”. Sin embargo, advirtió, el Señor quiere “un acercamiento sincero” y nos advierte contra la hipocresía:
“¿Qué hacen los hipócritas? Se disfrazan, se disfrazan de buenos: ponen caras, rezan mirando el cielo, dejándose ver, se sienten más justos que los demás, despreciándolos. ‘Pero, dicen, yo soy muy católico, porque mi tío fue un gran benefactor, mi familia es esta y yo soy… aprendí, conozco a tal obispo, a tal cardenal, al padre tal… Yo soy…’. Se sienten mejor que los demás. Esta es la hipocresía. El Señor dice: ‘No, eso no’. Nadie es justo por sí mismo. Todos necesitamos ser justificados. Y el único que justifica es Jesucristo”.
Por esto, añadió, debemos acercarnos al Señor: “Para no ser cristianos disfrazados, que cuando pasa esta apariencia, se ve la verdad, que no son cristianos”. Cuál es, entonces, “el modo de no ser hipócritas y de acercarnos al Señor?”. La respuesta, destacó el Papa, nos la da el Señor mismo en la Primera Lectura cuando dice: “Lavaos, purificaos, alejad de mis ojos las malas acciones, cesad de hacer el mal, aprended a hacer el bien”. Esta es la invitación. Pero, se pregunta Francisco ¿cuál es el signo de que vamos por buen camino?”: “’Socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda’. Cuidad al prójimo, el enfermo, el pobre, el necesitado, el ignorante. Esta es la piedra de toque. Los hipócritas no saben hacer esto, no pueden, porque están tan llenos de sí mismos que están ciegos y no ven a los demás. Cuando uno camina un poco y se acerca al Señor, la luz del Señor, le ayuda a ver estas cosas y va a ayudar a los hermanos. Este es el signo, el signo de la conversión”.
Cierto, observó, “no es en sí mismo la conversión”, ya que esta es, de hecho “el encuentro con Jesucristo”, pero “el signo de que estamos con Jesucristo es este: cuidar a los hermanos, a los más pobres, a los enfermos, como el Señor no enseña” y como leemos en el capítulo 25 del Evangelio de Mateo:
“La Cuaresma es para ajustar la vida, organizarla, cambiarla, para acercarnos al Señor. La prueba de que estamos lejos del Señor es la hipocresía. El hipócrita no necesita al Señor, se salva por sí mismo, eso piensa, y se disfraza de santo. La prueba de que nosotros nos hemos acercado al Señor, con la penitencia, pidiendo perdón, es que cuidamos a los hermanos necesitados. Que el Señor nos dé a todos luz y valentía para convertirnos, para acercarnos al Señor. Es bello estar cerca del Señor”.
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