ORIGEN Y CINCO HISTORIAS RECIENTES DEL BESO

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Por Víctor Manuel Estupiñán Munguía*

El único idioma universal es el beso

Alfred de Musset

En cualquier sociedad los cambios son por ley, constantes. Desde la forma de producir bajo un sistema económico, hasta las expresiones físicas y, espirituales que sirven para relacionarse emotiva y, sentimentalmente, pasando por las manifestaciones de ciertas conductas eróticas, como el beso.

El beso es un eslabón que pertenece en importancia a la misma cadena revolucionaria que pertenece la erección en dos extremidades de nuestra especie, la nueva ingesta de carne (proteínas), en el torrente circulatorio de los primates, la palabra-lenguaje y, después la escritura.

Por eso, el beso, es uno de los principales elementos en la construcción del nuevo sistema emocional del ser animal, dando paso al ser humano.

Por cierto, este posee en nuestra especie un origen histórico muy cargado de fuerza de sobrevivencia y ternura. Puesto que las principales teorías apuntan que se inició, cuando los padres pero sobre todo la madre brindaba comida a su descendiente “de boca a boca”, para que fácilmente fuera digerida por aquellos.

Era una especie de enseñanza para que aprendiera a comer, ya fuera después de amamantarlo o, cuando estaba enfermo y, por tal motivo no podía hacerlo por sí mismo. Además, se involucran las delgadas mucosas como son los labios, las miradas tiernas, la confianza, respiración, aliento, el ritmo cardiaco, etc., es decir, todo un desplazamiento de amor.

Además con los besos paternos, al mismo tiempo al hijo se le proveía de “vacunas naturales”, al depositarle saliva constantemente en los bocados ya masticados. De tal manera que los actos ancestrales del beso, los encontramos como fórmulas y claves para la sobrevivencia y, evolución de las especies.

Esos contactos de millones de años se fueron añejando y, fueron grabados en la memoria colectiva o, subconsciente histórico, a la manera de reforzadores psicológicos. Por ello, constituyen poderosos preludios históricos en el beso en sí; éste, como toda una manifestación rodeada del capital amoroso moderno.

Además, no debemos de olvidar que dentro de la teoría de las etapas evolutivas, según Piaget, la etapa oral juega un papel decisivo, debido a que es por donde primeramente se empieza a conocer y, contactar la realidad o, el mundo.

Poe ello, en el beso encontramos el principio arquitectónico de las emociones, dándole vida a las más diversas imágenes y sensaciones. El poder del beso nos proporciona una gramática de la inmediatez: “Tu” y “Yo”; donde el “otro” se plastilina en el “Yo” y, el “Yo” en ese “otro”.

Pero además, conocer el origen del beso nos permite evaluar los fundamentos neuroendócrinos, neurofisiológicos y, bioquímicos. Sin dejar de lado el manejo político que el poder hace, en el contexto histórico en que se circunscribe.

Los besos generalmente poseen el poder de abrir las puertas a la producción tórrida de endorfinas y, de las encefalinas, siendo capaces de engendrar un estado de bienestar o, éxtasis. El cual se traduce como peligroso, cuando no existe alguien con poder, quien conduzca dicho estado de felicidad. En otras palabras, para el poder es muy importante protagonizar o, la afiliación psicológica-ideológica de ese estado placentero. El debe de decidir el cómo, el cuándo, el donde, el para qué, quienes, cuantos, etc.

Históricamente el poder en general y, la iglesia en particular, ya sea mediante sus voceros moralistas se han encargado de manipular el cuerpo y, con ello los placeres. En cada época se administran los espacios tanto públicos como privados y, en su interior o, alrededor de ellos, danzando los placeres, a toque de flautas moralinas.

Primera historia, es lo que sucedió con la administración panista de Guanajuato, donde los nuevos mecanismos de poder se perfilaron decididamente a agudizar las técnicas polimorfas de control y, hegemonía cotidianas.

Lo que sucedió en Guanajuato, siendo “La Capital del beso” escénico, público, por aquello del famoso e institucional “callejón del beso”; el cual prácticamente lo exige, induciéndolo en matrimonios, novios y, hasta en amigos para legitimar tanto el ritual como el poder del lugar.

Todo sucedió cuando el Ayuntamiento de Guanajuato en el 2009 aprobó el castigo con 36 horas de cárcel o multas hasta de 30 salarios mínimos, a los que se besen, digan palabras altisonantes, vendedores callejeros y, se manifiesten.

El caso concreto sucedió cuando la policía detuvo a Manuel Berumen Resendes en la “Plaza Expiatorio” (nombre muy ad doc al caso), por darle un beso común a su esposa Mayra Alemán en presencia de su hijo de 4 años. Por lo que de inmediato la sociedad convocó a un “mega-besotón” en la plaza pública, desafiando el poder medieval transustancializado y, a los nuevos alguaciles cazadores de besantes.

Con ello, “entre golpe y golpe de pecho” y, persignaciones de “los guardianes del pudor”; el beso fue acosado públicamente levantando sospecha contra la dignidad, decencia, la moral y, las buenas costumbres, sobre todo religiosas a ultranza.

En su momento, se pretendió llevar a la hoguera pública a los “trasgresores besantes”, pero no a los que “desvían” robándose miles de millones de pesos del erario público. Se categoriza a “res pública” y, con ello, se judicializa. Una vez más, el sistema de vigilancia como halcón depredador, acechó en plazas, calles, parques los posibles placeres subjetivos.

Se recurrió bajo una nueva moral de gobernar, a la histerización del beso como una forma social y, erótica de relacionarse o, de reafirmar los vínculos de esposos en el caso concreto de Guanajuato.

La tecnología correctiva, no consiste en descargas eléctricas, ni en picotas, sino en detención carcelaria, en la pérdida de libertad y, multas y, en la exhibición difamatoria de “perversidad”, ahora, la nueva “letra escarlata” o, el “cencerro” avisando públicamente a los nuevos “leprosos”.

Los mismos que prohíben los besos son los mismos que permiten y, reproducen las injusticias, las miserias sociales, la explotación, los salarios mínimos, el saqueo a la nación, los mismos que son insensibles con los desarraigados, los miserables que también deambulan cada vez más en calles y plazas, mendigando un pedazo de pan o, una manifestación de humanidad.

Los que prohíben los besos son los que permiten con las políticas públicas que los jóvenes y niños se alcoholicen, se droguen, consuman comida chatarra; los mismos que se hacen de la vista gorda con la industria pornográfica, abrazan la corrupción, pero prohíben los besos.

Son los que se guardan para sí, el privilegio de prohibir, al igual como lo hacían los fariseos. Detrás de cualquier prohibición encontramos la obediencia. Es decir, el castigo es sólo el medio para asegurar el control.

Por otro lado, no se descuida que a quien “se le da” un beso, es cuestión o, problema de las parejas, ya que se corre el riesgo de trasmitir enfermedades como infecciones o, el terrible papiloma humano, entre otros. “Los arrumacos”, siempre y, cuando no se realice el acto de amor en vía pública, es normal.

Segunda historia u, otro enfoque es aquel que explota el placer del beso, deformándolo a tal grado que lo re-convierte en un vil espectáculo comercial, sorprendente, audaz, mundial. Toda una mercancía masiva y, espectacularmente.

Me refiero a los registros como los que realiza “Record Guinness”. Por ejemplo, ¿Usted cuánto duraría besando sin despegarse a su “media naranja”? ¿Una hora? ¿Aguantaría dos o tres?

Pues bien, concretamente con “El Beso más largo” o, Maratón del Beso”, el cual rompió Record Guinness con una duración de ¡58 horas, 35 minutos, 58 segundos! Asignándole tal distinción por segunda ocasión a la pareja formada por Ekkachai y Laksana Tiranarat de Bangkok y, que les entregó un premio de $3,300 dólares y dos anillos en el Día de San Valentín.

Tercera historia, para que estén enterados, es que Brasil ya filmó una telenovela llamada “Amor a la Vida”, la cual es histórica ya que se exhibe el primer beso gay en una telenovela y, trasmitida por tv en horario familiar. Las discusiones y, polémicas son de toda índole, muy semejante a lo que ocurrió aquí en Sonora con la obra teatral “Príncipe y Príncipe”.

Cuarta, otro beso entre iguales pero del sexo femenino y, que dejó profunda huella es el que se dieron tórridamente las dos superestrellas del pop: Madonna y Britney Spears, El 29 de agosto del 2003 y, Cristina Aguilera no se queda atrás, tocándole por derecho de función.

Sin lugar a dudas, que usted con su experiencia es el mejor besólogo o, besologista y, por lo tanto, tiene la última palabra, también los sentimientos y gustos.

Quinta historia, los besos según nuestra conceptualización o perspectiva cultural humana, no pueden faltar en algún animal que por gratitud instintiva o, pulsión “aprenda” a dar besos a los seres humanos.

Así tenemos el famoso beso de “gratitud” entre “la bella y la bestia”; el cual por cierto causó mucha admiración en las redes. La verdad es que conmueve profundamente. Es por ello que los remito a que lo vean y disfruten en la siguiente liga:

http://www.antena3.com/noticias/sociedad/los-besos-abrazos-leon-jupiter_2009072200041.html

Por último, lo que sí es incuestionable es lo que dijo Octavio Paz, “Un mundo nace cuando dos se besan”.

Los besos siguen naciendo, los mundos también…

* Víctor Manuel  Estupiñán Munguía: Pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.-  Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora “Por la paz del mundo”   victor-79@live.com.mx      

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