CONSUMIR PRODUCTOS DEL CAMPO VERACRUZANO, POR SOLIDARIDAD Y JUSTICIA SOCIAL
POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA
Dra. Zaida A. Lladó Castillo
Para llegar a una genuina definición de justicia social es necesario sentir las necesidades ajenas como parte de nuestro propio ser y de buscar los medios oportunos para satisfacerlas.
Barp F. Luciano, Universidad Lasalle
Cuando se viaja hacia las zonas centro o norte de Veracruz--concretamente en las regiones de Martínez de la Torre, Papantla, Tuxpan, Álamo, Tihuatlan, --, se lamenta en ocasiones ver que los agricultores veracruzanos en estas temporadas, ponen al pie de carretera, sus cítricos para ofrecerlos casi regalados o desecharlos en caso extremo; porque eso prefieren, a ver que los “coyotes” se los paguen al precio que quieren y se lleven la mejor ganancia al comercializarlos a precio de "oro" en la ciudad de México y en otras partes del país. Y eso no sólo pasa con los cítricos, igual sucede con el café, plátano, frijol, maíz, azúcar, etc.
Apenas hace 3 meses (antes de los ciclones Manuel e Ingrid) el Ing. Valentín Casas Cortes, Subsecretario de la Secretaria de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (SEDARPA) afirmaba: “Veracruz es el principal productor de cítricos a nivel nacional, con una extensión de 239 mil hectáreas, una cosecha de 3.1 millones de toneladas y un valor de producción superior a los 5 mil millones de pesos, lo que equivale a 43 por ciento de la superficie y rendimiento del país”, cifras que también confirmaba el Consejo Estatal Citrícola, AC,1 Y aun con esta ventaja histórica que siempre ha tenido Veracruz en producción agropecuaria, es lamentable, que hoy sus hombres del campo y en especial los que cultivan cítricos se quejen de una crisis severa y estén rematando sus cosechas para poder sacar cuando menos los gastos de producción.
Sin duda la presencia de los fenómenos meteorológicos “Ingrid” y “Manuel”, que azotaron la entidad en el mes de septiembre pasado, extraordinarios y tremendamente letales, afectaron seriamente la agricultura veracruzana pero principalmente a los productores de limón, naranja, mandarina y toronja veracruzanos, entre otros. Y no obstante que la temporada de Todos Santos, como época en que aumenta la demanda permitió desplazar algo del producto, una vez que ha finalizado, los precios de los cítricos se han desplomado y hoy en la Central de Abastos de Xalapa, en los mercados del Puerto de Veracruz y en otras ciudades fuertes del estado, la toronja roja se cotiza a 800 pesos la tonelada, y la naranja a mil pesos. Lo que no les deja a los productores ni para pagar los sueldos de peonada.
Si a esto se le agrega que la entrada de cítricos viene también de otros estados, como Michoacán, Puebla, Tabasco o Tamaulipas, incluso del extranjero, está provocando que los precios de estos, estén por los suelos o muy sacrificados, por lo que se obligan a desplazarlo a “bote pronto” para poder ganarle aunque sea un poco, cuando debería ser una obligación del Estado y sobre de la sociedad—es decir de todos--, entrarle al problema y poder ayudarles consumiendo los productos y apoyando a los agricultores en estos momentos y en todos los que enfrenten, porque siempre he pensado que no todo debe depender de la oferta o la demanda.
Me parece que nosotros como ciudadanos de Veracruz, queriendo tanto a nuestro estado, debemos ser los primeros en consumir los productos veracruzanos. La naturaleza es sabia y nos marca perfectamente cuáles son las frutas de temporada. Es decir, cuáles son las frutas que se cosechan en abundancia en ciertas épocas del año y sobre todo, cuándo los precios son más accesibles.
Y lo menos que podemos hacer es consumir éstas en nuestra dieta diaria,--ya como obligación y más en tiempo de crisis--, realizando lo que yo llamo: cadena de consumo en solidaridad social.
Pero, ¿Que es la cadena de consumo en solidaridad social? Desde mi punto de vista, es aquella que cierra el trinomio entre: productores agropecuarios, participación de la sociedad y el Estado, para que en situaciones de crisis económica, los productos puedan ser desplazados a través del consumo doméstico de las familias veracruzanas, cuando éstos no puedan comercializarse hacia afuera, por razones de competitividad o cualesquiera que sean éstas.
De esta manera, se evita que el productor sea siempre rehén de los intermediarios o que pierdan o sacrifiquen su producción rematando la cosecha; lo que obliga a que la misma sea planeada para cubrir el mercado estatal (estando seguro su consumo), sin olvidar desde luego, los compromisos con el mercado nacional e internacional y pretendiendo recapitalizar a nuestro estado haciendo que este sector se reactive y sea competitivo internamente y no recienta los altibajos de las crisis de los precios o de los eventos devastadores de la naturaleza, a los que permanentemente está expuesto.
Productos entonces como la naranja, el limón persa, la mandarina, la toronja y la tangerina, que son deliciosos, los podemos adquirir con facilidad en nuestro estado, pero también otras frutas y verduras que se cosechan en el campo veracruzano, que los tenemos a bajo costo durante todo el año, que nos proveen de nutrientes y nos ayudan para mantenernos sanos y esbeltos, y que debemos consumirlos y hacerlos parte de nuestra agenda de consumo doméstico, promoviendo así los hábitos alimenticios sanos y ayudando de esta manera a los productores del campo estatales.
Cuántos países, se pelean por tener fruta barata en su menú diario. En Japón, la fruta es carísima, y para muestra un botón: un Melón, una piña o una naranja, una manzana, en lugares como Japón, fluctúa entre 180 a 200 yenes, es decir, $ 70 a 100 pesos mexicanos por pieza aproximadamente, y frutas como el mango (en Okinawa) llega hasta los 600 yenes. Cuando que nosotros en México y en nuestro Estado, cuando menos el miércoles pasado estaba el kilo de naranja a $ 3.80 y el mango apenas hace unos meses, estaba a 10 pesos el kilo del tipo manila . Ni comparación ¿verdad?
Ante esta realidad, qué nos cuesta ser conscientes y cooperativos para cerrar con éxito esa cadena de consumo en solidaridad social, haciéndolo permanentemente para ayudar a nuestros productores veracruzanos, consumiendo la fruta de temporada que llegan a los mercados, centrales de abasto y tiendas de autoservicio (las que compran a nuestros productores), y de esta manera reactivar nuestra economía, a partir de la confianza y el aval de la sociedad.
Pero también el sector agropecuario de Veracruz, debe hacer más para orientar a la población sobre los tipos de productos que se pueden adquirir durante el año, de acuerdo a cada temporada. Porque una economía de mercado necesita de sistemas de garantías sociales y mecanismos de compensación regional que estén en concordancia con el mercado, tengan un amplio impacto entre la población, y permitan que la misma reaccione en solidaridad.
Por lo que toca a nuestra parte, les invito a que hoy vayamos por nuestra arpilla de naranja a la carretera o al mercado o a la central de abastos y, hagamos realidad el principio de justicia y solidaridad social que dice plantea: la obligación de quienes tienen más, para ayudar a los que menos tienen. Se inspira, en consecuencia, en un deber-ser de la sociedad o de la colectividad, para brindar soporte a quienes no tienen suficientes medios de subsistencia o quienes se encuentran en un riesgo social y económico, y donde la sociedad da un paso adelante a través del Estado o de los mecanismos que éste crea, para satisfacer la necesidad de las personas que caen en un riesgo social y económico: haciendo realidad así la justicia y la equidad en los hechos, sin demagogias y discursos.
Gracias y hasta la próxima
Bibliografía
http://www.concitver.com/15_9citricultura.html
http://www.comsocialver.gob.mx/2013/08/15/69337/
Konrad Adenauer Stiftung (KAS), Principios rectores para el bienestar, la justicia social y una economía sostenible, Alemania. http://www.kas.de/wf/doc/kas_17025-544-4-30.pdf
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