LA IZQUIERDA Y EL CHILEATOLE POLÍTICO

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Uriel Flores Aguayo

Siendo mucho más importante hablar, pensar y comunicar sobre la coyuntura más amplia de nuestro país no deja de ser relevante referirse a la situación de la izquierda partidista en tanto puede haber o no desde ahí algún apoyo, referente y esperanza para la mayoría de los Mexicanos. Vivimos un momento raro, curioso y difícil en su comprensión: parece tan obvio pero es a la vez tan complejo; se asemeja a la fábula del rey desnudo, todos lo ven pero nadie habla. Por decisión de la cúpula de una corriente del PRD, llamada " nueva izquierda ", a la que se han sumado otras burocracias similares, este partido, el más grande de la izquierda, se ha instalado en una ruta de co-gobierno fáctico con el PRI. Estamos, por tanto, ante una medida profunda y de consecuencias apenas visibles; estos pasos se dieron sin debate colectivo, renunciando a los mínimos de vida institucional en el partido, ya de por sí frágil y contaminada; lo más serio, lo que le da color de ilegitimidad es que no se hizo campaña electoral ofertando este tipo de alcances aliancistas, en una especie de coalición informal.

A la vieja usanza politiquera a los electores de la campaña del 2012 se les dio " gato por liebre";  por cierto, es de reconocerse que en gran medida los sufragios que generaron posiciones legislativas y cargos ejecutivos fueron conseguidos mayoritariamente por el candidato presidencial de esa campaña; en ese sentido se pude decir que los dirigentes " pactistas " estas utilizando una fuerza política que no les pertenece salvo en un porcentaje determinado que debe ser pequeño si nos atenemos a su alejamiento obvio y crónico con la población; en un sentido más amplio nos podemos cuestionar racionalmente si con esa línea política de carácter estratégico están representando el mandato que recibieron de los electores de la coalición que les dio las posiciones que ahora administran.

Sin gran cosa a cambio el gobierno de Peña Nieto, se ha consolidado sin mayores sobresaltos gracias al Pacto por México, donde recibe el apoyo activo y eficaz de las oposiciones de derecha e izquierda (PAN y PRD). En ese mecanismo consensual se deposita el manejo legislativo para impulsar la agenda reformista del Gobierno Federal, no sin resistencia y hasta contradicciones en las dos formaciones políticas señaladas. Para efectos prácticos se ha diluido la oposición, dando paso a una fórmula añeja del estilo de la " unidad nacional " de los años 40. La nota más sobresaliente entre partidos la dio el PAN con motivo de la reforma hacendaria que devino en miscelánea fiscal, colocándose a la izquierda del PRD; sin embargo, en amplios sectores y capas  de la sociedad, las protestas son fuertes y van en aumento, relegando a los partidos y poniéndolos en un predicamento sobre los pasos que siguen en la línea del pacto.

Instalados en una burbuja del poder los burócratas del PRD van a fondo en la ruta del pacto, renunciando a jugar un papel opositor real, con autonomía, volviéndose dependientes de los resultados que les den sus alianzas. Se han vuelto los defensores de las reformas, como sean, sustituyendo al PRI en el debate y confrontándose verbalmente con el PAN y con LÓPEZ OBRADOR, incluso en términos ofensivos y obsesivos. Panorama difícil para esta ala de la izquierda, en su unidad e imagen ante la ciudadanía, donde se desinfla aceleradamente y pierde respeto y prestigio. Las mieles de hoy no son seguras para más adelante, sobre todo para las elecciones federales del 2015. El problema es que su dependencia del dinero y la fama los hacen muy vulnerables y dependientes del poder, más preocupados por agradar al Gobierno que acercarse a la sociedad. En este camino donde convivimos posturas diversas, con reglas de convivencia que se hacen al andar, unos se doblarán y pasaran a las filas del oportunismo pero otros lo pensarán mejor y, con todo y su pragmatismo, buscarán no dar la espalda definitivamente al pueblo.

Recadito: Sigamos marchando en contra de la reforma energética.

ufa.1959@gmail.com

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