EL SISMO DEL 19 DE SEPT. DE 1985
by CiudadanosEnRed
Por Octavio Colado
Todos los que lo vivimos, tenemos clavados los recuerdos de esos trágicos momentos.
A las 07.19 hrs., Yo me encontraba en el Aeropuerto, próximo a salir de viaje por motivos de trabajo. Al cabo de unas dos horas de espera, el vuelo fue cancelado. En el camino de regreso a mi oficina, en la colonia Del Valle, pude percatarme de parte de la magnitud de la tragedia.
Al llegar, pusimos a disposición de quien lo requiriera, en el interior de la república, un aparato con el que contábamos y que en ese entonces se usaba mucho en las grandes empresas. Un “Telex”, antecesor del Fax, el cual si tenia comunicación con otras empresas, en el exterior de la ciudad. Mucha gente comenzó a solicitarnos que localizáramos a sus familiares y amigos, ya que las líneas telefónicas hacia fuera, estaban “caídas”. Dejamos a un lado el trabajo normal de la oficina y nos dimos a la tarea de localizar a la gente. Cada quien se posicionó de un teléfono y se puso a hacer llamadas. Llegó a incrementarse tanto el volumen de solicitudes de este improvisado servicio, que ideamos un sistema coordinado para registrar las solicitudes, llamadas, localizaciones, noticias obtenidas (y no obtenidas) y respuestas a los solicitantes. En esa oficina yo tenía un rol de un día de trabajo y uno de descanso, por lo que esta actividad la estuve llevando a cabo solo los días que me tocaba trabajar. Aproximadamente durante unos 15 días.
Por la tarde de ese memorable 19 de Septiembre de 1985, cuando por fin tuve la oportunidad de hacerlo, fui a mi casa, donde se encontraban Norma (Norma Dlt), mi esposa y mi pequeña hija Gaby (Gaby Cdt). (Fernanda, Fer Cdt aun no nacía). Me aseguré de que estuvieran bien (Ya lo había hecho telefónicamente desde en la mañana) y me enfundé orgullosamente mi uniforme Scout, con camisola blanca y me dirigí a la zona de la Alameda Central, donde se encontraban varios edificios derrumbados y el Hotel Regis, adicionalmente, en llamas.
El tránsito, era un caos total en la ciudad. Me vi precisado a dejar “abandonado mi automóvil cerca del monumento a la Revolución, que es hasta donde pude llegar y de ahí, caminé hasta mi objetivo: El Regis.
Una vez ahí, observe que ya estaban trabajando un gran número de hermanos Scouts y Guías de diferentes Grupos. No supe en que momento, ya me encontraba yo bien integrado con todos ellos. Seguramente tenían sus respectivos nombres, pero nunca los supe. Solo sabía que portaban uniformes similares al mio y que compartíamos también el mismo deseo: SERVIR.
Acordonamos la zona, apoyamos a la gente que salía de entre los escombros del edificio, hicimos lavados de ojos, de heridas, hicimos vendajes, distribuimos cubrebocas, auxiliamos a los paramédicos de la Cruz Roja y de otras instituciones con las camillas que transportaban lesionados…….
Finalmente, junto con una cuadrilla integrada por unas 10 personas entre Soldados, Bomberos, Paramédicos y Scouts, como a las 11 de la noche, tuve la gran satisfacción, el honor, el orgullo pues, de ingresar al edificio derrumbado y en llamas y sacar a una mujer, casi inconsciente, de aproximadamente 30 años de edad, que tenía ambos brazos con múltiples fracturas y “Policontundida” (Ahí aprendí ese término).
Después de eso, alrededor de las 2.30 de la madrugada ya del 20 de Septiembre de 1985, de un espacio reducido, rescatamos un cadáver de un hombre de unos 45 años, al cual le faltaba una pierna. (No la encontramos).
Al día siguiente, al igual que los subsiguientes en que no trabajé, me reuní en una “Base Rover”, de las muchas que se instalaron en la ciudad. Esta, se ubicó en el entonces Hospital “Colonia”, muy cerca del edificio de Teléfonos de México. Ahí, se organizó un centro de acopio de ropa, medicinas agua y alimentos. El Ejército, utilizó las cocinas del propio hospital, para preparar comida caliente. El Ejército y el Plan DN-III, funcionaron a la perfección, considerando la magnitud del desastre. (Perdón Salvador, pero difiero de tu opinión).
Me toco participar en la recepción, clasificación y empaquetado de insumos y donativos en especie, pero sobre todo, por contar con automóvil, se me asignó, como a algunos otros voluntarios, la tarea de distribuir los grandes peroles de comida caliente a los lugares donde había gente trabajando en las labores de rescate. La Colonia Roma, La Colonia Doctores, El Hospital Juárez, El Centro Histórico, etc. etc.
Salía yo de la “Base Rover” con mi coche lleno de raciones y regresaba con aquellos enormes utensilios vacíos. Me los cambiaban por otros llenos y así sucesivamente 5 o 6 veces al día.
Unos días después del terremoto, (pierdo la noción del tiempo, pero supongo que unos 2 o 3), en una vecindad, por el rumbo de Tepito, al llevar mi cargamento de comida, apoye también en el rescate de una mujer (Muerta) y su niño de unos 3 años (Vivo, pero con un alto grado de deshidratación).
Muchos Scouts, Guías, Caballeros y Guías Aztecas, Escultas, Pioneros, Pentathletas, Amigos del Bosque, Exploradore, etc.; Muchos uniformes de diferentes colores y diseños; Infinidad de pañoletas de un gran número de Grupos tanto del DF como de todo el país y aún del extranjero, se dieron cita como si “Alguien”, un “Jefe Imaginario”, hubiese silbado “Uno Largo, Uno Corto, Uno Largo, Uno Corto, Uno Largo, Uno Corto”.
TODOS acudiendo al llamado a SERVIR.
Así fue, Yo lo viví. Nadie me lo platicó.
Las instancias oficiales reaccionaron, respondieron y finalmente, con los recursos que poseían y con los que recibieron adicionalmente de la Comunidad Mundial, apoyaron en lo que se pudo para contrarrestar la emergencia.
Que hubo quien aprovechó la situación para enriquecerse? Que parte de los apoyos que enviaron del extranjero no llegaron a su destinatario final como debió haber sido? Que hubo muchas irregularidades y se hicieron cosas indebidas?
Puede ser. No me consta, pero tampoco lo descarto. Es “Condicion Humana”.
En fin. Quien así haya actuado, quien haya obtenido un beneficio sin necesitarlo, quien se haya enriquecido, Que se lo reclame su conciencia.
Un abrazo a la comunidad Scout-Guía. Vamos, a todos los que de una u otra manera practicamos y vivimos el Escultismo.
Un fuerte, muy fuerte, apretón de mano izquierda.
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