MOBBING: LA PERVERSIDAD DEL ACOSO LABORAL

Publicado el 28 agosto, 2013

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Por Pablo Alarcón Cháires

La respuesta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) le resultó desalentadora a Carlos. Su caso fue canalizado a otras instancias de Conciliación y Arbitraje, así como a los órganos internos de contraloría de la institución en la que labora y a la que está señalando como hostigadora.

Hacía pocas semanas –desesperado ante la indiferencia de las autoridades locales y federales por atender su problema relacionado con acoso laboral– había decidido acudir a dicha Comisión con el ánimo de detener el insufrible linchamiento que callada y clandestinamente su jefe y compañeros de trabajo ejercían sobre él, sólo equiparable a los traumas psicológicos que presentan soldados después de un conflicto armado, como le dirían los especialistas.

Después de recibir la notificación de la CNDH, “coincidentemente” sus autoridades le fincan supuestas responsabilidades ocurridas casi medio año atrás. La orden de algún alto mando de la institución fue clara: constrúyanle delitos y césenlo. La razón principal no era en sí estos hechos imputados, como le diría el propio abogado que representaba a la institución acusadora, quien además se negaría a la conciliación. La causa principal del proceso es que Carlos presentó su caso a instancias externas a la institución. Su pecado fue acudir a la CNDH a ejercer un derecho de todo ciudadano al sentirse vulnerado por años. Su situación física, mental y emocional da cuenta de ello. Así, Carlos expone el abuso, el hostigamiento y la discriminación por parte de sus autoridades. Evidencia además la insensibilidad, negligencia e irresponsabilidad de la autoridad y la necesidad de hacerlas visibles para poder combatirlas.

Diferencias políticas e ideológicas con su actual jefe y otro grupo de compañeros de trabajo quienes incondicionalmente apoyan a su jefe, le colocan en una situación precaria. De manera sistemática es linchado emocionalmente. “Yo me encargo de correrlo o de que renuncie”, habría sentenciado su jefe y con razón: si existe un espacio en el que se puede asesinar impunemente, ése es el trabajo.

Carlos recorrió el clásico camino del mobbing institucionalizado que busca eliminar a sus críticos: a un cambio de autoridad cuestionado e irregular, le siguió el aislamiento, la manipulación de sus compañeros de trabajo, el retiro de la palabra por parte de la autoridad, el trato con desprecio, la imputación de cargos tergiversados o falsos y los intentos de cese utilizando mecanismos legales interpretados a modo por el acosador (porque en el caso de Carlos, éste es juez y parte).

Durante este proceso se le sanciona y reprende públicamente como escarmiento para la comunidad, se le puede aumentar la carga de trabajo o se le puede retirar paulatinamente hasta llevarlo al mínimo para justificar el despido o bien, directamente cesarlo despojándolo de todos los derechos ganados a pulso, con ética y profesionalismo por décadas de entrega a la institución. El problema de Carlos exhibe la vulnerabilidad a la que se enfrenta el ciudadano común. Ni sus autoridades u organizaciones en materia de derechos humanos son capaces de solucionar una situación que ya ha sido declarado por especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México como problema de salud pública.

Carlos está en la disyuntiva de tomar uno de los tres caminos que los expertos han estudiado: a) renunciar a su trabajo para evitar los tortuosos procesos que implican la aplicación de las leyes mexicanas y con ello contribuir a las estadísticas de seguir ocultando este grave problema; b) formar parte de los escasos y dolorosos suicidios; o, c) tomar la vía de la defensa legítima de sus derechos.

Sabe que su lucha puede llevarle al despido, pero está dispuesto a librar la batalla hasta sus últimas consecuencias dentro del marco legal. Es una persona con dignidad y consecuente. Además, ahora conoce la existencia de instancias nacionales e internacionales, así como de instrumentos legales de los cuales puede hacer uso para enfrentar su problema y a sus acosadores laborales.

Su situación es nombrada de diferentes maneras: acoso laboral, moral o psicológico, hostigamiento laboral, psico-terror laboral u organizacional, linchamiento emocional en el trabajo y mobbing o bullying laboral.

El mobbing, mejor referido como acoso laboral, es una acción desarrollada por una o varias personas, de manera velada y clandestina, quienes de manera sistemática agreden y acorralan psicológicamente a otro trabajador sin importar el nivel jerárquico, con el fin de que la persona renuncie al trabajo.

Las causas de esta conducta patológica por parte de los acosadores son la envidia, el egoísmo, la frustración, la competencia, el temor al talento, el ejercicio enfermizo del poder, la avaricia y la lujuria, principalmente. También está la cultura del “aguantar” por parte del acosado; aparentemente “estamos acostumbrados a sufrir” o a ver este tipo de conductas como normales y naturales. Pero en la realidad llevan a la renuncia laboral en el 90 por ciento de los casos. Tres de cada diez mujeres están bajo acoso laboral, pero detalles estadísticos más finos sobre este tema son escasos.

El mobbing no es denunciado por el temor a represalias y por su naturaleza perversa dado que es invisible, clandestino, muchas veces difícil de acreditar por su carácter sicológico. Aún en las enfermedades que ocasiona, difícilmente el afectado le puede atribuir su origen.

Su somatización puede llevar a trastornos alimenticios y en el sueño, cefaleas, colitis, gastritis, hipertensión, fibromialgia, dolores musculares, incluso al suicidio.

Instituciones universitarias como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional han realizado contribuciones importantes a este fenómeno emergido en las sociedades complejas industriales, desde la perspectiva antropológica y la sicológica. En México, si bien la legislación al respecto no existe o no aborda el tema de manera directa, existen organizaciones como la Asociación Mexicana Contra el mobbing, a la cual se puede acudir para recibir orientación y disponer así de elementos para defenderse del degradante y costoso acoso laboral.

sinembargo.mx

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