SUICIDIO EN HOMBRES, EL DRAMA DE NO SABER PEDIR AYUDA

 

 

 

Publicado el: Mar 13, 2013

Fuente: Terra  CAMPUS MEXICO

 

 

Media hora después de hablar con su mejor amigo, Guy se quitó la vida. Ni su familia ni sus allegados lo vieron venir. Estaba sumido en una depresión profunda y no supo pedir ayuda.

Este es el caso de miles de hombres de todo el mundo. Estudios estadísticos indican que la tasa de suicidios de este género va en aumento, mientras que el de las mujeres ha disminuido.

Sólo en Reino Unido, en 2011 se registraron 12 suicidios diarios de hombres, la mayoría entre 45 y 55 años.

¿Qué está causando este fenómeno? “Muchos de los motivos son pérdidas de dinero, de trabajo, deudas y fracasos profesionales”, dice el psiquiatra Peter Byrne, del hospital de la Universidad de Newham.

Por su parte, Jane Powell, directora de la Campaña contra una vida miserable, explica que el actual clima económico mundial es el gran causante de que se hayan disparado los suicidios en hombres.

Hace un año Wilson Stephens intentó quitarse la vida. La presión de crear una empresa se sumó a una crisis de pareja y a un juicio que tuvo que enfrentar.

“Todo se estaba derrumbando, no lo podía superar y traté de suicidarme”, cuenta.

“Para los hombres es muy difícil decir ‘necesito ayuda’. Se supone que somos fuertes”.

En muy pocas oportunidades se crea un espacio en el que los hombres se sientan cómodos para hablar de sus problemas, de las presiones a las que se enfrentan. Esto los hace más vulnerables.

Con el fin de entender las razones que cada vez más lleva a los hombres a optar por el suicidio, la BBC reunió a varios expertos con dos hombres que intentaron quitarse la vida y familiares de quienes no supieron pedir ayuda.

“Es interesante como la mente te juega malas pasadas. Como pone las cosas de una manera que te pega fuerte… pero también es interesante los progresos que puedes llegar a alcanzar en un año”, comenta Stephens.

Para Powell, la historia de Simon es muy frecuente. “Creo que allá afuera hay miles de hombres que saben exactamente lo que siente”.

Qué habría pasado si…

“El perfil de los hombres que se suicidan es muy distinto al de los que vienen a pedir ayuda”, dice el psiquiatra Peter Byrne.

“Me temo que allá afuera hay una población de psiquiatras, que como yo, no llegamos a tratarlos. Sus familias sólo se enteran del problema después de que perdieron la vida”.

Hace seis años que Guy, el ex esposo de Caroline Carter se suicidó. “Muchas veces pienso cuan distinto sería si hubiera hablado con la familia, con los amigos… con alguien”.

Carter confiesa que nunca se le pasó por la cabeza pensar que Guy se quitaría la vida.

“Yo sé que estábamos separándonos y que se deprimió mucho, pero también siempre estaba cambiando de ánimo… Lo había mencionado y nunca creí que lo haría. Esto es algo de lo que me sentí culpable durante mucho tiempo”, agrega.

Guy dejó una hija, Lottie Barnard, quien tuvo que manejar la rabia que sintió al verse sin él. “Te da rabia que te haya dejado en esa situación”.

“Con el tiempo lo perdoné. Ahora entiendo por qué lo hizo, y acepto el hecho de que él no estaba bien”.

Carter habla de forma pausada. Asegura haber conseguido paz. Lograr entender los motivos del suicidio de su pareja le ayudó.

“Entiendo que (Guy) se encontraba en tal estado de desesperación, que esa fue su única forma de… honestamente pensó que estaríamos mejor sin él. Obviamente ese no es el caso, pero es en lo que verdaderamente creía. Sólo me da mucha tristeza de que no haya podido hablar conmigo o con alguien más”.

Una llamada

Kevin Shepherd escucha con atención a Caroline. La presencia de ella y su hija le afecta, porque él estuvo a punto de dejar sin padre a dos chicos.

“La verdad es que cuando uno está en ese estado no tienes habilidad para racionalizar. No tienes la habilidad de pensar racionalmente, de poner las cosas en perspectiva de forma que puedas pensar en cómo vas a superar la situación”.

Una llamada telefónica salvó a Shepherd del suicidio. Minutos antes de quitarse la vida reviso sus contactos en el teléfono y pensaba quién lo extrañaría y quién no.

En eso se encontró con el número de la organización británica Samaritans que ayuda a gente suicida y en situación desesperada. La noche anterior marcó el número, pero no se había atrevido a hablar.

“Todavía no sé qué fue lo que me hizo apretar el botón (la segunda vez), pero lo hice”, recuerda.

La historia de Shepherd es muy parecida a la contó Stephens con anterioridad; su relación se había terminado y lo despidieron del trabajo.

“Salí de la relación con las manos vacías, prácticamente sin techo… El panorama era muy feo porque de la noche a la mañana, con 40 años me vi empezando de cero otra vez”, agrega.

“En lo único que piensas es en terminar con la angustia y el dolor mental. No es físico, hubiese sido más fácil si hubiera sido físico porque lo puedes tratar. Pero cuando estás así, la angustia te nubla completamente y no puedes ver a través”.

Aislamiento

Simon Stephens intenta explicar por lo que pasó. Dice que la depresión es una enfermedad de aislamiento.

“Cuando te asilas, te desconectas, y creo que la forma en que llevamos nuestras vidas -y los hombres en particular- hace que nos desconectemos de los otros seres humanos”.

“Creo que quizás éste es el problema que no vemos y necesitamos ver”, agrega.

El psiquiatra Peter Byrne aclara que la depresión no hace distinción de clases sociales. No obstante, concede que la gente de bajos recursos tiene más tendencia quitarse la vida.

Por su parte, Stephens cree que el motivo por el que hay más suicidios en hombre se debe a que en la lucha por la igualdad de hombres y mujeres se ha cuidado mucho al sexo femenino “se han olvidado de lo que los hombres también tienen que pasar”.

“¿Con quién hablas?”, intercede Kevin Shepherd. “No vas a llorar al frente de tus amigos”.

“Si decides hablar cuando sales a tomar, temes que tus amigos te dejen de llamar porque no querrán lidiar con eso. Y no buscas ayuda profesional porque realmente no sabes qué es lo que te está pasando”.

La ayuda profesional es lo que ha ayudado a Simon Stephens, quien aclara que la conexión con el terapeuta es crítica para salir de la depresión.

La cuestión está en saber identificar los síntomas de depresión antes de que sea demasiado tarde para pedir ayuda.

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