MUJERES, MADRES DE LA IGLESIA CATÓLICA: ASI SEA…
Por Leticia Puente Beresford
Nueva York (8 de marzo de 2013).- Sin duda alguna, ‘las mujeres son estadísticamente las que menos abusan sexualmente de infantes y ellas pueden ayudar a abrir la singular y auto protectora hermandad de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, agregándole también la eliminación del requerimiento del celibato, con la posibilidad de casarse y procrear.
Coincidir con esta posición no es nada nuevo. Lo interesante es que en este momento se hace todavía más urgente y visible la apertura de la clase religiosa y de la feligresía ante estos temas. Así opina también Margaret Talbot, en un artículo publicado en The New Yorker, el 11 de marzo pasado, con motivo de la conmemoración el Día Internacional de las Mujeres.
Es obvio que ninguna de las iglesias está exenta de pecadores y pecadoras, como tampoco lo están de esos individuos que abusan de las almas inocentes bajo el escudo protector de Dios.
Por eso es urgente que la Iglesia católica cuente con las mujeres líderes en su cúpula para retomar el buen camino, pues para nadie es un secreto el hecho de que ante los abusos y el ocultamiento, los feligreses cambien de denominación e incluso dejen de creer en Dios, haciendo uso de su libertad para escoger un credo, una doctrina o ninguno.
Margaret Talbot agrega al final de su artículo que nadie parece realmente creer que el cónclave vaya a elegir a un Papa que se proponga remover a líderes como Mahony, acusado de tolerar la pederastia, o de aceptar la ordenación de mujeres o que permita a los sacerdotes casarse. Sin embargo, mucha gente en el mundo, especialmente los ignorados, maltratados o excluidos por la iglesia gozarían y se acercarían más a la iglesia si alguien hace eso.
Mahony, para recordar, dirigía la Arquidiócesis de Los Ángeles cuando en 2007 se dieron a conocer 12 mil páginas que revelaron los cargos criminales contra sacerdotes acusados de abuso sexual infantil, incluso contra niños inmigrantes sin documentos.
Documentos sobre esta atrocidad cometida en el seno de la iglesia sobran y aunque el Papa Benedicto XVI pidió perdón, una vergonzosa humillación, la verdad es que estos crímenes de pederastia se encubrieron. De ello sabían los sacerdotes, como revelan las cartas entre cardenales, cuya existencia y contenido fue finalmente expuesto en Penn State y en la BBC.
Así pues, qué beneplácito habría entre los feligreses, incluida quien esto escribe, que en el futuro próximo las mujeres dentro de la iglesia católica pasaran de “hermanas” o cuando mucho “madres superioras” a ser parte del sacerdocio, hoy reservado a los hombres. Qué bien sería para todos que ellas fueran verdaderas Madres de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Así sea…
(Articulo/Comentario publiclador por el The New Yorker sección The Talk of Town, pagina 17)
Comentarios
Publicar un comentario