POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

PicoAtlewaya

Anécdotas en el distrito y Sierra de Orizaba

Dra. Zaida Alicia Lladó Castillo

En mis giras de reconocimiento de estructuras políticas, entre 1993 y 1997, si era la primera ocasión que lo hacía, procuraba leer un poco de los antecedentes para entender lo que identificaba a los poblados culturalmente. Eso me daba muchos indicadores de lo que eran sus habitantes. En el caso de Orizaba y los municipios colindantes, leía que era una de las regiones veracruzanas, más ricas en historia. Por su posición geográfica, desde sus primeros pobladores, fue el camino obligado de la costa hasta la capital mexicana, pues los viajeros pasaban por esta zona, se seguían hacia la sierra de Zongolica y bajaban al valle de Tehuacán, Puebla, para continuar por la planicie hasta la ciudad de México.

De verdad esta región es hermosa, tiene un clima mayitariamente frío por su altitud de 1236 metros sobre el nivel del mar y está rodeada de montañas, destacando entre ellas el volcán Pico de Orizaba.

La historia que nos describen los libros y platican sus cronistas, registra, que el nombre original del Valle de Orizaba fue Ahuilizapan, compuesta por varias poblaciones que fueron: Maquila, Tlilapan, Ostotipac (actualmente Nogales), Izhuatlán, Texmalaca y probablemente Orizaba se originó en Izhuatlán. Sus primeros pobladores, se dice que fueron Toltecas. Sin embargo, durante la invasión española esta región fue atractiva, para éstos que buscaban riqueza y se asentaron ahí con sus tropas. Es en 1525 que cambia de nombre, para llamarse la región, Oricahua y es en ese siglo en que empieza la llegada de los misioneros que la refundaron, pero alrededor de los monasterios e iglesias, por eso la antigüedad de algunas de éstas desde ese siglo. En el XVI, la población de Orizaba se constituía en mayor proporción por indios, seguido por mulatos y mestizos. Los criollos y españoles utilizaban a éstos para sus cultivos de haba, maíz, frijol, frutas, hortalizas, trigo, así como también ajonjolí y principalmente tabaco y caña de azúcar, etc.

Es por eso que, de ahí viene que Orizaba sea una región muy productiva y emprendedora, pero también en avances políticos. A través del tiempo ha sufrido rebeliones independentistas, revolucionarias, laborales, etc. Fue cabecera de uno de los cuatro departamentos que integraban el Estado de Veracruz, en 1825. En 1860, en Orizaba se publicaron las leyes reformistas por el nuevo jefe político, Joaquín Caballero. Cuando la batalla del 5 de mayo, parte de las tropas francesas que huyeron de Puebla, se refugiaron en Orizaba, en espera de refuerzos, de ahí la presencia de apellidos de ascendencia francesa. Durante el segundo imperio, Orizaba recibió a Maximiliano y a la emperatriz Carlota y durante la cuarta República, Orizaba es declarada capital del estado de Veracruz, en 1878, siendo gobernador Mier y Terán. En 1915, Orizaba es sede de los poderes de los gobiernos Federal y Estatal siendo Presidente de la República el Gral. Venustiano Carranza y Gobernador el Gral. Cándido Aguilar.

Además por su característica de ser un lugar de comercios y fábricas, la clase obrera ha destacado por sus afanes libertarios. La historia registra varios movimientos obreros: la huelga de Río Blanco en 1907, la fábrica de Cocolapan en 1912, la de los Hilanderos en 1924, entre otras. Pero así como se han dado resistencias obreras, también se han llegado a establecer acuerdos laborales importantes con repercusión nacional y por ello, a través del tiempo, esta zona es ocupada por diversas fábricas y comercios, e instituciones educativas de todos los niveles, que hasta la fecha , son responsables del movimiento económico y cultural de la región. Igualmente la ciudad, ha sufrido los embates de la naturaleza y sus habitantes recuerdan con dolor, los temblores de alta magnitud, como el de 1923 y el más intenso que se haya registrado, el de 1973, que destruyó muchos edificios de la ciudad y de la región, dando un total de muertos entre: Ciudad Serdán, Puebla y la Región de Orizaba de 470 y 964 heridos, riesgo que se tiene siempre, toda vez que está situada en una zona altamente sísmica.

Y si hago todo este preámbulo, es porque, todo ello era parte del abono al conocimiento que necesitaba para reconocer la importancia de esas regiones y el valor de sus habitantes.

Durante mis visitas a esta región, por mi inclinación de ser admiradora de las sierras, montañas y volcanes, incluía entre las preferidas las de Orizaba. Sus cordilleras son de menor elevación que la de Zongolica. Pero igualmente hermosas. Pero sí me dolían los contrastes y lo tengo que decir sin reserva, porque por un lado existía un fuerte movimiento económico en las zonas urbanas y por otra, mucha miseria y abandono en especial, en las regiones campesinas e indígenas de las zonas semi-elevadas o muy altas desde Córdoba, hasta los puntos más escondidos de la sierra de Zongolica.

Sin embargo, los pueblos y comunidades toman vida propia por sus usos y costumbres. Éstos son buenos y hospitalarios, cuando llega alguien que sienten, que no los quiere dañar. Por lo que siempre tuve el privilegio de ser bien recibida cuando subía hacia Acultzingo, Maltrata, Aquila;  o a Santa Ana de Atzacan o pasando al municipio de Ixhuatlancillo, para continuar a Mariano Escobedo y finalmente llegar a La Perla.

Y ahí en La Perla, es donde les puedo contar una de las anécdotas más simpáticas que me sucedieran.

Fuimos hasta el municipio de La Perla, para realizar la elección y reconocimiento de la nueva dirigente de las mujeres del CIM, Angélica Blanco Murillo y a tomar la protesta a las demás dirigentes de esa parte de la sierra de Orizaba: Martha Viderique de Rafael Delgado y Guadalupe González Hernández de Mariano Escobedo. El evento fue en la galera que se encuentra en la parte más alta del pueblo y donde calle abajo se observa su parque e iglesia.

El evento finalmente salía espléndido, las mujeres se ponían de acuerdo para reconocer a sus nuevas líderes y a las que no les tocaba quedar en la dirigencia municipal, pues siguiendo la costumbre de mi gestión, les reconocía como organización independiente adherida al CIM; les ponía en el momento un nombre, por ejemplo: “mujeres unidas por La Perla”, y les tomaba también la protesta junto a sus dirigentes municipales.  De esta manera, se respetaban entre ellas sus liderazgos y, todas quedaban incluidas, conformes y dispuestas a participar;  ello,  a mí también me dejaba muy satisfecha, porque en lugar de verlas divididas las dejaba unidas y comprometidas para el trabajo.

Y en esa ocasión, ya para irme, las mujeres muy agradecidas me entregaron un arreglo floral.  Pero no era cualquier arreglo. Éste traía como base, un sesto redondo de un metro de diámetro y en su contenido, decenas de las más bellas flores de todos los colores, tamaños y tipos de la región. Y lo más valioso era, que había sido elaborado por los floricultores del municipio de Mariano Escobedo, que son famosos por su cultivo y comercialización de la flor, a nivel local, nacional e internacional.

Al ver, tanta belleza, créanme que sentí que no la merecía. Y menos pensar, que de llevármelo, seguramente las flores se marchitarían por que la gira de Orizaba, aun duraría varios días.

Luego entonces, siendo cuidadosa de no ofenderlas o hacerles sentir un desaire, les dije: “Muchas gracias compañeras, las acepto pero reconozco que no me las puedo llevar pero, que les parece, que me acepten la invitación de acompañarme a la iglesia y se las depositemos a su patrón o patrona”. Y todas se alegraron por la idea y entonces, sin haberlo planeado, hicimos una marcha de más de 300 mujeres,  dirigiéndonos cuesta abajo hacia la Iglesia y con el ramo adelante cargado por dos varones.

Cuando íbamos entrando al templo, nos percatamos que se estaba celebrando una boda y cuando el sacerdote vio llegar tal multitud de mujeres, hizo una pausa y dijo en el micrófono: “Jesús mío, ¿no me digan que estos son los invitados que faltaban?”…y la verdad, me cayó en gracia el comentario y sobre todo,  la cara del padre de la novia (o del novio) que se paró de su asiento y nos empezó a contar: una, dos, tres…diez, veinte, cincuenta, etc. Y entonces yo le dije al sacerdote: “le ofrezco una disculpa por la interrupción, estamos de paso y sólo venimos a dejar este presente” y me contestó: “que alivio, pasen y no interrumpan más”.

Colocamos el ramo y nos salimos y…cuando estábamos en el atrio, no pudimos contener la risa….Pero, lo mejor fue, cuando salió el papá del novio (o novia) y nos gritó: “seguro que ya se salieron todas, ¡no me vaya usted a dejar a las gorronas, porque en el pueblo abundan y la comida no va a alcanzar!”.

Créanme que, todas no paramos de carcajearnos, nos despedimos y seguimos comentando los detalles hasta llegar a Orizaba.

En Orizaba, las elecciones de dirigencia femenil eran muy aguerridas. A las mujeres de la pluviosilla les ha apasionado siempre la política. Pero yo les decía que la tomaran con calma pues: “la política era de emoción y pasión, pero nunca de obsesión. Porque las mujeres que en política se obsesionan por conseguir algo o,  se prostituyen o se enferman o se quedan solas porque, fuera de hacer “grilla”, no saben hacer nada y como no cultivaron conocimiento ni afecto, pues se quedan sin amigos, sin marido, sin hijos, etc.”

Siempre conté con excelentes dirigentes en la región, pero les abríamos los espacios para que todas participaran, entre las dirigencias municipales estaban: en la cabecera, Josefina Herrera, Santa Ana de Atzacan con Joaquina Agapito, Cd. Mendoza con María Elena Poceros, Huiloapan, con Guadalupe Atzompan, Ixhuatlancillo, con Lora González de Jesús, Nogales, Ofelia Castillo, Rio Blanco con Margarita Altamirano, Acultzingo con Obdulia Mejía Gines, Maltrata con María Isabel Conde y Aquila, con Guadalupe Salazar Celestino. El caso de Mariano Escobedo, Rafael Delgado y La perla ya han sido mencionadas antes.

También organicé  y reconocí organizaciones independientes, tales como: Damas Revolucionarias Orizabeñas con Dora Alicia Martínez, Solidaridad de la Mujer Orizabeña, con Margarita Flores Vivanco y un Consejo Consultivo quedando al frente, una valiosa líder natural: Teresa Carrera. Además, fue en Orizaba en donde instalé el primer fideicomiso del CIM-Orizaba que encabezó Elvia Ruiz Cesáreo (hoy secretaria técnica del consejo político estatal del PRI) que apenas se iniciaba en estas lides. Los fideicomisos fue un proyecto que yo implementé en el Estado y llevaban el propósito de que las mujeres del CIM de mejor posibilidad económica, pudieran organizar eventos sociales que generaran recursos económicos y con ello comprar cosas que necesitaban las mujeres más necesitadas de su distrito. Así los fideicomisos, manejados por ellas, permitieron entregar sillas de rueda, máquinas de coser para los centros de capacitación, despensas, etc., para las militantes del CIM.

Orizaba y sus alrededores, es una región extraordinaria de hombres, pero principalmente de mujeres de lucha y de compromiso. Muy devotas de la religión católica, cosa que yo respeté siempre y que desde luego jamás tuve la intención de usar ese tema para ganarme su simpatía y apoyo (como así lo dio a entender en algún momento una de mis detractoras políticas). No lo necesité jamás, porque fui cuidadosa, pero sobre todo justa con ellas y siempre me lo agradecieron con su afecto, hasta la fecha. Por eso muchas cosas que nos sucedieron, están ligadas a las iglesias y sus santos.

Y a colación, recuerdo también, que regresando de la sierra colindante al Volcán, al pasar por el municipio de Aquila, nos dijo una mujer morena (indígena) que estaba al pie de la carretera, algo que nos sorprendió: “ya sabemos que usted visitó la iglesia de la Perla y la de Los Reyes, y nosotros  queremos invitarla a ver a nuestra virgen milagrosa de Aquila” y no me resistí. Nos fuimos a verla. Y lo que me llamó la atención y de verdad me enterneció, fue observar que se trataba de una virgen negra (que son pocas en el país). ¿Y cómo llego con ustedes? pregunté y, me dijeron: cuando en las sierras se refugiaron los negros que trabajaron en las haciendas de Córdova, que al sublevarse fueron perseguidos escondiéndose en esas alturas, se quedaron a vivir en ellas y tomaron como oficio la fabricación de objetos de madera, entre ellos los santos. Otros nos decían, que esa virgen había bajado por las crecientes y escurrimientos del volcán y se había resbalado hasta sus arroyos, llegando sola.

Ya casi para irme, muy amablemente la mujer me obsequió una pequeña imagen de esa virgen. No era una fotografía, sino un dibujo de la misma, que era la manera que en el siglo XVIII y XIX difundían a sus santos. Me dijo: esta imagen, muy antigua, se la obsequio y la debe conservar para que no le vaya nunca mal y no le falte nada…además agregaba…para que esté protegida de los enemigos. Desde luego agradecí el gesto, más por el hecho de guardar respeto a su fe y la acepté con gusto.

Desde entonces la conservo y no me puedo quejar, tengo cosas muy valiosas, mejores que el dinero y el poder y con eso me doy cuenta que, ella ha hecho muy bien su chamba.

Gracias y hasta la próxima.

Comentarios

Entradas populares