ENTREVISTA CON JAVIER VICENCIO
Mapas del amor
y la terapia de pareja
Por Héctor Medina Varalta
Las relaciones amorosas han sido abordadas a lo largo de los años desde diferentes ángulos por disciplinas tan diversas como la literatura, la poesía, la historia, el cine, la canción popular, la psicología, el psicoanálisis, la terapia de pareja y el imaginario colectivo. En años más recientes, han aparecido, como una inquietud de la época, una cantidad de manuales de autoayuda que intentan promocionar informaciones simples con la intención, por lo menos en apariencia, de que sean de alguna utilidad para enfrentar los problemas que en la pareja actual son frecuentes; el éxito de estas publicaciones, en lo que la oferta y la demanda es quizá uno de los síntomas más evidentes de la modernidad, en la que como sujetos, nos vemos constantemente cuestionados con respecto a los valores, usos y costumbres de la práctica de la vida cotidiana.
Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Javier Vicencio, autor de Mapas del Amor, nació en Chile pero tiene nacionalidad mexicana. El escritor y terapeuta menciona que su obra actualiza sobre los distintos modelos de terapia que existen en distintas partes del mundo y que son más exitosos. Por otro lado, hace un resumen con respecto a qué es el amor, qué es la pareja y, por último, presenta un modelo de terapia de pareja en el cual a estado trabajando en la construcción del mismo a lo largo de su experiencia como terapeuta familiar y de pareja, que le a permitido tanto en función de enseñar como de trabajar como terapeuta, la posibilidad de seguir viendo, como tener un modelo que sea lo suficientemente coherente y útil para trabajar con parejas. “Hay un libro titulado ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis”, escrito por uno de los investigadores más importantes de la pareja, que luego de estar observando parejas que dialogan, incluso pareja que no han hecho alguna relación matrimonial, por ejemplo, él descubre en cinco o diez minutos de la conversación si una pareja va a ser exitosa o no, y cuando no lo son, es porque es la misma interacción de la pareja, descubriendo lo que él llama ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Es decir, críticas negativas a la persona que lo está haciendo, sarcasmo, distanciamiento e indiferencia, tipo muro de hielo. Lo interesante, es que este investigador logró darse cuenta de cómo se manifiesta precozmente como para poder pronosticar, si esa pareja iba a tener un desenlace feliz o una ruptura.”
Infidelidad
“Yo creo que los amores, aunque nos gustaría que nos duraran toda la vida, por lo general, no es así. Quizá el querer a una persona puede ser algo que dure toda la vida, pero el enamorarse de su pareja no es algo que dure toda la vida, sino que dura varios años. De acuerdo las estadísticas de los franceses, que me parecen más interesantes que las americanas, los primeros incluyen la dimensión erótica, la dimensión del deseo y de la sexualidad. Los franceses dicen que los amores no duran más de diez años. Yo les creo, de tal forma que planteo que sería muy útil para todas las parejas que revisen su contrato amoroso cada diez años, no necesariamente con la intención de terminar con la relación, pero sí para preguntarse hasta que punto están enamorados uno del otro y hasta que punto no, porque puede ser de que después de diez años el amor se haya agotado y tengan que esperar unos años hasta que renueve, sin que obligatoriamente se separen. Es decir, creo que una cosa es estar enamorado y otra cosa es hacer una pareja.
Este libro (Mapas del amor y la terapia de pareja) está dirigido a los profesionales de la salud mental, pero cuidando el estilo para que sea lo suficientemente accesible para que también lo pueda leer cualquier persona integrante de una pareja que está pasando por dificultades.
Los hombres son más infieles que las mujeres
Si uno está viviendo realmente una historia de amor que protagoniza (la pareja) como tal, la infidelidad es muy difícil, uno no puede estar enamorado de dos o tres personas al mismo tiempo, lo cual no implica necesariamente, que uno no pueda tener en algún momento una experiencia de amantes o una experiencia de atracción sexual, aunque son mucho más frecuentes que suceda cuando uno no está muy contento y enamorado de la relación en la que está. El que los hombres sean más infieles que las mujeres es una cosa de género. Es decir, es mucho más permitido que un hombre sea infiel, en cambio una mujer que es infiel es censurada claramente en forma social y mucho más por la pareja. No conozco hombres en mi práctica terapéutica que acepten la infidelidad de su esposa, por el contrario, sí conozco que alrededor del 15 al 20 por ciento y hasta más, que las mujeres aceptan la infidelidad de su marido. Eso hace que la permisidad con respecto a la infidelidad sea mayor con respecto a los hombres en relación con las mujeres. Afortunadamente, eso está cambiando, considero que con el tiempo, la infidelidad de los hombres y de las mujeres va a ser 50 y 50 por ciento”.
¿Enriquece en algunas ocasiones la infidelidad al matrimonio?
Vicencio considera que no es la mejor forma necesariamente, pero sin duda que hay parejas que se mantienen unidas gracias al equilibrio que una relación de amantes le produce, por ejemplo, hay parejas que se mantienen en relación y hasta se quieren y no desean terminar con la relación, un poco en que la relación se equilibra con la posibilidad de una infidelidad. Por otra parte, hay relaciones de infidelidad que mejora la relación amorosa, incluso sexual dentro de una pareja. Creo que esas dos cosas son de tomar en cuenta como para pensar que la infidelidad no es necesariamente una cosa que tendría que verse con malos ojos, sino como una cosa que ocurre y que puede tener distintos desenlaces. Por otra parte, la experiencia de una separación para la pareja, es muchas veces equivalente al dolor que se siente cuando uno está enfrentando un proceso de muerte o etapa de duelo, es decir, la separación y el que una pareja se rompa y se fracture, es algo de lo más doloroso que nos toca vivir, hay que estar preparado en parte para eso, si es que se puede, porque en realidad es una experiencia que con el tiempo se ha visto que ocurre, como se a dicho, en el 50 por ciento de las parejas. Es decir, es muy frecuente que uno esté expuesto a la posibilidad de una ruptura. Ahora, una cosa es la ruptura de la pareja y el dolor que produce en la pareja, y otra cosa, es el efecto que tiene para los hijos de la pareja; en ese sentido, hay edades en los hijos, en las cuales el efecto es mayor. Por ejemplo, si el divorcio ocurre cuando los hijos tienen 2 años probablemente no les afecte tanto, como cuando tienen entre 12 y 13 años, cuando su universo afectivo gira alrededor de los padres como pareja. Hay que tener en consideración que es un proceso que va a tomar más tiempo quizás, como para que no deje daños muy difíciles de reparar en los hijos.
Hamlet y Ofelia
Elegir a la literatura como punto de partida me parece un recurso válido y pertinente, en la medida que ha sido la que, en la mayor o menor medida, acompaña el despertar de los efectos amorosos en la historia de cualquier sujeto. Mencionar a Hamlet y Ofelia, personajes de Shakespeare como introducción en este libro tiene que ver con que tenemos en general la idea, de que el amor como lo conocemos, es algo que ha existido a lo largo de la historia del hombre y no es así; el amor romántico, el que caracteriza la relación de pareja actual tuvo sus inicios en los trovadores, éstos eran los que propiciaban una relación de infidelidad como parte de su invitación poética o de canto. Uno podría pensar que ese amor cantado por los trovadores, obviamente no iba a tener mucho éxito, por lo menos en esa época (siglo XV o XVI). Recién tuvo éxito como historia de amor predominante, hace 100 o 200 años, es decir, el que una pareja se case por amor y que eso sea el eje de la elección, es una invención más o menos reciente. En ese sentido, recurrir a Tristán e Isolda a Hamlet y Ofelia como figuras de la literatura que marcan el conocimiento del amor romántico, tienen esa intención, es decir, dar cuenta de que ese tipo de amor como lo conocemos ahora, que a perdurado y que a permitido que Tristán e Isolda, Hamlet y Ofelia sean lecturas contemporáneas, tiene que ver conque desde ahí empezó a gestarse la idea del amor romántico, que es la que predomina actualmente, pero es una invención reciente.
El cejo de género
No es muy frecuente que una pareja enamorada, que se define básicamente como unos enamorados que están ciegos y no quieren ver más que su felicidad, acudan a una terapia de pareja, sin embargo, es conveniente sin duda que una pareja que empieza y que se pregunta que si el amor es todo lo que va a permitir ser una pareja, o si en realidad son compatibles para serlo, consulten en función de esa duda y entonces tengan un poco más de idea de qué tendrían que hacer en el caso de que sea una pareja que vaya a ir al fracaso, para que esto no suceda, o incluso se planteen la posibilidad de no seguir más adelante. Todavía no es tan frecuente, pero cada vez empieza a ser más usual dentro de las consultas de los terapeutas de pareja, que parejas jóvenes consulten a un terapeuta en el periodo en el que están considerando la posibilidad de comprometerse y llegar más adelante, especialmente cuando han tenido conflictos que no han podido resolver. Sin embargo, la pareja que más consulta, es aquella que se enfrenta a problemas que amenazan con la separación y, por lo tanto, por la crisis. Esta dificultad puede ser provocada porque están dudando si continuar la relación o no, hasta por una infidelidad o por algún episodio de violencia. En realidad, durante la mitad de la vida de la pareja, cuando hay conflicto, lo que el terapeuta intenta es tratar de educar al otro para que uno no lo pase tan mal con el otro. En el periodo en el que uno trata de educar a su pareja para que se porte mejor y no sea tan infeliz, es cuando habitualmente se recurre a una terapia de pareja. En realidad, con respecto a la terapia y acudir a una terapia, hay un cejo de género. El cejo de género tiene que ver. Éste tiene que ver con que habitualmente, la mujer se siente responsable de cuidar la relación, y de alguna forma si la relación está fallando, se culpabilizan un poco de que no la hayan cuidado lo suficiente, eso por un lado. Por otro lado, los hombres tenemos la idea de que los problemas, cualquiera que estos sean, tendríamos que tener la fuerza y la voluntad para resolverlos, y que no nos gusta pensar en que somos impotentes o incompetentes para resolverlos. Y por lo tanto, es mucho más frecuente que una mujer que tiene igual que ese hombre los mismos conflictos y dolores dentro de la relación de pareja, piense que vale la pena consultar a un terapeuta. Los hombres, en general se resisten porque entienden o creen que acudir con un terapeuta es una muestra de debilidad o incapacidad para resolver sus problemas.
Javier Vicencio es Director General de Crisol, Centro de Postgrado en Terapia Familiar en México. Es profesor de postgrado en Terapia Familiar de varias universidades del país y ha participado como invitado en congresos nacionales e internacionales. Se especializó en psiquiatría y psicoterapia en Londres y desde su llegada a México en 1979 (pionero dentro de la terapia familiar en México) se ha dedicado a la docencia e investigación en terapia familiar y de pareja. Es autor de múltiples artículos y capítulos de libros sobre terapia familiar, de pareja y de investigación psicosocial.
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