PREMIO NACIONAL VALLADOLID A LAS LETRAS A ROSA MARGARITA IBARRA RODRÍGUEZ

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Por Héctor Medina Varalta

Con el libro El guapísimo insoportable y sus amigotes celestes, Rosa Margarita Ibarra ganó el Premio Nacional Valladolid a las Letras, en 2005 y, desde el momento de recibir tan preciado galardón, fue un parteaguas en su carrera literaria porque Ediciones Horson de México y el Sistema Valladolid, quienes promueven esta convocatoria, se empezaron a interesar por el trabajo de nuestra entrevistada. A Manuel Enciso y al maestro Figueroa les agradó mucho su texto y la invitaron a continuar escribiendo para tan importante editorial. Poco después, Ibarra escribe Cuentos de la cobija azul y bebidas dulces, que ya había sido publicada por la Secretaría de Jalisco; más adelante escribe La tía dos flores que es uno de sus cuentos preferidos, ya que como tiene ambos nombres de flores, la escritora tenía que ser dos flores. Este libro, es una recopilación de 20 cuentos, que han sido utilizados en el ciclo escolar como cuentos de lectura para niños de primaria. “Es una enorme satisfacción, ya que mis cuentos y el Sistema Valladolid me han llevado a viajar por varios lugares de la república, y me he encontrado con la satisfacción, de que al presentarme en las escuelas con los niños, de repente al escuchar mi nombre, ellos me identifican, de inmediato.

Conviviendo en el maravilloso mundo de los niños

La escritora comenta que cuando llega a una escuela se presenta con los niños, luego les dice que les gusta mucho escribir cuentos, escucharlos, narrarlos y producirlos en la radio. Al descubrir que ella es la autora, a los niños les brillan sus ojitos, se levantan de sus asientos y quieren tocarme, pero lo más satisfactorio, es que, algunas veces, le cuentan sus propios cuentos, y eso es una cosa que no se puede comprar con nada.

“Hace aproximadamente 14 años-añade-me encontré en el tren ligero (metro) con un amigo que también escribe cuento infantil. Recuerdo muy bien que ambos teníamos una cara de cansancio terrible y coincidió que alguno de los dos dijo que no había comido, el otro dijo: ‘yo tampoco.’ “Tengo muy presente las palabras que me dijo esa persona: ‘Algún día, Rosa Margarita, veremos impreso nuestro trabajo, entonces vamos a sentirnos orgullosos y vamos a recordar este momento y este viaje en el tren ligero donde ningunos de los dos habíamos comido, pero que teníamos la cabeza llena de sueños e ilusiones y con el entusiasmo de tocar puertas.’

Amante de su profesión

Rosa Margarita se siente doblemente afortunada porque ha conocido mucha gente que no está conforme con su trabajo, ya que va con una cara de disgusto en el tren y, por otra parte, como escritora puede vivir las vidas que quiera: un albañil, un chico de 12 años, una novia enamorada, una señora triste, una señora alegre, ya que esta profesión, uno puede vivir a través de sus narraciones la vida que se quiera.

“Le agradezco profundamente a mi esposo y a mis hijos quienes me apoyan en todo esto, ya que salgo muy temprano y regreso muy tarde por la noche, ya que a veces se puede pensar que descuido la vida familiar, pero si me ven contenta, realizada, dedicándome a lo que me gusta, además, si soy feliz también puedo dar felicidad. Ellos saben que esto es mi vida, saben que de esta manera soy muy feliz, y lo entienden perfectamente. También les agradezco a mis padres y a mis hermanos, quienes son los primeros en alegrase profundamente cuando me publican un libro o me escuchan en la radio.”

Viajando con las alas de la imaginación

La escritora mencionó algo muy importante, que todo niño y niña deben saber: los que estamos comprometidos con la literatura, nos encanta viajar a todo el mundo, a los lugares que no son palpables, incluso, al universo entero; y más aún, saber que quien lee un libro viaja. Leyendo, pues, es la manera de abordar un vehículo y transportarse al mundo que uno prefiera. En Ediciones Horson, Rosa Margarita a escrito Historias para adolescentes, es su más reciente libro, donde ya dio ese pequeño brinquito, de lo infantil a la etapa difícil de la adolescencia.

“Me tocó la magnífica suerte de estar trabajando en un colegio como prefecta de secundaria y de que este libro se haya publicado, justamente, en el momento de que tengo un trato con los jovencitos, y me estoy retroalimentando para escribir un nuevo libro que tentativamente va a llamarse De la A ha la Z, en la que voy a contar historias ficticias y algunas verdaderas de las experiencias personales de los jovencitos. Aparte tengo la fortuna de que este libro va a ser elegido para el taller de lectura de los chavos.”

La escritora trabaja en uno de los colegios del Sistema Valladolid, unidad Tlaquepaque. “El trabajo de prefecta a pesar de que es muy lindo, muy gratificante y, en algunas ocasiones, ingrato, me ha gustado mucho, pero ahora voy a brincarme al área de la biblioteca gracias a los directivos del colegio, donde voy me voy a sentir como pez en el agua: rodeada de libros y de conocimientos, sobre todo, trasmitiéndoselo a los jóvenes, y queriendo inculcar en ellos el amor por la lectura.”

Ibarra estuvo desde el primer día en la Feria Internacional del Libro (FIL), viviendo este evento desde el otro lado: desde el Stan, desde el montaje, desde el envío y recibo de los libros, desde cómo los acomodaron, es vivirla de otra manera, ya que la FIL es magia, del lugar y del punto en que se vea, de todos modos es espectacular y muy gratificante.

Inspiración sin musa

“En mis inicios, en el taller del maestro Artemio González, empecé a escribir una novela que me gustaba mucho, al parecer tenía muy buena aceptación entre mis amigos, hasta que un día, no se porque razón lleve un cuento infantil, y ese día supe que ese era mi camino: el género infantil. Dejé la novela, ahí la tengo, no está terminada y tengo otra que está en proceso de espera, no obstante, espero retomarlas algún día porque me gusta mucho la narrativa, pero a la vez, se me hacen muchas líneas y soy tan desesperada que a veces quiero terminar un libro muy rápido.”

Rosa Margarita sugiere a las personas que desean dedicarse de lleno a las letras y enriquecerse, están mal, porque hasta los grandes escritores, en sus inicios, han batallado, pero si verdaderamente tienen el amor por escribir y de que los lean, es magnífico; eso es lo que me ha dado el Sistema Valladolid, porque mis libros han sido, en su momento, textos de lectura escolar en todo el país. Esto quiere decir, que la tarea que dejan en Guadalajara, también la dejan en Chiapas, sin embargo, no puedo negar, que algunas veces las ideas parecen que se niegan a dejar de salir, como si la musa se negase a salir un ratito. A propósito, escribí un cuento acerca de la musa en la que la protagonista la busca y no la encuentra, hasta que un día regresa y le platica que estuvo con otro escritor de ojos rasgados y piel muy pálida-en Japón-, pero a su regreso retoman las historias que algún día podrán ser escuchadas por los niños.”

Leer es el arte de aprender

Según Rosa Margarita, la carrera de escritor además de ser muy espiritual, es un alimento para el espíritu, además, es una satisfacción hermosamente increíble. “Se habla-puntualiza-mucho del libro electrónico, que va a suplir al libro de papel. Tal vez si pueda desaparecer por la tecnología que avanza a pasos agigantados, pero considero, que el plano, frío e impersonal monitor de una computadora pueda dar la misma sensación de tener un libro en las manos, hojearlo y hasta olerlo y de tenerlo a la mano en el bolsillo, en el bolso de mano, portafolio o maletín, siempre dispuesto a transmitir, su sabiduría y los conocimientos que pueda contener cualquier libro.”

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