LA PARCELA

 

Por Víctor Manuel Estupiñán Munguía*

“Hoy contiene mi cuerpo avidez de parcela”.

Germinal; Flor Alba Uribe

La parcela es una milpa, un pequeño trozo de tierra que el hombre se esfuerza en sembrar. A veces con un esfuerzo sobrehumano para hacerla producir, sobre todo en el pasado, donde no existían posibilidades tecnológicas ni insumos, debido a que se trataba de unidades de producción familiar tradicional o, porque no era negocio, entre otros.

Después de la familia, la parcela era la que dictaba y construía el sentido de vida de las familias tradicionales. De allí el gran significado que esta representaba, de ella salían los alimentos, las esperanzas; allí se dejaban los años y la vida entre los surcos y las estrellas, entre la yunta (la cual muchas veces era tirada por el mismo padre o cualquier otro miembro familiar), y las picaduras de serpientes, entre las noches de los crudos inviernos donde se tenía que regar para aprovechar el paso del agua, ya que sólo “la soltaban” a determinados días.

Parcela que si estaba próxima a la rivera, podía llegar el río embravecido y llevarse los sembradíos con la famosa “la corriente”  o, también llevarse los postes y alambre de “púas”. Arrastrando las posibles satisfacciones alimenticias de las familias en desgracia.

Sin embargo, la parcela era un reflejo de la vida con todos sus problemas. De allí que nuestra vida es metafóricamente una parcela, puesto que a veces nos llueve a tiempo y, otras, vienen grandes corrientes y se lleva lo sembrado o, por falta de agua se marchita.

Ahora bien, he aquí un poema que le ofrendo a la parcela en sentido amplio:

LA PARCELA

No quiero premios ni papiros,

sólo trozo cielo despejado,

donde poder volar,

cometa loca de libertad,

con plumas vibrantes

de águila real;

no quiero premios ni papiros,

sólo montes y,

una que otra nube

donde poder recargar,

oraciones y miradas

cargadas de esperanzas;

no quiero premios ni papiros,

sólo montañas alrededor,

santuarios de dioses,

dónde reposar sueños

sin pies ni bastón;

no quiero vocación

ni oficio de terrateniente,

tampoco desgracia de

político desalmado,

sólo una parcela

frente al río,

con labios de tierra fértil,

morada álamos llorones,

sauces despeinados,

nidos de colibríes,

trenzas aire fresco;

sólo una parcela madre y,

también buena hermana,

donde sembrar entreverado,

surcos de maíz dorado,

espigados con buenas

estrellas;

elotes criados con agua que canta,

río trasparente;

una parcela donde

cosechar entreverado,

abrazos de lunas llenas

con rondas de estrellas,

luciérnagas diamantadas,

ópera, teatro manifiesto,

grillos ambulantes;

una parcela donde

cosechar entreverado,

cantos de palomas a dueto,

tríos, cuartetos y quintetos,

reconocidos gorriones de

alrededores;

una parcela dónde cosechar

suspiros temporales,

melones y sandías,

temblores de viejos recuerdos

de carne y hueso;

una parcela para

cosechar entreverado,

versos primaverales,

poemas en invierno,

novelas en verano,

cuentos y ensayos otoñales;

todos flores de

amores restaurados,

olores encarrilados llenos de fe,

tocando puertas

de corazones enamorados;

una parcela para

cosechar entreverado,

frijol y calabazas,

con ristras de risas

niños felices;

cosecharé frutos jugosos,

brillos de juegos sin terminar;

una parcela frente al río

para cosechar entreverado,

perfumes de albas

recién levantadas,

últimos bostezos de

jóvenes horizontes,

madrugadoramente

despertados;

no quiero premios ni papiros,

sólo una parcela con piel morena

para  cosechar entreverado,

recuerdos crujientes,

flores de temporada y,

pétalos de corazón

olvidado,

sólo una parcela

con tibios surcos,

de piel morena…

* Víctor M. Estupiñán Munguía: Pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- 

Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora- “Por la paz del mundo”           victor-79@live.com.mx

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