“DON CHALE”, UN CUENTO QUE NO ES CUENTO…¡MEJOR TE LO CUENTO!

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Por Víctor Manuel Estupiñán Munguía*

“La vejez es, por así decir, el santuario de los males: todos encuentran refugio en ella.”

Antífonas.

-Esta narración, con todo respeto se lo dedico a mi amigo Alfonso Landavazos-

Aquella tarde de miércoles hacía mucho calor, el termómetro se había encaramado arriba de los 45 grados y, el cielo estaba nublado con una resolana que anunciaba lluvia de un momento a otro.

En el gran patio de aquella casona de pueblo, las 6 de la tarde se había pintado de una sola pieza que transpiraba el crudo verano en un semidesierto como pocos existen en el mundo.

En Sonora ese día, no sonaba ni el aire puesto que se había desviado, así lo confirmaban los pobres árboles que ya tenían años sin beber agua del cielo y, ni las hojas se atrevían a mover con tanta depresión sufrida.

La verdad es que costaba mucho trabajo respirar y tener resuello. Poder tragar un poco de saliva, era como tragar un bocado de gloria y masticar chicle de menta al mismo tiempo.

En el suelo de aquel patio en llamas, que más bien parecía un comal pegado a la lumbre, se veía un hoyo y alrededor de él miles de hormigas haciendo lo que mejor saben hacer: acarrear rápidamente comida antes de que se soltara la llovizna. Su ritmo anunciaba que sí iba a llover esa tarde y, lo bueno, es que no se veía por ahí cerca la cigarra para que las distrajera con sus cantos y su ejemplo hedonista.

Pero en esa ocasión no estaban solas, las acompañaba “Don chale”. Así le decían todos  a don Carlos de cariño en el barrio, danzaba con movimientos torpes y  con su gorra de gachupín, sin calcetines en sus guarache; pero eso sí, martillo en mano mataba con gran pasión aquellos pequeños insectos que no sabían cómo responder al ataque de aquel gigante que les había declarado la guerra, acero en mano, aunque viejo a sus 86 años y, reumas a cuestas.

Una voz voló y pudo llegar hasta sus oídos preguntándole: ¿Qué está haciendo don Chale, con este calor infernal?   A lo que contestó con ojos vidriosos, girando su cansado cuerpo y cayéndole el sudor por la frente y la barbilla: estoy matando hormigas -

La pregunta lógica fue a parar a sus taponeados oídos retacados de décadas de vida y años de palabras y gritos:

¿Pero por qué con un martillo “Don Chale”… habiendo fumigante o agua con abundante jabón… es mucho  más fácil no cree?

Contestando:

Es que estoy muy viejo para utilizar veneno o jabón con agua…

-Insistiéndole inmediatamente _

-Pero si no se necesita esfuerzo alguno para utilizarlos-  “Don Chale”_…además sería rapidísimo acabar con ellas…

Es que no puedo matarlas rápido hijo… ¿Qué acaso no ves que soy un anciano?

¡Déjame seguirlo haciendo a mi manera por lo que más quieras hijo…!

¿No comprendes que así es como me entretengo hijo...?

* Víctor M. Estupiñán Munguía: Pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- 

Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora- “Por la paz del mundo”           victor-79@live.com.mx

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