MI PUEBLO NO ESTÁ EN LA COLINA

                       

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Por Víctor M. Estupiñán Munguía*

“Este pueblo no cambia. Aquí están la luna entre las torres, la conversación de los grillos y la tensa guadaña que año a año nos quita a las gentes cercanas”.    Hugo Gutierrez Vega

Uno es en gran parte la narración mágica de lo que son sus padres, familia, amigos, recuerdos, incluyendo lo que posee nuestro pueblo, la tierra que sigue palpitando con corazón y vida propia, aire, nuestra casa, la luna, el sol, estrellas, flores, aves; porque todo se articula maravillosamente en un perfecto mural llamada vida y, cuyo pintor artísticamente es Uno y eterno.

Ya lo decía acertadamente Milán Kundera de que: “La vida es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórico, el modo de pensar y de vivir”.

Es lo que nos da fundamentos y sentidos  profundos, son nuestros “lazos primarios”, pero también es generalmente con lo que construimos nuestra prosa poética, las letras y palabras que uno va zurciendo como prenda sagrada desde dentro del Ser. Constituyendo así, nuestro alfabeto sacro, nuestras runas emotivas.

Prosa poética, poesía, es decir, “creación”, que en esta ocasión con humilde aguja imantada de gratitud  al pueblo, a la micrometría, “pequeña madre”, “pequeña materia”, expongo como ofrenda vinculadora. Una demanda del alma que me gritaba desde hace años como niño a sus padres.

Tarea reconfortante y mágica que va uniendo trozos de sentimientos, recuerdos y emociones con hilos de reconocimiento y  ternura. Hilos tomados del corazón con colores de júbilo, reencuentros con aquellos ayeres que conformaban una armonía campirana, pero también cósmica.

Permitiéndonos con tan noble “prenda” transmutarlo a nuestros genes, a nuestras neuronas y de allí, con pase directo a la sangre de las letras, a las plaquetas de los versos e ideas y, al plasma de las  imágenes danzantes.

Los pensamientos poéticos no dejan de ser un viaje al centro del planeta sentimental, al sistema solar en la que uno no deja de girar profundamente como hidrógeno eterno.

Esta narración como mi pueblo, es sostenida de una mano de la Madre Tierra y, de la otra, del Padre Cielo:

“MI PUEBLO NO ESTÁ EN LA COLINA”

Mi pueblo no está en la colina,

está sobrepuesto en un

tibio valle,

confirmado noche a noche,

con sereno de estrellas,

bautizado con luz plateada,

ópera orquestada por grillos y

luciérnagas enfiestadas.

Mi pueblo no está en la colina,

es un valle de jade,

parcela que Dios escogió,

sembrando noches

de pudores testitas de estrellas,

madrugadas llegando

tranquilas,

dejándose conducir

con batuta de susurros,

cantos, bailes de gorriones,

tórtolas, cenzontles y,

bostezos de niños

con miradas de madre.

Mi pueblo no está en la colina,

en el cielo de mi pueblo,

el desafío es leal,

estrellas jugando a ver

cual brilla más,

cuál es la más fugas,

dilapando misterios luminosos,

llenando de magia,

romanticismo, el manto

y aire de mi pueblo;

mi pueblo cada mañana

refleja su cara en el cristal

de cada gota de rocío;

al sol le enseñó el camino,

a mi pueblo, colores

de acuarela para vestir,

de gala o de fachas,

es su parcela y su vivir.

Mi pueblo no está en la colina,

ni tiene aire de señorío,

tiene aire de ceibas,

sonrisas de rosas, 

ojos de jazmines y

mosquetas,

olores juguetones

de álamos y sauces,

mezquites y palosfierros,

llegando desde lejos

como cansados peregrinos,

perfumes danzantes

de gente buena y,

de pan bendito,

mezcla de recuerdos,

guardados, alcanforados,

espíritus arrastrando

cadenas de nostalgias,

escapadas de baúles,

roperos de madera de ayeres,

bisagras rechinando

latidos del pasados.

Mi pueblo no está en la colina,

ni tiene abolengo,

sólo magia acumulada

de años y centenares,

en pechos de palomas,

chicharras y cenzontles,

ancianos y niños,

acumulados sueños

de primaveras,

hojas apoltronadas

de nostálgicos otoños,

veranos con horizontes

y piel ardiente,

atardeceres lluviosos,

arcoíris sobre cerros,

risas de juegos recorriendo

calles y callejones y,

ese olor exquisito

de cara limpia de mi tierra

recién lavada,

¡esta es mi tierra y mi cielo!

Mi pueblo no está en la colina,

tiene memoria de

amores sacros y

también prohibidos,

inviernos apalabrados

con sabor a café y chocolate,

ecos de familias y

esperanzas guardadas.

Mi pueblo no está en la colina

ni tiene olor a lavanda o

perfume caro,

sólo cuerpo madrugador

con entusiasmo jilguero,

chimeneas con señales de humo,

orgullosamente a pan casero,

empanadas, tortillas, champurro,

y atoles de maíz.

Mi pueblo no está en la colina,

ni tiene catedral con mármol italiano

y oro de pecado,

sólo adobes y en sus paredes,

buenos murales,

imágenes con arrepentimientos reales

y oraciones fehacientes,

pueblo con plaza, kiosco,

cuatro astas de palmeras

sostenidas incansablemente

por vigías de dioses griegos,

reciben a paisanos y extraños

esta geografía de pasión,

tiempo de andariego y,

presente benevolente.

Mi pueblo siempre perfumado

a tamales de elote o carne,

machaca con chile verde,

menudo, caldo de queso,

chorizo, frijoles, carne asada,

chilaquiles, tortillas sobaqueras y

salsas; ponteduros,

cubiertos, jamoncillos y obleas.

En el corazón de mi pueblo

se escuchan el canto

de las flores,

el baile de los árboles ,

los ecos de su memoria y,

en su palpitar,

el destino de los recuerdos,

amasados con sales de 

desamores y,

dulzura de amores…

Mi pueblo no está en la colina,

sino a la derecha y

a la izquierda de Dios,

mi pueblo es hijo predilecto del amor

y del universo,

mi pueblo no está en la colina,

está en el valle de mi corazón.

* Víctor M. Estupiñán Munguía: Pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.- 

Miembro de S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora- “Por la paz del mundo”           victor-79@live.com.mx

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