DEFENSA DE LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD

 

Enviado por el ciudadano VICENTE FOX QUESADA

Julio 05, 2012
DEMOCRACIA Y LIBERTAD

“Que en una democracia se expresen diferencias sobre la estrategia a seguir,
no es mezquindad ni complicidad con los malos, sino una expresión de un
disenso genuino y legítimo de partidos y grupos que ven salidas distintas”
-Denise Maerker

El 12 de diciembre de 1794 fray Servando Teresa de Mier habló frente a todos los poderes de la Nueva España: el virrey, el arzobispo, el cabildo. Muchos colegas suyos hubieran querido estar ese día como oradores principales en la ceremonia cívica y religiosa más importante del año. Pero él hizo algo inaudito: defendió sus ideas, que contradecían los dogmas dominantes en la época. Aunque los teólogos de la Inquisición determinaron que no hubo blasfemia ni herejía, sufrió persecución, destierro y cárcel.
Fray Servando es uno de los primeros grandes héroes de la libertad de expresión en nuestro territorio, pues no le importaron ni las facciones ni los intereses creados ni las expectativas del gran público ni las posibles represalias de los poderes formales y fácticos de la época: primero estaban sus ideas, y él las defendió porque consideraba que eran adecuadas para el bien común.
Hoy aunque importa saber si aquellas ideas eran correctas o no, sobretodo valientes; lo que más nos importa es que fray Servando antepuso la libertad de expresión por encima de su integridad personal y de su oportunidad para congraciarse con los poderosos de aquel entonces.
Cuando fui presidente de la República me guié, como Fray Servando Teresa de Mier, por el principio de que la democracia florece en la libertad de expresión y de que la libertad de expresión florece en la democracia. Muchas voces me pedían que censurara a aquellos que se iban contra mi persona en la televisión, en el radio, en la prensa. “Están dañando la investidura presidencial”, se me decía. Pero yo siempre consideré y sigo considerando que cada individuo tiene derecho a manifestarse con ayuda de los dones y los talentos que posee.
Yo defiendo la libertad de expresar mis ideas como uno de los bienes más preciados no sólo para mí, sino para todas y todos mis compatriotas. Estoy seguro de que un legado de mi gobierno es el ensanchamiento de las libertades en un marco general de crecimiento económico, como lo recuerda el martes 26 de junio el periódico Reporte Índigo (con base en datos deINEGI, Banco de México y Coneval), el cual señala para el sexenio 2000-2006 un descenso neto y notable en el número de mexicanos pobres y un descenso en el porcentaje que del Producto Interno Bruto (pib) se destinó a pago de la deuda externa; estos tres factores (libertades crecientes, disminución del número de mexicanos pobres y manejo responsable de los grandes indicadores económicos) se conjugaron en un esfuerzo de muchos mexicanos para que el país caminara por el rumbo del respeto absoluto a los derechos humanos, del apoyo a los más necesitados y del mejoramiento de la macroeconomía en beneficio de la microeconomía. Para mí, éstos fueron factores decisivos en una conducción de Estado y no en una conducción de partido o de facción.
Los partidos políticos son organizaciones sumamente importantes para la democracia, pero hay momentos en que cada uno de nosotros debe situarse por encima de ellos precisamente porque los partidos son partes, son parcialidades, mientras que la realidad es completa y compleja.
Hay momentos en que se hace muy evidente que por encima de los partidos están las personas, están los individuos, pues -además de todo- la democracia nació para los individuos y sólo después vinieron los partidos como organizaciones que ayudaban a sumar sinergias, ideales, intereses, pero que no tenían ni tienen derecho a convertirse en los únicos caminos para llegar a la democracia y al servicio público.
La democracia es de los individuos, de las personas con nombre y apellido, y los individuos deciden en un momento dado si se suman a un partido y si llegan a disentir en aspectos específicos y coyunturales, aunque sigan respetando sus principios fundacionales. Y si se suman a un partido, no deben perder su derecho a la libertad de expresar sus ideas. La disciplina partidista es importante, sí, pero cualquier persona estará de acuerdo conmigo en que, puestas en la balanza, la libertad de expresión es y ha sido a lo largo de la historia mucho más trascendente que la disciplina partidista.
Como presidente de la República pensé que un mandatario debía reunir pasiones muy fuertes, como el amor por México, la democracia y el respeto a los demás.
La libertad de expresión es una de las libertades más importantes hoy porque la democracia fluye con mucha fuerza por medio de las voces, las opiniones, los debates, los foros, las manifestaciones, los análisis, los diálogos, los lemas.
Mis opiniones públicas buscan aportar granos de arena al fortalecimiento de la democracia mexicana y a la defensa del mayor de los bienes y de los pilares de ella: las personas.
Se equivocan quienes afirman que la democracia es estar en contra de todo y de todos, democracia es unidad y es anteponer el bien común al bienestar personal, es brindarle a la colectividad el poder de decidir libremente, sin señalamientos y sin venganzas.

Ciudadano Vicente Fox Quesada

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