TAUROFÓBICOS VS.TAUROFÍLICOS

Por Víctor Estupiñan Munguía / Dossier Politico

“Un país, una civilización se puede juzgar por la forma en que trata a sus animales”.

Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.

Este fin de semana se va a realizar un evento de tauromaquia en Hermosillo, por lo que he decidido esta pequeña reflexión, independientemente que en el libro llamado “Los Sonorenses y su identidad cultural” (1999), lo expuse en el capítulo “LA TAURODEMONOLOGÍA Y EL CULTO A LA SANGRE”.

Ahora bien, el culto bestial es característico de la historia antigua de todos los pueblos del mundo. En Egipto, el culto animal era consagrado al buey Apis; en Asia, el “Bonnocon”, que era con cabeza de toro y cuerpo de caballo; en Grecia, el “Minotauro” , producto del amor desenfrenado de Pasifae, reina de Creta; en Roma, encontramos el mitracismo que era la religión y se sacrificaban toros en honor del dios Mitra (sol).

El circo romano contempló la lucha de hombres contra animales, como leones, cocodrilos, osos y toros entre más.

Las “taurias” o “taurio”, eran los juegos de la antigua Roma en que luchaban gladiadores contra animales.

Sin embargo, con Constantino I, y la institucionalización del cristianismo (312), el toro que había sido tratado como dios o semidios, pasa a ser satanizado, es decir, entra dentro de la “cultura taurodemonológica”, en otras palabras, se configura en objeto de estudio de la taurodemonología.

Sin embargo, hoy encontramos un espectáculo, es decir, un nuevo Circo Romano que además de ser mercantil, también lleva “entretenimiento” (masificación), como proceso de envilecimiento con sangre y violencia a más no poder.

El “enseñoramiento” del que habla la Biblia en Génesis, se ha torcido para reconvertirse en “envilecimiento” contra los animales. Ya el filósofo había sentenciado que: “El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales”. Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán.

Así, vemos que del Circo Romano, modernamente se ha suprimido el pan y, en cambio, el vino, se ha transustancializado a cerveza, pues Sonora es el primer consumidor de ella a nivel nacional.

De allí tanto alcoholismo y sus consecuencias atómicas, como son enfermedades, cirrosis, violencia de todo tipo y, accidentes de tránsito.

Si en las piñatas se le “enseña” al niño a socializar la violencia, apaleando al conejito, puerco, caballo, etc., ahora ya puede “gozar” de un verdadero baño de sangre, como espectáculo “familiar”. En esto consiste la “pedagogía de la violencia”.

A los sonorenses generalmente no nos gustan estos nuevos Circos Romanos, como los hermanos del centro y alrededores, puesto que los sacrificios humanos de los aztecas, en Aridoamérica no se encuentran tan profundamente arraigados como reminiscencias del subconsciente histórico o memoria colectiva.

Por lo que las “fiestas bravas”, es un sustituto de aquellos sacrificios que no paraban ni de día ni de noche, pues tenían que comer del propio sacrificio u ofrenda de los dioses.

Una cosa es que en Sonora se coma tanta carne carnero y, otra, es el envilecimiento sado masoquista.

Por último, una cita del más grande filósofo de su siglo:

“Creo que los animales ven en el hombre un ser igual a ellos que ha perdido de forma extraordinariamente peligrosa el sano intelecto animal, es decir, que ven en él al animal irracional, al animal que ríe, al animal que llora, al animal infeliz”. Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán.

* Víctor M. Estupiñán Munguía: Pensador por distracción Cósmica, contador de estrellas por insomnio creativo, pintor de sueños por terapia humanista, especialista en transgredir las reglas ortográficas de la Real Academia Española, con neurosis cultural debido a que no puedo crear poemas que lleguen al corazón, víctima de la libertad, democracia y ecocidio del capitalismo bárbaro, pero con licencia de la Madre Naturaleza para cortar flores y olerlas.-  Miembro de  S.I.P.E.A. (Sociedad Internacional de Poetas, Escritores y Artistas)- Sonora- “Por la paz del mundo”, tel. 6621-74-64-99   victor-79@live.com.mx.