NOSOTROS, LOS CIUDADANOS, SOMOS PARTE (IMPORTANTE) DE LA SOLUCION

Alberto Nuñez Esteva

(Publicado en Brújula Ciudadana)

Inicia un año que promete emociones de todo tipo, pero concentrémonos en el proceso electoral y sus consecuencias.

¿Por qué teniendo tanto como país hemos logrado tan poco? Estamos entre los trece países más poderosos en lo económico; tenemos más de tres mil kilómetros de frontera al norte con los Estados Unidos y más de mil con Centroamérica; once mil kilómetros de litorales que nos llevan a cualquier parte del mundo, 76 puertos marítimos y 85 aeropuertos, riqueza cultural y turística verdaderamente envidiable, tratados comerciales con los principales países del mundo, petróleo, cobre y plata, mercado interno de 112 millones de personas, edad promedio de 27 años, estabilidad económica, gente capaz y hospitalaria, buenos empresarios y trabajadores, tequila, aguacate, papaya, sandía, música, arte, y muchas cosas más…, sin embargo, ¿Cuántas personas ganan menos de tres salarios mínimos?

Al PRI lo acusa su pasado, al PAN su presente y al PRD su futuro.

¿Es éste el nuevo PRI? ¿El mismo donde aparece (o aparecía, pero que debe seguir apareciendo para rendir cuentas) Humberto Moreira, junto con su hermano, con Montiel, Salinas, Elba Esther, el Niño Verde y muchos otros representantes de los viejos tiempos? ¿Qué ha pasado con los ex-gobernadores con cuentas pendientes en Oaxaca y Puebla, por mencionar algunos? Peña Nieto, su candidato a la presidencia, tropieza con gran facilidad y las redes sociales están listas para atraparlo. ¿Conservará la ventaja que tiene ahora sobre sus adversarios? ¿Soportará los duelos verbales en los debates sin contar con el teleprompter o su tableta electrónica? Otros, como fue el caso de López Obrador, perdieron la ventaja por errores cometidos por el propio candidato. Madrazo pasará a la historia como un gran y escandaloso fracaso.

El PAN cumplirá doce años en el poder y nos ha quedado a deber mucho, pero mucho, a los mexicanos que, ilusos, creíamos que llegaría una democracia que cambiaría aquello de lo que nos horrorizábamos: la impunidad, la corrupción, la incapacidad para generar empleos dignos a través del crecimiento de la economía, el desastre de nuestro sistema educativo, la pobreza en la que sobrevive la mitad de la población, la espantosa desigualdad que padecemos y nos amenaza, la partidocracia que no deja sus pleitos internos y externos y le impiden realizar las reformas urgentes que requiere el país. Reconozcamos, eso sí, la estabilidad económica de la que hemos disfrutado, quedando en el pasado las traumáticas devaluaciones que destrozaron nuestra economía, la última al iniciarse el régimen del Presidente Zedillo quien heredó un país maltrecho de manos de su antecesor. Pero un monstruo generado en el pasado y agigantado ahora nos amenaza en todo momento: el crimen organizado y su secuela de violencia, riqueza mal habida y salvajismo inaudito ¿Podrá Josefina, llegado el caso, calmar las aguas broncas y conducir el país a buen puerto?

¿La mujer votará por la mujer? ¿El hombre votará por una mujer siguiendo el ejemplo de Chile, Argentina, Brasil, y Costa Rica, por referirnos sólo a los países latinoamericanos? Sobrepasará Josefina el lastre de la mediocridad que hemos padecido los últimos once años? ¿Y el machismo que todavía marca a nuestra cultura? (supongo al momento de escribir este artículo, por mayoría de razón, que Josefina será la candidata del PAN)

El PRD dice representar a la izquierda ¿Cuál izquierda? ¿Qué programa de gobierno nos ha presentado este partido que se caracteriza por sus tribus en permanente pleito y la falta de una ideología sólida que debiera influir en la marcha del país? Su comportamiento al iniciar este régimen, tratando de impedir en la Cámara de Diputados la toma de protesta del Presidente Electo y el que hubiesen partido la ciudad en dos al apoderarse del Paseo de la Reforma, son hechos vergonzosos que permanecen en el anecdotario. ¿Estamos frente a un nuevo y renovado López Obrador? ¿Ya no es el belicoso del 2006 que lo mismo insultaba al Presidente Fox que mandaba al diablo a las instituciones e insultaba también al sector empresarial? No aceptó su derrota y su lucha en contra de las instituciones causaron un severo daño al país y al propio López Obrador ¡Que diferente si él hubiese tenido una actitud digna, como la que tuvo Lula en el Brasil cuando perdió las elecciones para ganarlas después. ¿Logrará este candidato –que ha venido trabajando por su causa los últimos años con gran tenacidad- convencer a quienes lo critican y piensan que es un lobo con piel de oveja, que ahora predica en forma casi religiosa la paz, el amor y la conciliación entre todos los mexicanos, y que se corre al centro-izquierda? Lo cierto es que el verdadero López Obrador se daría a conocer, en el caso de que resultase ganador de la contienda, cuando le colocasen sobre el pecho la banda presidencial; antes sólo queda el discurso, un discurso que no es congruente con su comportamiento anterior. Al PRD, pues, le acusa su futuro, un futuro incierto que atemoriza a muchos, mientras entusiasma a otros.

Los políticos, sí, los políticos que hemos padecido –aunque existen honrosas excepciones- no han estado a la altura de las circunstancias y son la causa principal de nuestro escaso desarrollo. Una partidocracia que pelea por el poder y se olvida de la ciudadanía (excepto en época de elecciones), un Congreso incapaz de sacar adelante las reformas que tanto necesitamos, un Ejecutivo que controla instituciones las cuales – la mayor parte- dejan mucho que desear respecto a su capacidad y honestidad, un sistema judicial que avergüenza por su comportamiento. Quien tenga dudas sobre esto puede consultar la información que respecto a México publica el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés).

Los partidos, tal como están, no representan fielmente la pluralidad de la sociedad mexicana. La clase política, en su conjunto, no puede por sí sola resolver los agudos problemas del país.

Es un caldo de cultivo que apesta a mediocridad, así vivimos pero es insoportable continuar viviendo así. Los ciudadanos no podemos seguir siendo súbditos de los poderosos y jugar el papel de víctimas que sólo contemplan, critican y no actúan. Pericles, aquel extraordinario estadista que vivió en la vieja y sabia Grecia, decía que los ciudadanos que no actúan son unos inútiles, y yo concuerdo con él. Si los ciudadanos no cambiamos nuestra actitud y salimos de nuestra apatía, estaremos en riesgo de perder nuestro país. Llegó el momento de actuar, independientemente de quien triunfe en las próximas elecciones y gobierne durante el período que marca nuestra Constitución. Debemos recordar, a quien tome el poder, sea quien sea, la esencia del artículo 39 de nuestra Carta Máxima, que en su espíritu señala que el poder reside en el pueblo y debe gobernarse en beneficio de éste, quien es quien designa a sus mandatarios y representantes. Estos últimos, pues, siguiendo el pensamiento de Aristóteles, deben mandar obedeciendo, sí, obedeciendo lo que el pueblo ordena (o debe ordenar).

Concretemos nuestras ideas y vayamos a la propuesta: México es un trasatlántico demasiado pesado, hay que aligerarlo de carga y llevarlo del timón con mano firme y no a la deriva, su rumbo se basa en el aprovechamiento inteligente y audaz de su enorme potencial. Lo primero que necesitamos, entonces, es definir con claridad y con visión de Estado el rumbo que debe seguir nuestro país. Y esto, que debiera ser el trabajo de los políticos, ahora puede y debe hacerlo la sociedad, lo que ya está sucediendo. El ejercicio público de México a Debate, promovido por Sociedad en Movimiento, recogió alrededor de 3500 propuestas ciudadanas a través de la página www.mexicoadebate.org.mx y elaboró un documento que propone una visión de país. Otras organizaciones, incluyendo la UNAM, el ITAM y el IMEF, y muchas otras relacionadas con el Estado de Derecho, han hecho propuestas valiosísimas. Y no se diga aquello relacionado con la educación, en donde Mexicanos Primero y la Coalición Ciudadana por la Educación, entre otras, han dado una lucha ejemplar para mejorar la educación de manera radical y tienen propuestas puntuales para lograrlo. La sociedad está despierta y actuando, la sociedad se encuentra, cada vez más, en movimiento.

Pero también los políticos ven la necesidad de llegar a acuerdos que recobren la gobernabilidad perdida. Manlio Fabio Beltrones ha publicado reiteradamente sus propuestas –muy valiosas por cierto- pugnando porque lleguemos a un acuerdo nacional. Otros políticos con visión harán lo mismo.

Sociedad en Movimiento y el Colegio de Ciencias Políticas de la Ibero convocarán en breve a un gran número de organizaciones de la sociedad civil a que participemos, todos juntos, en un diálogo-debate a través de los medios virtuales con los candidatos a la Presidencia y obtengamos, como producto final, una rica propuesta que, alimentada por las existentes y las nuevas, defina el México que queremos. Sí, escúchese bien, nuestros mandatarios y representantes tienen la obligación de mandar obedeciendo. Negociar inteligentemente con las fuerzas políticas el contenido de un Acuerdo Nacional, sería un paso hacia adelante extraordinario a través del cual tanto los tripulantes como los pasajeros del gran barco que es México, conoceremos y exigiremos llegar a buen puerto en los plazos establecidos de mutuo acuerdo. El compromiso, que quede claro, es de la tripulación. Pero los pasajeros estamos obligados a hacer la parte que nos corresponde -y que no es poca-, como vigilar el comportamiento de quien tiene el timón a su cargo para evitar que desvíe el rumbo y presionar para que lleguemos a tiempo a buen puerto. El internet y las redes sociales son poderosas armas que ahora tiene la sociedad y que esperamos que no solo las respete el IFE sino que aliente su uso, pues es la participación ciudadana responsable, y será haciendo uso de la libertad de expresión, lo que dará sentido y verdadero contenido a la contienda electoral. Los millones de spots en radio y televisión con los que nos amenazan no son sino un insulto a la inteligencia ciudadana.

Y todo esto, sin prisa pero sin pausa, puede y debe bajarse a nivel estatal y municipal, tal como lo está poniendo en práctica la sociedad michoacana a través de un ejercicio ejemplar que es público. Tomará tiempo sin duda, varios años, pero precisamente por eso hay que empezar cuanto antes.

Las épocas de crisis, como la actual, son épocas de oportunidades. Tomemos el toro por los cuernos, unámonos en lo esencial por encima de partidos políticos, ideologías de izquierda o derecha y religiones, y a través del camino de la Paz, démosle rumbo a nuestro barco, algo que alguien pudiera pensar que es imposible, que es una utopía, pero que nosotros decimos ¿Por qué no?

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